Libertad individual e innovación en educación

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Soy de la generación de los “babyboomers”. Experimenté durante la adolescencia el sabor de la libertad y de la rebeldía. Fui testigo en los años sesenta del siglo pasado del movimiento de mayo en México y en Francia, del levantamiento por la libertad en Checoslovaquia y de la oposición de los jóvenes norteamericanos a la guerra de Vietnam. En esa época la música y la letra de las canciones de moda básicamente cantaban a la libertad y a la búsqueda del ser uno mismo. Era la época de la Guerra Fría y de la liberación de los pueblos oprimidos

Quizás una de las más importantes aportaciones en la cultura en la época de la década de los 60 es habernos enseñado que no debíamos conformarnos con lo establecido. Los jóvenes y las mujeres, los hombres liberales y los demócratas en general encontramos que podíamos pensar un mundo distinto. Eso no sólo aportó a nuestra actitud política, sino también a nuestra creatividad, a la necesidad de cambiar la manera en la que se hacen las cosas.

Me correspondió ser profesor en mi lejana y muy temprana juventud de lo que se conoce como la generación “X”. Vi a estos jóvenes convertirse en profesionistas, en padres y más tarde en los líderes políticos. Durante las últimas tres décadas han cambiado la forma, tanto en la manera de hacer política y como se llevan a cabo las actividades en pos de la democratización de este país. Son protagonistas de una nueva manera de crear y protagonizan el cambio en el arte, en la tecnología y en la vida social en general.

Hoy en día, los jóvenes de la llamada generación “Y” o millennials, muestran una forma totalmente distinta de relacionarse, de actuar y de llevar a cabo las actividades de la vida profesional social y política. Han trastocado el mundo que construimos en las décadas que siguieron al fin de la Segunda Guerra Mundial.

Pero vayamos con más calma. Me correspondió observar la aparición de los primeros de los discos compactos, del almacenamiento en la red, las enciclopedias en discos compactos o laser y, con estas nuevas tecnologías de almacenamiento de la música y otros productos de la cultura, un cambio muy profundo en la forma de vivir la individualidad. En la forma de elegir qué y cuándo escuchar o ver los contenidos de la cultura.

De tal manera que los cambios en la tecnología han sido construidos y llevados adelante como cambios en la manera en la que cada uno de nosotros realiza su individualidad y construye su autonomía. Los cambios en las formas en las que las personas tienen acceso a los elementos de la cultura, como ver una película o escuchar música, ha producido una nueva forma de cultura y de relación. Las personas ya no tienen que observar simultáneamente con sus hijos los programas de la televisión. Los niños no deben ir a dormir por las noches para que sus padres vean películas clasificadas para adultos.

Con los primeros Walkman, reproductores personales de casetes, los usuarios pudieron aislarse y elegir qué escuchar y cuándo escucharlo. Adquiríamos o grabábamos música a nuestro gusto y ejercíamos de manera libérrima nuestro espacio y tiempo de disfrute. Ello contribuyó por primera vez a percibir la libertad de elegir un trozo de cultura absolutamente personal de entre las ofertas de la cultura masiva. Hoy en día no es necesario almacenar música en ningún dispositivo. Sistemas de streaming contratados mensualmente permiten crear playlists con la música que se identifica en una película, en el ambiente de un restaurante o en la casa de un amigo. El smartphone reemplaza a cinco o seis diferentes tecnologías que aseguran elegir los contenidos musicales o audiovisuales a disfrutar o escudriñar. Es cierto que la oferta se limita a los contenidos disponibles en la red, pero es tal la proliferación de contenidos digitales que pude reemplazar mi discoteca de LPs de 33 revoluciones por contenidos disponibles en la red casi en su totalidad.

Esta experiencia de libertad e individualidad que se generó en los ochenta con la aparición de Internet explica por qué muchos millones de personas hoy en día se sientan alrededor de una mesa a consumir los contenidos de cultura, las comunicaciones o el simple entretenimiento en sus dispositivos móviles, ignorando de manera literal a quienes se encuentran presentes en sus alrededores. Sin duda, esta forma de vida alarma e inquieta a quienes vigilan la salud de las relaciones humanas. El fenómeno del aislamiento y el individualismo es motivo de análisis y estudios, pero más allá de esa preocupación legítima sobre la forma que asumen las relaciones sociales, actualmente ¿cuáles son las implicaciones que tiene este acto libérrimo de aislamiento y ensimismamiento que se expresa en nuestros días? Sin duda que ofrece una materia para reflexión en otro campo: el de la afirmación individual en el campo de la educación.

