Educación y Tecnología

Cursos abiertos masivos y en línea

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Un Massive Open On-line Course (MOOC, por sus siglas en inglés) es un curso que se dispone en una plataforma en Internet. Como su nombre lo indica, los MOOCs están orientados a atender a grupos muy grandes de usuarios. En algunos casos son unas decenas, pero en general atienden a miles de personas simultáneamente; son cursos masivos. Con un registro, el participante puede acceder a una enorme variedad de conocimientos, habilidades y destrezas dispuestos a través de cursos en línea. Por sus características, estos cursos son accesibles a cualquier persona, independientemente de sus antecedentes académicos. Por lo cual su atractivo es muy grande. Hay muchas personas alrededor del mundo que quieren prepararse y no pueden acudir a una institución educativa porque su vida personal se ha orientado al trabajo, tienen limitaciones físicas, no hay oferta educativa en su localidad y otras condiciones de una larga lista de condiciones. Al masificarse estos cursos se convierten en una alternativa de alto impacto social.

Los cursos masivos en línea o MOOC hicieron su debut al principio de esta década con el curso de Peter Norvig sobre Inteligencia Artificial que tuvo una matrícula de más de 160,000 estudiantes. Si bien la oferta educativa vía Internet se dio desde el surgimiento de esa red, los MOOC representan una forma cada vez más influyente de hacer llegar educación a núcleos más grandes de población.

Por otra parte, el que los cursos sean abiertos tiene una doble implicación. Por una parte, significa que en su mayoría estos cursos son gratuitos. Por otra parte, significa que los cursos están disponibles para cualquier persona que tenga los conocimientos previos y la disposición para aprender.

Conectividad global.
Imagen: Call Hippo.

Los MOOC tienen, además, la virtud de ofrecerse en línea a través de Internet. Así que basta con tener enfrente un dispositivo conectado a la red para acceder a este tipo de cursos.

Los cursos masivos en línea constituyen un fenómeno técnico y educativo que permite cumplir con la promesa de la Revolución Digital, en particular de Internet, de hacer llegar a la gran mayoría de los seres humanos el acceso al conocimiento y a la educación.

Los cursos masivos abiertos en línea surgieron en las universidades. Cuando en 2001 las más reputadas universidades del mundo pusieron a disposición del público los materiales de sus cursos, se abrió la posibilidad de hacer asequible oferta de alta calidad académica al público en general. Esta iniciativa (llamada Open Courseware) sentó las bases para crear los cursos masivos en línea.

En este proceso, sin embargo, debemos considerar una serie de aspectos de naturaleza pedagógica sobre los que vale la pena reflexionar. Si bien la oferta es amplia, los MOOC están disponibles en su mayor parte en lengua inglesa. Eso constituye un obstáculo para quienes no leen y escriben en ese idioma. Otro elemento que se debe considerar es la necesidad de tener hábitos de estudio autónomo. Las actividades de aprendizaje de los MOOC exigen trabajo individual en una buena parte del curso. Para muchas personas, dedicarse de manera exclusiva y aplicarse en la realización de actividades de aprendizaje es muy complejo. Y aunque el trabajo colectivo en la educación a distancia es factible en foros electrónicos, en un curso masivo, con miles de estudiantes, el trabajo colectivo es complejo. Otro aspecto necesario de tomar en cuenta es el nivel de complejidad de los conocimientos en estos cursos. Si bien encontramos algunos muy básicos, la mayoría de los cursos requieren conocimientos previos que de acuerdo a su nivel de complejidad pueden ser inaccesibles para un sector de eventuales usuarios.

Mooc.
Imagen: Pinterest.

El surgimiento de los MOOC abrió otra veta para la educación. Los contenidos de los cursos son de enorme valor y pueden sumarse a los contenidos que se imparten en las escuelas y universidades. Esta forma de mezclar los contenidos en línea con las actividades de aprendizaje en el campus ayuda a enriquecer el valor de la formación universitaria.

Un impacto positivo de los MOOC es, sin duda, el hecho que es el vehículo de educación superior. No sólo porque decenas de los cursos MOOC de universidades de enorme prestigio y rigor académico son parte de sus actividades académicas en la forma de aprendizaje mezclado o blended learning. También es una alternativa para educarse de manera autónoma, aun sin contar con antecedentes académicos y sin la expectativa de obtener un grado universitario. En estos tiempos de trabajo especializado, es más importante para algunos contar con las habilidades y competencias profesionales requeridas por el mercado laboral, que contar con títulos y grados. Las universidades han dispuesto sistemas de pago que permiten a quienes concluyen un MOOC a obtener una certificación con valor curricular.

Imagen: Static,

Es necesario evaluar el uso de los MOOC para hacer llegar educación a la población en general. El éxito de los MOOC debe ser aprovechado para generalizar su uso. Es indispensable diseñar contenidos que aporten a la formación y actualización de docentes, funcionarios públicos, personal de tribunales y juzgados, y de manera especial de aquellos que no tienen acceso a la cultura digital. Hay decenas de miles de personas que aún deben aprovechar los beneficios de las soluciones provenientes del uso de las tecnologías digitales. Disponer de cursos masivos en línea que contribuyan a que la mayoría de la población maneje y aproveche las tecnologías es un imperativo ético. El Estado está obligado a hacer realidad lo establecido en la Constitución en materia del derecho al acceso a Internet. Contar con una oferta de cursos que preparen a las mayorías para su aprovechamiento es esencial. El acceso a cursos que doten a una persona de habilidades y competencias digitales le permite incorporarse a la vida laboral en igualdad de circunstancias que otras personas que tuvieron la oportunidad de recibir educación.

