El peor-mejor negocio del mundo

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Frente a tanta desinformación, vale la pena revisar el video completo del lunes 14 de enero en el que se hicieron públicas varias de las cifras relacionadas con el combate al robo de combustible. Si bien la escasez provocó una crisis pública (que no ha disminuido el apoyo popular a la medida), la tarea de reducir este delito ha sido monumental.

Primero, la tolerancia en el robo de pipas y combustible desde el interior de Petróleos Mexicanos (Pemex) ‒incluyendo plataformas marítimas y refinerías‒ representaba prácticamente el 80 por ciento de lo que llamamos el huachicoleo y el 20 por ciento restante era a manos de comunidades enteras que ya habían hecho de este ilícito una forma de vida por, al menos, un par de generaciones, ante la posibilidad de generar ingresos a través de perforar ductos en zonas rurales.

Que Pemex fue aprovechado por diferentes gobiernos para el enriquecimiento de unos cuantos no era ninguna noticia. Desde los tiempos en que se nos dijo que deberíamos estar preparados para administrar la abundancia petrolera, la corrupción y el dispendio en la paraestatal eran una práctica común que llegó a tal grado que los mejores años como país productor no significaron un avance en el desarrollo de nuestra nación.

Más tarde, aprovecharse de los ingresos petroleros para usarlos como herramienta política y de compensación presupuestal era la medida económica favorita de varias administraciones hacendarias. Los precios del barril de petróleo mantuvieron todavía al inicio del siglo un ascenso que parecía imparable, sin embargo, tampoco fue una ocasión para mejorar la educación, el sistema de salud o los ingresos de la población.

Lo que sí sucedió fue una caída progresiva de la capacidad de exploración, producción, refinación y exportación de petróleo. El tiempo es tirano y para cuando la reforma energética del sexenio anterior por fin se materializó, los mercados la calificaron de tardía. Los últimos “gasolinazos” convencieron a la mayoría de los consumidores de que, además de llegar tarde, la reforma estelar era una mentira.

gasolinas
Foto: T21.

En medio de la historia, poderosos líderes sindicales, funcionarios, contratistas y concesionarios de estaciones de servicio, formaron una de las redes de intereses más complejas que se han creado en México. Si no era noticia que Pemex daba para muchos negocios irregulares, y abiertamente ilegales, lo era menos que en las gasolineras nadie vendía litros completos.

No obstante, mientras pudiéramos seguir con nuestra vida normal, toleraríamos un mal que, de tan necesario, era imposible aliviarlo. Así, uno de nuestros símbolos de soberanía nacional, Pemex, cayó del imaginario social y se convirtió en el ejemplo de la obsolescencia y la mala administración; aunque los diferentes intentos por privatizar su operación fracasaron por la deficiente lectura política que hicieron distintos gobiernos acerca de lo que significa realmente Petróleos Mexicanos para nosotros.

Tal vez eso explique que, a pesar de nuestra molestia por las filas y las horas necesarias para cargar un tanque de gasolina, las encuestas reflejan un respaldo inusual a una batalla que aún es de pronóstico reservado entre el poder del huachicol y el gobierno federal recién llegado.

Guardando las proporciones, la estrategia para detener el robo de combustible (que, para esta semana, ya es una auténtica cruzada), podría convertirse en un desafío similar al que tuvo el presidente Lázaro Cárdenas con la expropiación. Es un momento determinante para cualquier otra acción que se decida emprender; de su éxito o su fracaso dependerá, en gran medida, el tono y el legado del gobierno actual.

Mientras tanto, a los ciudadanos nos toca insistir en que este enorme negocio ilegal ‒el mejor para unos cuantos y el peor para todos los demás‒ termine para siempre. Ya sea tomando previsiones para contar con gasolina o sustituir el auto por otros medios de transporte (lo que no estaría nada mal, por cierto), hasta denunciar cualquier venta ilegal o sabotaje, nuestra tarea es cimentar la base de una nueva historia para uno de los recursos no renovables que mayor impacto tienen en nuestro destino.

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Excelente, seguiremos apoyando todas las buenas acciones que beneficien a todos aquellos que han sido defraudados

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