El pasado 10 de julio mi compañero columnista en este periódico, Arnulfo R. Gómez, publicó un artículo sobre el General Joaquín Amaro, al que hice un comentario y él tuvo la gentileza de contestarlo con un nuevo escrito, publicado el 17 de julio. Sin tratar de establecer una polémica al respecto, voy a plantear una vía alternativa para observar y comentar la participación de los militares en la Revolución Mexicana para, como él hace, intentar llevarlo a nuestra actualidad.
Desde luego que los estudios históricos son muy valiosos, indispensables para conocer la Revolución, pero siendo este periodo de nuestra historia tan complejo así como manipuladas sus fuentes, un auxiliar muy útil puede encontrarse en el estudio de la narrativa que sobre el tema se ha escrito muy ampliamente, el análisis de las obras nos puede dar una imagen global del periodo que incluye el entorno, con todos sus problemas, pero, sobre todo, la revisión y quizá el análisis de los personajes. Contrastando a los diferentes autores podernos tener otra visión. En ocasiones la ficción supera a la realidad.
La narrativa sobre la Revolución Mexicana es muy amplia, tiene obras extraordinarias, otras no tanto, y su lectura puede resultar apasionante. Se puede ir leyendo al azar, de manera desordenada, pero existen muchos expertos que pueden ser una guía para leer con algún orden que pudiera resultar más productivo.
Una obra extraordinaria es la Guía de narradores de la Revolución Mexicana, realizada por Max Aub. Esta obra breve puede resultar muy útil para orientar la lectura y demuestra la gran capacidad de Aub, así como el enorme interés que tuvo en el país que lo acogió como exilado de la Guerra Civil Española. Este autor llegó a México en 1939 y para 1969 ya había escrito esta obra con la que evidencia, además de lo ya referido, su gran capacidad de lectura, su maestría para escribir y su diversidad de intereses.
Por otro lado, hay una antología excelente, publicada por Aguilar en 1960, que contiene las obras más destacadas, reunidas por Antonio Castro Leal, quien, además, en la introducción hace un estudio concienzudo de autores y un análisis de la época muy enriquecedor; los resúmenes de las obras son propios de un gran conocedor.
Estas dos obras, de características diferentes, coinciden en sus recomendaciones, excepto en que Castro Leal incluye a José Vasconcelos y su Ulises criollo, mientras que Aub dice que Vasconcelos no escribe sobre la Revolución Mexicana, sino que sólo escribe sobre sí mismo, un punto de vista en que, quizá, habría que estar de acuerdo.
Por cierto, en una de sus primeras obras, Enrique Krauze incluye a Antonio Castro Leal, además de entre los Siete Sabios, los fundadores del Ateneo, entre los que él llama Los Caudillos Culturales de la Revolución Mexicana, un grupo de muy destacadas personalidades intelectuales que se movieron en diferentes ámbitos de la lucha, en distintos bandos y con consecuencias muy diversas.
Decíamos que la obra de ficción sobre la Revolución Mexicana es muy extensa, pero me propongo sólo mencionar algunas que considero las más destacadas, en las que quizá se reúnen algunos conceptos básicos sobre lo acontecido en nuestra revolución, que tuvo fecha de inicio, pero de la que no se puede establecer la fecha de culminación. Aub, en su magnífico ensayo, destaca que una de las características de la Revolución, al contrario de otras iniciadas o sucedidas en la primera parte del siglo XX, es que no tiene muchos fundamentos ideológicos, que se inicia con un fin preciso, acabar con la dictadura de Porfirio Díaz, con muy pocos ideólogos alrededor como los Flores Magón y, quizá, Abraham González, quien, por cierto, en una época fue protector de Francisco Villa, pero las ideologías pasaron a un segundo plano rápidamente una vez que Madero triunfó con su movimiento inicial. Muchas pueden ser las causas, pero no hay que despreciar que Francisco I. Madero perdió lo que hoy llamaríamos su bono democrático, primero, por aceptar a León de la Barra como una especie de presidente interino. León de la Barra era el prototipo del grupo de poder creado en el porfiriato, compitió para ser vicepresidente en las elecciones que llevaron a Madero a la presidencia, pero fue derrotado por Pino Suárez. Durante el gobierno maderista el presidente tuvo varios errores de cálculo político, quizá lo más notable fue no desarmar al ejército que había derrotado y poner al frente de él a Victoriano Huerta quien, después de un golpe de Estado, lo asesinó. Una vez muerto Madero, la Revolución se transformó en una guerra de intenciones personales. Un jefe de fuerzas armadas contra otro, uno asesinado por otro, con pocas motivaciones ideológicas o, cuando menos, con poca visión de mediano y largo plazo. La Convención de Aguascalientes, que fue un esfuerzo conciliador, no consiguió cambiar esto, al terminar todos siguieron los caminos que sus derroteros personales les iban marcando.
Quizá la obra que mejor retrata estas situaciones personales sea La Sombra del caudillo de Martín Luis Guzmán, un texto que retrata la lucha del poder en un momento del obregonismo y en la que se narran magistralmente las batallas personales. Creo que los personajes son amalgamas de muchos perfiles, quizá alguno como Luis N. Morones, iniciador del sindicalismo mexicano, sí este nítidamente retratado; Aub menciona que Guzmán aclara a quiénes pertenecen los personajes, sin comentar la fuente, comenta que el General Aguirre, el personaje central, es una mezcla entre el General De la Huerta y el General Serrano, pero el encanto, el carisma y el liderazgo que tiene Aguirre en la novela y que lo lleva a ser admirado, temido, amado y odiado por mujeres y hombres, conduciéndolo a la muerte, no se ve en los Generales De la Huerta y Serrano. Atribuye personalidad a otros actores, pero Axcaná no tiene representación real, no puede tenerla porque es el símbolo de la Revolución, trampa, traición, arribismo, aunque también entrega por objetivos personales y por sus amigos.