La oferta en México

Desde hace algunos años en México existen ofertas de cursos masivos que brindan educación en nuestro idioma. Son cursos que tienen las mismas virtudes que los que disponen las grandes universidades. La UNAM ha sido parte de ese movimiento y es factible acceder a cursos masivos dispuestos en línea. Otra alternativa muy atractiva es la que ofrece el gobierno de México a través de la plataforma MéxicoX. Esta plataforma da alternativas a docentes, funcionarios y público en general. La iniciativa por parte de la Secretaría de Educación Pública en impulsar la formación de los docentes aprovechando la tecnología de los mooc, es una buena noticia. Los mexicanos debemos aprovechar las oportunidades de la tecnología para llevar a cabo un cambio social profundo y contar con educación de alta calidad, que sea gratuita y de amplio alcance.

“Machine learning” en la Inteligencia Artificial y la metacognición

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En una colaboración de tiempo atrás –https://elsemanario.com/colaboradores/miguel-angel-perez-alvarez/211804/inteligencia-artificial-educacion/– comenté de manera somera algunas implicaciones pedagógicas sobre el uso de Inteligencia Artificial en la educación básica. Presenté la experiencia que desde hace algunos semestres hemos tenido con estudiantes de Pedagogía para evaluar formas pertinentes de uso de nuevas tecnologías en educación. Como señalé: “(…) los estudiantes trabajaron (…) en el estudio de la interacción con el aprendizaje de máquinas (machine learning), las nuevas formas de colaboración hombre-máquina y las formas de la mediación tecnológica del aprendizaje. Analizamos cómo repercute en el desarrollo de habilidades intelectuales (principalmente metacognitivas) la interacción entre estudiantes y sistemas autónomos mediante ejercicios de entrenamiento de inteligencia artificial”. De esta experiencia hemos derivado ya algunas nuevas líneas de trabajo y hemos pasado del entrenamiento de inteligencia artificial para la identificación de imágenes, por ejemplo, al “machine learning” como estrategia para que niños y jóvenes desarrollen habilidades intelectuales de naturaleza metacognitiva.

La metacognición es esencial en el desarrollo intelectual de niños y jóvenes. Los estudiantes deben aprender en la escuela a resolver problemas de matemáticas, comunicación oral y escrita, lectura de comprensión y otras habilidades más. Al mismo tiempo deben aprender a darse cuenta que comprenden lo que estudian, que saben cómo utilizar esos conocimientos, en suma que saben lo que deben saber o recién acaban de aprender. Sin esa habilidad, el conocimiento deviene una colección de datos o de conocimientos acumulados. De hecho, en el siglo pasado, muchos fuimos educados para almacenar información valiosa, pero inútil porque no alcanzábamos esa capacidad para saber que teníamos conocimientos y sin saber de qué manera podíamos utilizarla, aprovecharla.

Robot aprendiendo.
Fotografía: Phys.org.

En las últimas dos décadas, se ha difundido una tendencia creciente en las distintas escuelas de pensamiento pedagógico que señalan la importancia de fortalecer la metacognición de manera paralela y transversal al proceso de construcción de conocimientos que se da en la escuela.

Las habilidades de naturaleza metacognitiva pueden desarrollarse si los maestros y los padres colocamos a los estudiantes en situaciones de alta demanda cognitiva. Se propone que resuelvan de manera individual o en grupos problemas que requieren la aplicación de los conocimientos que han adquirido previamente. Cuando los estudiantes viven en el aula de manera cotidiana experiencias en las que el profesor los coloca en esta situación límite, ponen en juego habilidades intelectuales que se ejercitan de manera constante y contribuyen al desarrollo de estrategias personales para resolver problemas y desarrollar vías personales de solución. Muchos docentes carecen del entrenamiento pedagógico para generar situaciones de aprendizaje de alta demanda cognitiva porque muchos fuimos formados en tradiciones de una sola vía de solución y la aplicación mecánica de un solo método. Además, nos cuesta mucho trabajo superar la tentación de dar la solución y evitar la frustración de nuestros alumnos cuando afrontan una tarea nueva que les exige un esfuerzo adicional a la simple memorización o mecanización.

Las nuevas tecnologías y algunas plataformas digitales ofrecen la oportunidad de retar a cada estudiante con problemas que exigen un esfuerzo personal para determinar rutas de solución. Estas plataformas que adaptan el tipo y complejidad de un reto intelectual a los avances de cada estudiante están basadas en Inteligencia Artificial. Son de alguna manera ejemplos de aprendizaje personalizado. Son también una gran oportunidad para que cada estudiante aprenda a su ritmo y progrese conforme se consolidan sus estrategias personales para aprender.

Engranes.
Imagen: Global.uo.edu.

Enseñar a las máquinas

Desarrollar retos intelectuales de alta demanda cognitiva es una de las competencias que los docentes debemos consolidar en estos tiempos. Así podemos aprovechar las oportunidades que las nuevas tecnologías digitales ofrecen como medios para mejorar las experiencias de aprendizaje de nuestros estudiantes.

Es así que en este semestre, un equipo de colaboradores, estamos evaluando herramientas de “machine learning” como elementos para mediar el desarrollo de habilidades metacognitivas en la escuela. Recurrimos a una plataforma de coding, y con ayuda de un programa especial, retamos a los jóvenes a que entrenen a una máquina para reconocer series de números y textos.

Cuando un niño o un joven entrena a una máquina, le ayuda a desarrollar habilidades metacognitivas pues, para lograr que la máquina realice las tareas para las que se las entrena, los estudiantes deben tener claro el proceso que la máquina debe cumplir. Habilidades intelectuales como el análisis, la planeación, la organización, la predicción, etcétera, se ponen en juego para “enseñar” a la máquina a resolver tareas que se suponen son propias del ser humano (definición general de Inteligencia Artificial). Generalmente los retos implican tareas como resolver problemas matemáticos o identificar textos.

programación y robótica.
Fotografía: El Mundo.

Este tipo de procesos educativos lo habíamos probado desde hace 29 años con el coding (programación) y la robótica. Hemos tenido muchos hallazgos en esa materia, pero es hasta hace apenas dos años que evaluamos el uso de Inteligencia Artificial en el desarrollo de habilidades metacognitivas. Creo que los maestros debiesen revisar con más detalle este tema para replicar resultados y desarrollar proyectos que ayuden a nuestros niños y jóvenes a tener una educación alineada con los avances de los países que protagonizan la Cuarta Revolución Industrial.

