Parece que súbitamente la intención de firmar un nuevo acuerdo en agosto se ha vuelto la prioridad para los negociadores del TLCAN y en gran medida esto se debe a las presiones políticas que conllevan los procesos electorales en México y Estados Unidos.
Desde tiempos de campaña, el presidente Donald Trump anunció que de llegar a la presidencia llevaría a revisión el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y mostró ante sus socios, México y Canadá, una postura inamovible con la que buscó presionar hasta lograr su objetivo de mejorar las ventajas de Estados Unidos en el acuerdo comercial que rigió la región desde 1994.
A un año del inicio de las negociaciones, Trump parece moderar su postura y relajar la guardia con el fin de lograr la modernización del acuerdo antes del mes de agosto y cerrar un tema que de no hacerlo representaría un factor de riesgo para las elecciones de medio mandato a celebrarse en noviembre de 2018 y su reelección en 2021.
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Luz María de la Mora, negociadora del TLCAN original, destaca que otro factor que acelera la negociación del TLCAN es la entrada del nuevo gobierno en México.
La victoria de Andrés Manuel López Obrador en las elecciones presidenciales del 1 de julio generó que las piezas se movieran a favor de una modernización acelerada, lo cual serían atractivos para la administración entrante y que le quitarían presión de encima a López Obrador y a su equipo.
“Poniéndote en el lugar de la nueva administración, sería muy conveniente tener terminado el acuerdo, porque le quitas una presión de encima, das certidumbre a los mercados, ya sabríamos, probablemente, hacia a dónde podemos ir y toda la administración ya no tiene que meterse de lleno en esto, porque además es un proyecto que ha llevado la actual administración”, dijo De la Mora.
Así, con la necesidad del gobierno de Trump por colgarse una medalla de cara a las elecciones de noviembre, el tener un punto más que contrarreste la caída del partido Republicano en las encuestas preferenciales y poder tener más herramientas para buscar su reelección, el gobierno de Estados Unidos podría ceder en temas que antes eran inamovibles.
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