Cobrar conciencia de la propia libertad, de la propia identidad, es un punto de partida de la creación y de la educación. En las escuelas dedicamos un enorme esfuerzo a la organización de ambientes de aprendizaje en el que la interacción social sea un medio para el desarrollo de las capacidades humanas. Hay, sin embargo, un aspecto que es condición sine qua non para el desarrollo de la persona y tiene que ver con la afirmación de la propia identidad. En el desarrollo infantil existen procesos en los que la convivencia y la colaboración son esenciales. Hay en esta acción conjunta un proceso de intercambio de experiencias, aciertos y errores, concepciones y estereotipos, conocimientos previos y hasta estructuras de crianza que se ponen en juego. La colaboración es por ello un medio para aprender, construir nuevos conocimientos y descubrir el valor de aprender con otros y de otros.

Hay también una oportunidad para el aprendizaje que es resultado de la reflexión y el ensimismamiento. Hay una acción intelectual en el que el diálogo interior, el self speech, como le llamó en su momento Lev Vygotsky, es esencial en el desarrollo de la inteligencia humana y condición para desarrollar la capacidad personal para crear.

Lev Vygotsky
Lev Vygotsky (1896-1934).

Cuando accedimos a los primeros reproductores walkman, reproductores personales de CD o el acceso a música en línea mediante dispositivos de convergencia digital como los smartphones, descubrimos el valor de la libre elección de los contenidos, pero también de la modalidad y alcance de nuestras comunicaciones y el disfrute de las obras culturales. Elegir la imagen, la persona, la canción, la conversación quizá puedan mirarse como expresiones de egoísmo y aislamiento. Son, sin embargo, un ejercicio de la libertad. Y cuando ese ejercicio es cotidiano puede devenir en una forma de aprender a aprender. Una cultura similar vivieron los seres humanos cuando se inventó la imprenta que revolucionó las sociedades y dio lugar a la modernidad.

Resulta por ello de lo más relevante descubrir cómo puede aprovecharse desde la trinchera educativa la proliferación de los dispositivos personales en el desarrollo de personas libres y creativas. Es un reto de orden pedagógico de amplia envergadura, una tarea compleja. En general, los docentes ven estos dispositivos de uso individual como competidores o enemigos del trabajo en las aulas.

En los últimos tres años me dediqué a generar retos en las aulas universitarias para aprovechar la inclinación de muchos jóvenes hacia el uso individual de dispositivos en el proceso de aprender. Reté a decenas de estudiantes a revisar contenidos culturales relacionados con su materia de estudio y a elegir qué leer de entre decenas de artículos que fueron curados en espacios digitales. Luego les pedí que libremente eligieran qué leer y cómo presentar un análisis personal de su lectura.

Hemos recibido reconocimiento internacional en 2015[1] por ese estudio en las aulas. Nuestro interés por el tema ha servido como base para evaluar proyectos educativos muy exitosos [2] que prueban el aprendizaje individual mediado con tecnologías digitales. Estas instituciones dedican un porcentaje del trabajo en el aula a mediar con plataformas digitales especializadas el desarrollo de habilidades y la construcción individual de conocimientos.

Es necesario que los educadores estudien el fenómeno y evalúen el uso de los dispositivos digitales también en la esfera del trabajo individual.

 

[1] Buenas prácticas en Educación a Distancia Experiencias significativas en Iberoamérica

http://www.academia.edu/33782969/Buenas_practicas_en_Educaci%C3%B3n_a_Distancia_Experiencias_significativas_en_Iberoam%C3%A9rica

[2] En Perú, Innova Schools ha recibido reconocimientos internacionales por su uso de tecnologías en la mediación del aprendizaje bajo un esquema de trabajo individual o solo learning. Véase http://innovaschools.edu.pe

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ISAÍAS PALACIOS CONTRERAS

Gracias Miguel. me gustaría platicar contigo personalmente, sobre estos conceptos y tecnologías para la educación. mi correo es: isaiaspalaciosc@gmail.com y mi cel es 5512901889
Gracias

Miguel Ángel Pérez Álvarez

Será un gusto enorme maestro. Conozco su trabajo como investigador y me halaga al invitarme a conversar sobre estos temas.

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