Es importante comprender que la Inteligencia Artificial juega un papel esencial en la sociedad contemporánea. Hay decenas de aplicaciones y sistemas autónomos que cotidianamente realizan tareas que suponemos son propias de la inteligencia humana. Sin darnos cuenta, nuestra vida diaria es regulada, estudiada y hasta controlada por estos sistemas. Muchos se arredran ante un ominoso futuro gobernado por máquinas. La mejor manera en la que podemos aprovechar, más que temer a los sistemas autónomos que operan gracias a la Inteligencia Artificial, debemos educar a nuestros niños y jóvenes en un contexto de diseño, gestión y administración de los algoritmos con que las máquinas “aprenden” y funcionan. Las implicaciones éticas que el uso de sistemas autónomos acarrea, tiene también un lugar en nuestro trabajo en las aulas, y sobre ese tema he hablado ya antes en estas páginas. Me propongo retomarlo en otra colaboración posterior. Los maestros estamos obligados, entre tanto, a comprender las nuevas habilidades intelectuales y los nuevos conocimientos que se ponen en juego en nuestro tiempo y que no pueden ser ajenos al trabajo en las aulas de nuestro país.

Destruimos lo único que nos salvaría: inteligencia cívica

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A manera de introducción

Recientemente Douglas Schuler,[1] profesor de Evergreen State College (en Olympia, Washington), me ha compartido un artículo publicado en el diario en línea Common Dreams,[2] el cual considero de enorme importancia para los lectores de El Semanario Sin Límites. En mi opinión, es fundamental reflexionar sobre las formas que la participación ciudadana debe asumir en estos tiempos tormentosos. Hoy se imponen los liderazgos políticos cuestionables que fijan decisiones extra constitucionales, ignoran el efecto pernicioso de nuestro estilo de vida destructor del ambiente, y basan su influencia en el desconocimiento de la gestión pública entre los miembros de nuestras comunidades. Schuler nos presenta una alternativa esperanzadora y llega a una conclusión esencial: necesitamos fortalecer y contribuir al desarrollo de la inteligencia colectiva, “la inteligencia cívica”.

Espero que mi traducción no traicione el texto original. Dejo la dirección electrónica del artículo original para que lectores avezados en la lengua inglesa puedan acceder a la versión original, en todo caso.

Miguel Angel Pérez Álvarez.

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Estamos destruyendo lo único que podría salvarnos: la inteligencia cívica

Sin inteligencia cívica, nuestra capacidad para abordar los problemas

de manera efectiva y equitativa, no tiene futuro.

 Douglas Schuler (trad. Miguel Angel Pérez Álvarez).

Muchos fundamentalistas religiosos concuerdan: ¡el mundo está próximo a su fin!

Algunos (¿los más?) creen que acabará bajo un baño de fuego. Otros piensan que una glaciación será la culpable.

Después de contemplar el cielo lleno de humo que esperamos para este verano, estoy con quienes auguran la lluvia de fuego.

En verdad estamos literalmente en apuros. Pandemias. Las guerras del agua. Los niños en jaulas. Cultura basura. Inundaciones bíblicas. Extinción…

El mundo peligroso, explotador, e impredecible que hemos creado se dirige al olvido.

La tecnología no nos salvará. Ni mantras inteligentes, ni las gorras de MAGA,[3] o los vehículos sin conductor. No seremos rescatados por la infantería de marina, los multimillonarios, o los superhéroes procesados digitalmente. Ni siquiera la última pata de conejo de la suerte puede ayudarnos.

Estamos destruyendo nuestro recurso vital más valioso.

Sin una inteligencia cívica (civic intelligence) y nuestra capacidad para resolver problemas de manera eficaz y equitativa, no tendremos futuro.

Trump gorras MAGA
Foto: Emol.

A nadie le importa. Probablemente porque preocuparse supondría modificar cómo pensamos y cómo actuamos.

Muchos lamentaron su decadencia y publicitaron ampliamente su importancia, pero sin una expresión comúnmente aceptada no podremos pensar o hablar acerca de ello.

Para John Dewey la “inteligencia compartida” (pooled intelligence) es la que se construye con las contribuciones de todos: no progresaremos en la lucha contra el racismo, la desigualdad económica, la degradación ambiental, o contra la guerra sin nuestra creatividad colectiva, compasión, y dedicación.

La inteligencia cívica es amplia, pero no ambigua. El cambio social es un proceso de aprendizaje que se adapta a situaciones específicas. Los grupos humanos trabajan independiente y cooperativamente de manera simultánea: tanto en la protesta y la teorización, como en la enseñanza y el aprendizaje, la jardinería, la construcción, firmando cheques, en la programación, el análisis de datos, y en la creación de la música y el arte.

La inteligencia cívica es más fácil de destruir que de crear. Países que ahora han lanzado reformas democráticas se deslizan hacia el fascismo. Lamentablemente esto tiene sentido: cualquier tonto puede quemar un establo.

Por otra parte, David, el personaje bíblico, despliega con éxito su honda contra el gigante Goliat. En otras palabras: David a veces gana. Y no por suerte.

Practicas la inteligencia cívica con una combinación de pensamiento y acción, nunca uno sin el otro. Está dirigida hacia extremos positivos en lo social y en lo ambiental. Es crítica, no dogmática y es provisional.

conciencia cívica
Imagen: Public Sphere Project.

La inteligencia cívica requiere del compromiso ciudadano. Uno puede empezar por la lectura y la discusión. Unirse a proyectos, grupos, o movimientos existentes o comenzar algo nuevo. Hacer preguntas: ¿por qué esta comunidad es pobre? ¿Puede la atención sanitaria ser más asequible? ¿Cómo se pueden abordar los objetivos ambientales y sociales, simultáneamente?