Historia parecida, pero sin muerte del personaje central, es la que se vive en Mi General de Gregorio López y Fuentes, un general que llega a la cumbre de la lucha revolucionaria a través de ardides diferentes, consigue altos cargos pero se equivoca en la elección de candidato, probablemente en la misma situación de la Sombra del caudillo y, aunque no se deshacen de él, regresa a la miseria de la que había logrado salir.
El resplandor de Mauricio Magdaleno es una novela magnífica. Magdaleno fue un intelectual de amplia tesitura, además de escritor, cineasta y funcionario público de alto nivel. En la obra se retrata el ascenso del habitante de una población que, una vez llegado al poder, somete y mata a los campesinos que lo habían ayudado en la lucha armada, todo en búsqueda de sus intereses personales.
Francisco L. Urquizo es otro general de la Revolución, fiel a Carranza, que se exilia cuando éste es asesinado en Tlaxcalantongo, pero, finalmente, se reintegra al ejército y tiene una larga carrera hasta llegar a ser General de División. Sus obras Tropa vieja, Fui Soldado de levita de esos de caballería y Viva Madero, retratan muy bien, con una visión intimista, lo sucedido, especialmente en las primeras etapas de la Revolución.
Desde luego que Mariano Azuela es el mayor escritor de la Revolución Mexicana, el más destacado y su obra la más lograda, especialmente en el relato de la lucha armada que consigue retratos que si no fueran tan crueles, serían exquisitos. Su formación era la de médico.
No quiero terminar sin dejar de recomendarles una obra de Luis Spota, La pequeña edad, una visión intimista de la Decena trágica, que refleja el sufrimiento de la población civil durante el golpe dado por Victoriano Huerta.
Muchas son las novelas que se pueden comentar, lo más recomendable es irlas leyendo como nos aconsejan Castro Leal y Aub, para darnos cuenta de cómo fueron aconteciendo las cosas.
Pero, quizá, lo que sucedió es que fue una guerra sin cuartel, sin más objetivos que los personales, en la que se rompieron muchos platos, muchas vajillas, guiada por caudillos. Al final, para reconstruir lo que se fue rompiendo no quedaron los mejores, algunos pensamos que los buenos fueron abatidos durante la batalla, otros, en cambio, aducen que sí llegaron al final y algunos piensan que eran tan pocos que no significaron mucho. Como tampoco lo hicieron muchos de los caudillos culturales. Y aquí estamos, después de una muy larga batalla en afán de reconstrucción.
De lo que no estoy tan seguro es de si seguimos necesitando caudillos para guiarnos o si necesitamos hombres de Estado que conformen instituciones democráticas.
Lecturas recomendadas:
Arnulfo R. Gómez. Joaquín Amaro: Deshonra para el Ejército Nacional. 10-VII-2018. https://elsemanario.com/colaboradores/arnulfo-r-gomez/273727/joaquin-amaro-deshonra-para-el-ejercito-nacional/.
Arnulfo R. Gómez. General Arnulfo R. Gómez: Auténtico forjador del Ejército. 17-VII-2018. https://elsemanario.com/colaboradores/arnulfo-r-gomez/274950/general-arnulfo-r-gomez-autentico-forjador-del-ejercito/.
Maux Aub. Guía de narradores de la Revolución Mexicana. Fondo de Cultura Económica. México. 1969.
Novela de la Revolución Mexicana. Introducción y Compilación: Antonio Castro Leal. Aguilar. México. 9ª Edición. México. 1971.
Enrique Krauze. Caudillos culturales en la revolución mexicana. Siglo XXI Editores S. A. México. 2ª Ed. 1976.
Exelente relatoria sin embargo me quedo con mi general Francisco Villa por su autenticidad sin olvidar al General Felipe Angeles cerebro de muchas batallas
Lastima que no estuvo en Celaya
Muchas gracias Dr Ramiro me gusta la claridad y sencillez de su escritura.
Saludos
El doctor Ramiro en éste Artículo invita a conocer autores y sus obras sobre la revolución mexicana.
Hace una apretada síntesis de las novelas históricas de ese período. Menciona a grandes autores y algunas de sus destacadas obras como a: Martín Luis Guzmán, Gregorio López y Fuentes, Mauricio Magdaleno, Francisco L Urquizo, Mariano Azuela, Luis Spota.
Como el Dr Ramiro dice es muy extensa la bibliografía sobre la revolución mexicana, es por ésto que recomienda seguir lo que aconsejan los reconocidos escritores Antonio Castro Leal y Max Aub para entender dichos acontecimientos.
Muchas gracias por la recomendación y una excelente guía para empezar a aprender sobre nuestra historia.
Es una gran colección de datos y semblanzas muy interesantes, en lo particular me gusta la historia universal y de mi país, en la revolución queda de legado una frase “esperemos que la revolución nos haga justicia” y aludo a esta frase popular con palabras mas o palabras menos. es para aquellos que no fueron los generales, me refiero a los soldados de a pie a los coroneles , tenientes o rangos inferiores que aun esperan sus herederos esa justicia o el reconocimiento recuerdo mucho la hoy extinta revista Cambio 16 México en febrero de 1994 no. 159 donde habla de como viven los herederos del mito de los Zapatistas. para concluir que la vida de esos veteranos no ha cambiado.