Niños migrantes también son separados de sus familias en México: Unicef

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Aunque el gobierno de México ha condenado la separación de familias migrantes en EU, dentro de sus fronteras, cada año miles de niños son retenidos sin la compañía de sus padres.

Fue un escándalo que conmocionó a miles de personas en Estados Unidos, las imágenes de niños pequeños en centros de detención, algunos de ellos en lo que parecían ser jaulas. Las grabaciones estremecedoras de niños llorando, pidiendo saber cuándo volverían a ver a sus padres.

La cruel política de “Tolerancia Cero” promovida por Donald Trump hizo que activistas, ciudadanos y organizaciones sociales estadounidenses y de todo el mundo se unieran para que los niños no fueran separados de sus padres al entrar de manera ilegal a EU.

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Sin embargo, mientras esto ocurría bajo el escrutinio internacional, en México miles de niños migrantes también son separados de sus padres, sin que hayan grandes protestas al respecto.

Niños son retenidos en México

La UNICEF dio a conocer esta semana que entre 2016 y 2017, casi 60 mil niños migrantes estuvieron retenidos en centros de detención en México antes de ser deportados. De este número, los niños de 12 años y más fueron mantenidos en zonas separadas, incluso si iban acompañados de sus padres.

Sólo los menores de 12 se les permitió permanecer con sus madres, pero a ninguno de los niños detenidos se les permite salir de los centros en los que permanecen para hacer uso de servicios ni con fines de ocio, ni siquiera en aquellos casos en los que se sabe que los procesos de deportación serán largos.

La UNICEF presentó hoy el informe “Desarraigados en Centroamérica y México. Los niños migrantes y refugiados se enfrentan a un círculo vicioso de adversidad y peligro”, en el que destaca que los niños pueden permanecer semanas o incluso meses antes de ser expulsados del país.

El informe, citado por Animal Político, estima que alrededor de 96,000 personas  (24,000 mujeres y niños) fueron deportadas desde México y los Estados Unidos entre enero y abril de este año, mientras que en ese mismo periodo, 9,995 niños y adolescentes provenientes del Triángulo Norte de Centroamérica han sido detenidos.

En la frontera entre México y Estados Unidos, al menos 286,290 migrantes fueron interceptados desde octubre de 2017 hasta junio de 2018; de ellos, 37,450 eran niños no acompañados y 68.560 eran unidades familiares, es decir padres, madres o algún familiar con menores de edad.

“Existen muchas dudas acerca de cómo toman las autoridades de inmigración la decisión de repatriarlos y si esas decisiones redundan en el interés superior de los migrantes, especialmente de los niños. En cualquier caso, una vez tomada la decisión, es evidente que resulta más complejo reintegrar a los migrantes en sus comunidades de forma segura que el simple hecho de enviarlos a casa”, se puede leer en el reporte.

Una experiencia cruel

Aunque el gobierno de México ha condenado la separación de familias migrantes en EU, lo cierto es que dentro de sus fronteras, los migrantes no son tratados de manera muy distinta.

La UNICEF alerta que los migrantes que son retenidos y deportados huyen de sus países debido a la pobreza, la violencia y de desastres como huracanes, terremotos y otras crisis como conflictos civiles, lo que ha provocado que cada vez más menores se expongan a los peligros y el estrés que produce la migración irregular.

“Que las familias sean conscientes de los peligros del viaje y, aun así, decidan hacerlo es una prueba de la gravedad de las causas estructurales de la migración irregular desde esa región”, se explica en el reporte.

Mientras tanto, en México, la puesta en marcha del Programa Frontera Sur ha provocado que cada vez sean más los niños migrantes detenidos en Campeche, Chiapas, Quintana Roo y Tabasco, pero a este programa no se han sumado estrategias para vigilar su gestión.

“La detención y la separación familiar son experiencias traumáticas que pueden dejar a los niños expuestos a la explotación y el abuso, además de causar estrés tóxico. Múltiples estudios han demostrado que el estrés altera el desarrollo del niño a largo plazo, incluso mucho después de que la experiencia que lo causó haya terminado”, se lee en el informe.

Lee el reporte completo aquí

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