La inteligencia cívica se jacta de que existen caminos para mejorar las situaciones, aun cuando el camino no sea fácil. Resulta complicado ver cómo un curso de acción resuelve un problema, pero algunas acciones ayudan a desarrollar nuevas ideas y oportunidades.

La inteligencia cívica no sataniza grupos de personas ni promueve la violencia. Los lemas dudosos alrededor de la “pureza” o un pasado de “grandeza” desvían la atención de cuestiones reales y promueve la ignorancia cívica.

La inteligencia cívica no pide autorización ni un título. Greta Thunberg, una activista sueca de 16 años, demuestra que la edad no es una barrera. Ella nos ha mostrado que el poder electo destruye el futuro de la gente vulnerable que supuestamente debe proteger.

Greta Thunberg
Foto: Greta Thunberg (fuente: rfi.fr).

La inteligencia cívica no es un concepto nuevo. Antes de 1874, en los Estados Unidos de Norteamérica era ilegal golpear a tu perro, pero legal golpear a tu hijo. Después de un episodio escalofriante, la cuestión del bienestar infantil se impulsó en la esfera pública y aparecieron leyes para evitar la crueldad contra los niños.

El genocidio no fue considerado un crimen hasta que el abogado polaco, Raphael Lemkin, acuñó el término e impulsó en 1948, en la ONU, a adoptar leyes en contra del genocidio.

Cuando los medios se centran en dirigentes dinámicos y en sus acciones dramáticas, ignoran el trabajo diario, que es la parte crucial sumergida del iceberg de la inteligencia cívica, y que aún es invisible y menospreciada. Las acciones de la inteligencia cívica emergen en la vida diaria.

Los ciudadanos marchan por la ciencia y por las mujeres. Diseñan casas para personas sin hogar y leen el informe de Mueller para informarse acerca de las irregularidades en la campaña presidencial de 2016. Ciudadanos mayores de los Países Bajos se reúnen y reparan electrodomésticos ya desechados. Los kenianos han plantado 51 millones de árboles para ayudar a reforestar su país. En el mundo hay personas que llevan a cabo investigaciones científicas ciudadanas. Hay iniciativas ciudadanas para contar nidos, hacer pruebas en el agua para detectar sustancias tóxicas, y se da seguimiento a las fábricas.

Los gobiernos también pueden participar. En 2015, casi todas las naciones del mundo firmaron un tratado para atender y contrarrestar el cambio climático, y cuando en la Casa Blanca un opositor al cambio climático desapareció a muchos de los responsables de las políticas públicas y a las autoridades expertas en la materia, entonces se crearon gobiernos locales y estatales, fundaciones y organizaciones sin fines de lucro que permitieran reconfigurar las redes establecidas para continuar con su labor originaria.

protestas en Casa Blanca por rechazo al acuerdo de París
Protestas frente a la Casa Blanca, como rechazo a la decisión de Trump de retirar a Estados Unidos del Acuerdo de París, por el cambio climático (Foto: AFP, por Diario EL COMERCIO https://www.elcomercio.com/tendencias/protestas-casablanca-donaldtrump-retiro-acuerdodeparis.html).

Muchos de nosotros nos planteamos que resolver los problemas del mundo no es nuestro asunto. Esto significa pasar dichos problemas a líderes que pocos creen que sean de confianza.

La gente cívicamente ignorante no puede cambiar de opinión, hacer preguntas críticas, ver otras perspectivas, confrontar la ambigüedad, cuestionar sus premisas, o ser escéptico ante afirmaciones dudosas. Ellos culpan a la víctima y temen a las personas que no ven, actúan, o piensan como ellos. Eligen al “hombre fuerte” para que los guíe, siguen a los aspirantes a dictadores que les prometen resolver todos sus problemas, generalmente al “verse rudos” a través de la brutalidad y marginación de otros. Por eso, la ignorancia cívica engendra ignorancia cívica.

La gente está genuinamente preocupada por su propia vida y es presa de sus hábitos de pensamiento, lo que impide una acción significativa. Les han enseñado a no a pensar o a cuestionar sobre ciertos temas, de tal manera que son impotentes y creen que la situación ya no tiene esperanza. Están ansiosos, deprimidos y paralizados.

Pero si bien la inteligencia cívica se encuentra a menudo peligrosamente reducida, nunca llega a cero. Y no existe un máximo: siempre puede ser más.

destruccion del planeta
Imagen: posta portenia.

Se han hecho avances positivos a través de la historia, incluso en los momentos más sombríos, y no todas las acciones están destinadas al fracaso. La inteligencia cívica requiere valor. A menudo, la lucha se verá prolongada y encontrará una oposición bien armada.

Cualquiera puede jugar un papel activo en nuestra inteligencia cívica dinámica y en evolución. Las personas verán los signos de esperanza si los buscan. Uno de los momentos más memorables para mí como profesor, fue cuando un estudiante me comentó que su madre estaba también estudiando acerca de la inteligencia cívica. Afortunadamente discutían estas ideas después de clase.

No tenemos que matarnos a nosotros mismos; un mundo justo y sostenible es posible. Pero debemos decidir si vamos a seguir jugando mientras el mundo arde. Si es que, en efecto, no es una glaciación la que baja el telón en el último acto.

Referencias:
[1] Douglas Schuler es profesor emérito de Evergreen State College donde imparte la cátedra sobre “Inteligencia cívica” desde hace 20 años. Su investigación en torno a temas de tecnología en el colectivo Computer Professionals for Social Responsibility y otros grupos, tiene más de 30 años.
[2] Se publicó originalmente en Common Dreams el 19 de junio de 2019, https://www.commondreams.org/views/2019/06/19/we-are-destroying-one-thing-could-save-us-civic-intelligence?cd-origin=rss
[3] Las gorras de MAGA son las gorras rojas que usan los partidarios de Trump. MAGA = Make America Great Again.

