La tecnología ayuda a mejorar la productividad y eficacia en las organizaciones. En primer lugar, ahorra dinero en procesos que hace unos veinte años hubieran costado el doble. Además, el desarrollo tecnológico propicia la rápida y casi instantánea entrega de resultados; para muchos empleadores, los errores sólo son posibles en el recurso humano.
La generación de redes de comunicación mucho más grandes y complejas es otra de las mieles del matrimonio trabajo-tecnología. La multiplicidad de los espacios para interactuar con tu compañero de cubículo o con el que vive en otro país es uno de los requisitos indispensables para funcionar en esquemas globales. Con las redes sociales, estos entramados de reacciones sirven para generar y mantener el capital político, social y simbólico de una organización.
La tecnología también ayuda a transparentar procesos. La necesidad directiva de publicar el trabajo es un rubro que ha ganado terreno para fortalecer la imagen pública y para cumplir con el marco legal.
Sin duda alguna, si pudiéramos hacer un recuento de cada una de las organizaciones del país, el WhatsApp está presente en todas ellas. Esto se debe no solo a las bondades tecnológicas que ofrece este servicio de mensajería, sino también por la facilidad de estar en la lista de aplicaciones de cualquiera con un teléfono móvil.
De una forma muy interesante, el WhatsApp pasó de ser una dinámica privada a una dinámica laboral. Para muchos empleados, el no tener este servicio sería algo inaudito; para muchos empleadores, el no tener este servicio te deja fuera de la jugada.
Si quieres estar dentro de una organización no sólo tienes que pasar tarjeta y estar determinado tiempo en la oficina, sino también implica nadar en la cascada de mensajes de WhatsApp. Y, por supuesto, las demandas del trabajo no sólo son presenciales, sino de carácter virtual.
El IFT[1] señala que el 90.6% de los trabajadores en México usamos internet a través de un smartphone. Con ello, podríamos pensar que la fuerza laboral participa de manera constante en los 42,000 millones de mensajes de texto que circulan a diario por los servidores de WhatsApp.
Nadie nos enseña a usar una aplicación de mensajería instantánea, cuyas funciones aprendemos por ósmosis. Como resultado, existe un universo de normas de uso tan extenso como el número de usuarios de la aplicación. El ámbito laboral no es la excepción.
El flujo de información en el trabajo a través de un medio informal como WhatsApp crea nuevos problemas de comunicación organizacional que hasta hace una década no teníamos:
- Inmediatez vs. claridad: En un medio escrito en donde el común denominador son los mensajes cortos, no podemos diferenciar entre tonos e intenciones, por lo que quedamos atados a la interpretación del receptor y perdemos claridad en las ideas transmitidas.
- Rapidez vs. calidad: En WhatsApp, enviamos mensajes cortados en pedacería que no nos permiten reflexionar antes de plasmar el contenido.
- Difusión vs. perdurabilidad: ¿Cuántas veces te ha pasado que te envían un documento adjunto en un chat, lo lees, lo cierras y días después no puedes encontrarlo porque no recuerdas si lo guardaste o te lo mandaron por correo?
- Disponibilidad vs. intimidad: el teléfono es un medio que cargamos todo el día. Si lo usas para asuntos de trabajo una vez, los mundos privado y laboral se pueden invadir uno al otro.
- Trabajo de equipo vs. privacidad: Pensarás que, si el celular es tuyo, nadie tiene que ver tus mensajes. Pues en 2016, en Europa, se asentó el primer antecedente legislativo en sentido contrario: el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH)[2] emitió un veredicto con el que los jefes pueden pedir los mensajes privados de sus empleados (correos electrónicos, WhatsApp o Facebook Messenger) si se usaron en horario de trabajo con recursos de la empresa.
WhatsApp sí puede mejorar la comunicación en grupos de trabajo, pero es importante saber cómo usarlo. Estos tips te pueden ayudar a quedarte con lo mejor de este medio, tanto en tus conversaciones privadas como de grupo.
Tips generales:
- Integra todo en un mensaje, no está padre recibir una notificación por cada oración.
- Sé siempre amable y respetuoso.
- Usa emojis con moderación, para acercarte, suavizar el tono y comunicar emociones.
- Mantén el tono adecuado.
- A veces, el correo electrónico es mejor, por ejemplo, para ser menos invasivo, cuando enviamos información que alguien querrá encontrar después, o para escribir textos más largos.
- Evita anexos pesados, que puedan acabarse los datos de tu interlocutor.
Tips para chats de grupo:
- Sólo publica mensajes que contribuyan con el propósito del grupo, para otros asuntos, usa otros medios.
- Evita usar el grupo para conversaciones personales, que no le interesan a todo el grupo.
- Evita respuestas innecesarias (por ejemplo, si alguien pregunta algo que no sabes, no contestes “no sé”, mejor espera a que conteste alguien que sí sepa).
- Consulta antes de integrar a alguien, con los miembros del grupo y con quien vas a integrar.
Referencias:
[1] Recuperado 10.08.2018: http://www.ift.org.mx/sites/default/files/contenidogeneral/estadisticas/adopciondelasticyusosdeinternetenmexico.pdf
[2]Recuperado 21.08.2018: http://www.legaltoday.com/practica-juridica/social-laboral/laboral/espiar-el-whatsapp-de-los-empleados-puede-salir-muy-caro