Libertad individual e innovación en educación

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Soy de la generación de los “babyboomers”. Experimenté durante la adolescencia el sabor de la libertad y de la rebeldía. Fui testigo en los años sesenta del siglo pasado del movimiento de mayo en México y en Francia, del levantamiento por la libertad en Checoslovaquia y de la oposición de los jóvenes norteamericanos a la guerra de Vietnam. En esa época la música y la letra de las canciones de moda básicamente cantaban a la libertad y a la búsqueda del ser uno mismo. Era la época de la Guerra Fría y de la liberación de los pueblos oprimidos

Quizás una de las más importantes aportaciones en la cultura en la época de la década de los 60 es habernos enseñado que no debíamos conformarnos con lo establecido. Los jóvenes y las mujeres, los hombres liberales y los demócratas en general encontramos que podíamos pensar un mundo distinto. Eso no sólo aportó a nuestra actitud política, sino también a nuestra creatividad, a la necesidad de cambiar la manera en la que se hacen las cosas.

Me correspondió ser profesor en mi lejana y muy temprana juventud de lo que se conoce como la generación “X”. Vi a estos jóvenes convertirse en profesionistas, en padres y más tarde en los líderes políticos. Durante las últimas tres décadas han cambiado la forma, tanto en la manera de hacer política y como se llevan a cabo las actividades en pos de la democratización de este país. Son protagonistas de una nueva manera de crear y protagonizan el cambio en el arte, en la tecnología y en la vida social en general.

Hoy en día, los jóvenes de la llamada generación “Y” o millennials, muestran una forma totalmente distinta de relacionarse, de actuar y de llevar a cabo las actividades de la vida profesional social y política. Han trastocado el mundo que construimos en las décadas que siguieron al fin de la Segunda Guerra Mundial.

Pero vayamos con más calma. Me correspondió observar la aparición de los primeros de los discos compactos, del almacenamiento en la red, las enciclopedias en discos compactos o laser y, con estas nuevas tecnologías de almacenamiento de la música y otros productos de la cultura, un cambio muy profundo en la forma de vivir la individualidad. En la forma de elegir qué y cuándo escuchar o ver los contenidos de la cultura.

De tal manera que los cambios en la tecnología han sido construidos y llevados adelante como cambios en la manera en la que cada uno de nosotros realiza su individualidad y construye su autonomía. Los cambios en las formas en las que las personas tienen acceso a los elementos de la cultura, como ver una película o escuchar música, ha producido una nueva forma de cultura y de relación. Las personas ya no tienen que observar simultáneamente con sus hijos los programas de la televisión. Los niños no deben ir a dormir por las noches para que sus padres vean películas clasificadas para adultos.

Con los primeros Walkman, reproductores personales de casetes, los usuarios pudieron aislarse y elegir qué escuchar y cuándo escucharlo. Adquiríamos o grabábamos música a nuestro gusto y ejercíamos de manera libérrima nuestro espacio y tiempo de disfrute. Ello contribuyó por primera vez a percibir la libertad de elegir un trozo de cultura absolutamente personal de entre las ofertas de la cultura masiva. Hoy en día no es necesario almacenar música en ningún dispositivo. Sistemas de streaming contratados mensualmente permiten crear playlists con la música que se identifica en una película, en el ambiente de un restaurante o en la casa de un amigo. El smartphone reemplaza a cinco o seis diferentes tecnologías que aseguran elegir los contenidos musicales o audiovisuales a disfrutar o escudriñar. Es cierto que la oferta se limita a los contenidos disponibles en la red, pero es tal la proliferación de contenidos digitales que pude reemplazar mi discoteca de LPs de 33 revoluciones por contenidos disponibles en la red casi en su totalidad.

Esta experiencia de libertad e individualidad que se generó en los ochenta con la aparición de Internet explica por qué muchos millones de personas hoy en día se sientan alrededor de una mesa a consumir los contenidos de cultura, las comunicaciones o el simple entretenimiento en sus dispositivos móviles, ignorando de manera literal a quienes se encuentran presentes en sus alrededores. Sin duda, esta forma de vida alarma e inquieta a quienes vigilan la salud de las relaciones humanas. El fenómeno del aislamiento y el individualismo es motivo de análisis y estudios, pero más allá de esa preocupación legítima sobre la forma que asumen las relaciones sociales, actualmente ¿cuáles son las implicaciones que tiene este acto libérrimo de aislamiento y ensimismamiento que se expresa en nuestros días? Sin duda que ofrece una materia para reflexión en otro campo: el de la afirmación individual en el campo de la educación.

Cobrar conciencia de la propia libertad, de la propia identidad, es un punto de partida de la creación y de la educación. En las escuelas dedicamos un enorme esfuerzo a la organización de ambientes de aprendizaje en el que la interacción social sea un medio para el desarrollo de las capacidades humanas. Hay, sin embargo, un aspecto que es condición sine qua non para el desarrollo de la persona y tiene que ver con la afirmación de la propia identidad. En el desarrollo infantil existen procesos en los que la convivencia y la colaboración son esenciales. Hay en esta acción conjunta un proceso de intercambio de experiencias, aciertos y errores, concepciones y estereotipos, conocimientos previos y hasta estructuras de crianza que se ponen en juego. La colaboración es por ello un medio para aprender, construir nuevos conocimientos y descubrir el valor de aprender con otros y de otros.

Hay también una oportunidad para el aprendizaje que es resultado de la reflexión y el ensimismamiento. Hay una acción intelectual en el que el diálogo interior, el self speech, como le llamó en su momento Lev Vygotsky, es esencial en el desarrollo de la inteligencia humana y condición para desarrollar la capacidad personal para crear.

Lev Vygotsky
Lev Vygotsky (1896-1934).

Cuando accedimos a los primeros reproductores walkman, reproductores personales de CD o el acceso a música en línea mediante dispositivos de convergencia digital como los smartphones, descubrimos el valor de la libre elección de los contenidos, pero también de la modalidad y alcance de nuestras comunicaciones y el disfrute de las obras culturales. Elegir la imagen, la persona, la canción, la conversación quizá puedan mirarse como expresiones de egoísmo y aislamiento. Son, sin embargo, un ejercicio de la libertad. Y cuando ese ejercicio es cotidiano puede devenir en una forma de aprender a aprender. Una cultura similar vivieron los seres humanos cuando se inventó la imprenta que revolucionó las sociedades y dio lugar a la modernidad.

Resulta por ello de lo más relevante descubrir cómo puede aprovecharse desde la trinchera educativa la proliferación de los dispositivos personales en el desarrollo de personas libres y creativas. Es un reto de orden pedagógico de amplia envergadura, una tarea compleja. En general, los docentes ven estos dispositivos de uso individual como competidores o enemigos del trabajo en las aulas.

En los últimos tres años me dediqué a generar retos en las aulas universitarias para aprovechar la inclinación de muchos jóvenes hacia el uso individual de dispositivos en el proceso de aprender. Reté a decenas de estudiantes a revisar contenidos culturales relacionados con su materia de estudio y a elegir qué leer de entre decenas de artículos que fueron curados en espacios digitales. Luego les pedí que libremente eligieran qué leer y cómo presentar un análisis personal de su lectura.

Hemos recibido reconocimiento internacional en 2015[1] por ese estudio en las aulas. Nuestro interés por el tema ha servido como base para evaluar proyectos educativos muy exitosos [2] que prueban el aprendizaje individual mediado con tecnologías digitales. Estas instituciones dedican un porcentaje del trabajo en el aula a mediar con plataformas digitales especializadas el desarrollo de habilidades y la construcción individual de conocimientos.

Es necesario que los educadores estudien el fenómeno y evalúen el uso de los dispositivos digitales también en la esfera del trabajo individual.

 

[1] Buenas prácticas en Educación a Distancia Experiencias significativas en Iberoamérica

http://www.academia.edu/33782969/Buenas_practicas_en_Educaci%C3%B3n_a_Distancia_Experiencias_significativas_en_Iberoam%C3%A9rica

[2] En Perú, Innova Schools ha recibido reconocimientos internacionales por su uso de tecnologías en la mediación del aprendizaje bajo un esquema de trabajo individual o solo learning. Véase http://innovaschools.edu.pe

Blockchain y educación

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Ahora que la educación es un proceso que se extiende a lo largo de toda nuestra vida, la educación mediada por tecnologías adquiere una relevancia muy especial. Y dentro de estas tecnologías, aquella que permite estudiar sin tener que desplazarse entre barrios, ciudades o países es una de las más importantes.

Hace apenas unos cientos de años que la comunicación remota posibilitó intercambiar contenidos de información. Este intercambio acercó a quienes se encuentran en lugares distantes, a veces inaccesibles, y posibilitó entrar en contacto con educadores y expertos ubicados en una localidad distinta a la del que quiere aprender.

Es hasta hace pocos años que la aparición de Internet permitió a los estudiantes acceder a experiencias educativas que se generan y despliegan en lugares remotos y en la que no hay interacción frente a frente. La primera condición que emergió, como motivo de preocupación y análisis de los especialistas de esta modalidad, fue el de la calidad de tales experiencias sin tener frente a frente a un docente o un especialista. Otra condición que surgió frente a la aparición de esta modalidad fue el de la certeza que quienes cursaban y acreditaban una formación mediada a distancia con una tecnología. Se parte de tal temor a la suplantación que son establecidos estrictos mecanismos de control,  exigiendo a estudiantes y maestros contar con credenciales que demuestren fehacientemente su identidad al inscribirse y desarrollar los cursos a distancia.

El principio de la década (2010-2012) marca el inicio y la proliferación de las plataformas para los cursos masivos en línea que materializó el viejo sueño de acceder a los cursos de las universidades de manera pública y sin la necesidad de desplazarse de su lugar de habitación.

Decenas de universidades públicas y privadas, recién creadas o de enorme y añejo prestigio, iniciaron un proceso imparable de publicación de cursos masivos en línea. La posibilidad de aprender con los mejores maestros, adquirir competencias profesionales relevantes, construir conocimientos nuevos sin importar cuán avanzada sea la edad, se ha vuelto parte de la vida profesional.

universidades
Imagen: ShutterStock.

En 2008 y junto con académicos universitarios de cinco países, tuve la suerte de participar en un proyecto ganador de la beca Microsoft LACCIR para el desarrollo de un prototipo de recuperación de contenidos educativos en plataformas SCORM. Este estándar permite que los contenidos dispuestos en una plataforma de educación a distancia sean exportados y compartidos por otra plataforma en una institución educativa distinta. La recuperación y reuso de contenidos educativos (cursos, vídeos educativos, archivos) marcados con una etiqueta digital abrió, en mi opinión, las puertas a la construcción de un trayecto “escolar” que se constituye con contenidos originados en diversas instituciones y tradiciones académicas.

Como siempre, el obstáculo emergente es cómo certificar un trayecto de múltiples orígenes académicos, incrustado en una sola plataforma, y cómo otorgar una credencial a quien logra acreditar el desarrollo de competencias o la construcción de ciertos aprendizajes.

Hace pocos años también, emergió una tecnología digital que sirve esencialmente para autentificar el origen y la propiedad de activos. Las famosas criptomonedas que circulan por la red, requieren del control de la transferencia de la propiedad en una transacción. A ese efecto, se desarrolló una técnica denominada “blockchain” que da seguimiento a la transferencia de la propiedad de un activo digital. La “cadena de bloques” constituye una forma técnica de mantener, mediante un código oculto o encriptado, quién es el propietario de un activo que circula por la red, y si es debidamente protegido permite transacciones seguras entre particulares.

Es este tipo de tecnología un elemento esencial para asegurar en una acreditación de estudios el origen legítimo de la credencial, diploma o título. Ligada al origen de cada elemento de la formación (digamos un curso, vídeo, tarea) puede certificarse que el estudiante ha participado y aprobado actividades académicas construidas y distribuidas por múltiples instituciones de educación. Un buen ejemplo sería que una persona obtenga una múltiple certificación que le dota de competencias profesionales a partir de actividades académicas diseñadas, distribuidas y certificadas por tres o cuatro universidades muy prestigiadas por su nivel académico. En este ejemplo, la persona que así realice estudios puede obtener una credencial que puede ser verificada gracias a una certificación generada mediante la técnica de blockchain.

En mi caso personal he obtenido certificación en cuatro diplomados y una especialización en gestión de la educación a distancia. Pero es recientemente que aprobé cursos sobre inteligencia artificial y filosofía de la tecnología de Deloitte University y de Twente University en Holanda. Para un hombre de mi edad y situación personal eso hubiera sido imposible, digamos, hace diez años. Pero gracias a la educación a distancia, a los cursos masivos, a protocolos como el SCORM y al blockchain puedo acceder a una educación que no se limita al espacio y al tiempo aúlico.

tecnología educativa

En 2012, en medio de un panel con universitarios, un funcionario cuestionó el derecho que teníamos a cuestionar el valor de los cursos masivos de educación a distancia. Argüía que si no habíamos tomado nunca un curso de esta naturaleza no podíamos objetar su relevancia. Por pudor profesional no le cuestionamos, pues desde 2001 habíamos ya acreditado tres diplomados y un curso de especialización. Sabíamos de su importancia y era gracias a las credenciales y acreditaciones obtenidas que podíamos participar en foros internacionales de especialistas. En esos días no existían aún las certificaciones de naturaleza digital, no existía el blockchain. No podíamos demostrarle que no sólo habíamos cursado y aprobado los estudios, sino que además habíamos participado en proyectos de corporaciones universitarias becados por una transnacional dedicada a la tecnología.

A diferencia de los tiempos en los que estudié la licenciatura y el posgrado, hoy puedo publicar en un sitio dedicado al contacto profesional, una credencial que es validada digitalmente y demuestra que he cumplido con el programa y actividades de una competencia profesional determinada. Esta nueva forma técnica de dar valor a nuestro esfuerzo por mantenernos actualizados, hace posible que tecnologías de todo el mundo de las finanzas o fintech (como el blockchain) se transformen en elementos de cambio en el modelo educativo contemporáneo.

Adiós Reforma Educativa y regreso al viejo modelo

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En tiempos de enorme conservadurismo, México iniciará una etapa de prueba para las familias. Cuando las presiones sobre la educación pública venidas del poder implican retraerse al seno familiar, es indispensable cómo puede garantizarse el pleno desarrollo de los hijos. Las añagazas en torno al papel de la tecnología se difunden lentamente. La idea que la educación es esencialmente “transmitir información” empieza a tomar cuerpo. El discurso de Chiapas del 27 de agosto de 2018 del presidente electo presagia un retorno al modelo educativo centrado en los maestros. El final de un esfuerzo orientado hacia el aprendizaje, el desarrollo de habilidades intelectuales y la construcción de conocimientos parece atisbarse en el horizonte con la derogación de la Reforma Educativa. Los epígonos de la contrarreforma están de plácemes y con sorna manifiestan en las reuniones de académicos el regreso a las viejas formas educativas.

Es pues tiempo de cavar trincheras que garanticen que nuestros hijos puedan recibir una preparación que les permita competir en el “concierto de las naciones”, en un mercado laboral en el que el dominio de las destrezas técnicas aplicadas al aprendizaje y la producción de nuevos conocimientos es esencial. Los cambios en la sociedad contemporánea son inéditos, pero sus tendencias son previsibles. La flexibilidad proveniente del diseño (el design thinking), la capacidad que se requiere para el diálogo con la inteligencia artificial, en especial la colaboración con sistemas autónomos, con robots, el pensamiento computacional, en suma, requieren de la presencia de tecnología en el aula. La mediación de tecnologías que permitan el desarrollo de habilidades metacognitivas está presente en el desarrollo de la inteligencia humana, pero no es suficiente. La parte esencial descansa en un enfoque pedagógico que posibilite al estudiante ser puesto en una situación tal que le permita poner en juego sus conocimientos y sus destrezas, construir estrategias y rutas para resolver problemas. Es decir, hace falta un ambiente que genere las condiciones necesarias para pensar, inquirir, reflexionar, y también para producir, organizar, planear.

tecnología

En la educación que pensábamos que la Reforma Educativa iba a abandonar, a transformar, la educación basada en la memoria, en la repetición mecánica de datos y operaciones, no había una manera clara para que esos procesos intelectuales tuvieran lugar. Palabras como “temario” o “contenido temático” eran el punto cardinal al que todos los docentes apuntaban su rumbo. Y fueron décadas enteras de ese modelo.

La Reforma Educativa que apenas nacía en el 2018, que generó la expectativa de educar en el desarrollo de habilidades y competencias intelectuales básicas en Matemáticas, Ciencias y Desarrollo personal, que buscó el desarrollo de habilidades en ámbitos como el arte, el desarrollo físico o de la ciudadanía y que brindó al fin la autonomía para que los estudiantes eligieran espacios curriculares para su desarrollo, está muerta. El 2 de diciembre sabremos con cierta claridad qué ocurrirá con la educación nacional.

Hay una implicación para nuestras familias. Si se decide ir adelante y suprimir la educación orientada al desarrollo de habilidades y a la construcción de conocimientos, en un entorno global de cambios vertiginosos y presencia generalizada de sistemas autónomos y robóticos, los padres tendremos que organizar en nuestros hogares las situaciones de educación informal que los doten de ese entorno en el que modelen su cognición.

padres y madres
Foto: https://mujerpandora.co

El modelo cognitivo humano es resultado de la interacción entre nuestra inteligencia y el mundo natural y diseñado. Se define en nuestro cerebro, forma parte de un andamiaje cognitivo que soporta la manera en la que pensamos el mundo, lo organizamos, y lo transformamos. Junto con la interacción con dispositivos digitales, crece y se transforma. Es un resultado personal que nos define y define quiénes somos en cuanto seres que piensan y actúan. Entre más abigarradas son las categorías que lo constituyen, más relevante es el resultado. De ahí que la riqueza de las experiencias educativas, de la acción intelectual de niños y jóvenes, sea tan relevante.

Hasta hace muy poco tiempo entendemos cómo las tecnologías contribuyen a la construcción de nuestra capacidad para conocer. Lo mismo matemáticas que comunicación o arte. Viví tiempos en los que se aconsejaba impedir el uso de reglas de cálculo, calculadoras electrónicas o computadoras en las aulas. Pasaron casi 28 años bregando para lograr que esos dispositivos se transformaran en elementos esenciales para construir andamiajes cognitivos. El efecto esencial que los dispositivos digitales generan en nuestra capacidad para aprender, resolver problemas, representarnos visualmente el espacio o los procesos físicos, es deslumbrante.

En un artículo publicado hace ya algunos años[1] revisé la importancia que las tecnologías de la mente tienen en el desarrollo de la inteligencia humana. Lo mismo en la capacidad para leer y escribir que para desarrollar la habilidad para expresarse mediante la visualidad. En especial en ese artículo destaco la importancia que tiene el coding o programación de computadoras en el desarrollo de habilidades metacognitivas.

Si la cancelación de la Reforma anula el espacio para que los chicos desarrollen habilidades intelectuales y competencias y lo reemplazan con una educación enciclopédica o memorística, los padres deberemos subsanar ese craso error con acciones puntuales para apoyar el desarrollo de nuestros hijos.

educación digital

Considero que hay vías que las familias puede seguir. En primer lugar, deberán buscar que en casa o en lugares públicos como bibliotecas los chicos tengan acceso a computadoras. Los más agraciados pueden recurrir a dispositivos digitales como celulares o tabletas. Utilizar programas gratuitos y descargar aplicaciones que sirvan para practicar el pensamiento computacional es un medio conveniente. El siguiente paso es retar a los niños y jóvenes en producir soluciones a problemas matemáticos, a representar fenómenos de la naturaleza o a crear diarios, dibujar, hacer modelos tridimensionales. Eso que la Reforma había puesto en el desarrollo de la competencia digital.

En los tiempos oscuros siempre se impone la inteligencia de los padres para sacar adelante a sus hijos. Los tiempos que se avecinan pueden poner en riesgo la escuela en su visión más contemporánea, pero los padres podemos contrarrestar este movimiento conservador con estrategias ingeniosas y fáciles de realizar.

Referencias:

[1] “Tecnologías de la mente. Las formas de la mediación del aprendizaje”. Revista Coladepez, 6 de mayo de 2015.  http://www.coladepez.com/educationxxi/tecnologias-de-la-mente-las-formas-de-la-mediacion-del-aprendizaje/

Cerebro y educación

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La declinación

El ingeniero Francisco Amaya, un dedicado educador mexicano, me regaló Demencia digital,[1] un libro cuya lectura que me ha dejado una buena cantidad de temas sobre los cuales reflexionar. La comprensión de la función cerebral es clave en la tarea educativa y es importante analizar cómo se relaciona el uso de nuevos dispositivos digitales en el desarrollo de la actividad intelectual, en su desarrollo y en su declinación.

Demencia digital-libro

Es un mito muy difundido que, con la edad y el paso del tiempo, el cerebro pierde parte de su componente esencial: neuronas; y que éstas no se reemplazan.

Un estudio publicado en el libro mencionado me quitó esa idea errónea. Salvo en el caso de enfermedades crónico-degenerativas, el cerebro humano pierde alrededor de 1.3% de las neuronas con las que nace. Sin embargo, existe una actividad en el hipotálamo que prácticamente consiste en reemplazar las neuronas perdidas con neuronas nuevas. Sus características, sin embargo, son muy importantes. Estas células cerebrales nuevas nacen especializadas en las tareas que sus predecesoras habían aprendido (realizado). Esto significa que las neuronas nuevas no pueden “aprender” tareas nuevas, nacen “programadas” para realizar las tareas que realizaban sus “predecesoras”.

El tema esencial en este libro (y el que llamó más mi atención) tiene que ver con la declinación de las funciones cognitivas cuando nuestro cerebro se degrada por la edad o por alguna enfermedad crónico-degenerativa. La tesis del autor del libro, el neurocientífico alemán Manfred Spitzer, es que si el proceso de declinación se produce de manera gradual, la declinación comienza desde un estado en el que cerebro sano cuenta con un número determinado de neuronas. Esas neuronas han establecido un número determinado de sinapsis (conexiones) que tendrán una mayor densidad en la medida en la que se han especializado en un determinado proceso cognitivo. Mientras nuestras funciones mentales son más complejas, más diversas, más amplias, el cerebro se compone de una enorme red de conexiones y de neuronas especializadas. Esa “montaña” de neuronas y sus conexiones sinápticas son entonces el lugar desde el que, en caso de una declinación de las funciones cerebrales por enfermedades o envejecimiento, descenderá la cantidad disponible de esas células. Para decirlo en breve: a mayor cantidad de actividad intelectual, mayor masa de neuronas conectadas y más alta la “montaña” desde la que habrá descender nuestra actividad cerebral. Si los seres humanos dedicamos una parte de nuestra vida a desarrollar actividades que exijan un esfuerzo intelectual para realizarse, garantizamos que la declinación de nuestra existencia sea más lenta en las etapas tardías.

Manfred Spitzer
El neurocientífico alemán Manfred Spitzer.

La tesis de Spitzer suena interesante porque al estudiar el efecto del uso de un andamiaje técnico para la realización de tareas intelectuales, llega a la conclusión que sustituir la actividad cognitiva con elementos externos (un exocerebro con GPS, libreta de contactos, recordatorios, mensajería instantánea, etcétera), limitamos la actividad del cerebro, disminuimos el tamaño de nuestra “montaña” de neuronas y sinapsis, y nos condenamos a una rápida declinación mental.

¿Tecnologías para pensar?

Sin embargo, el trabajo de Roger Bartra en su Antropología del cerebro[2] nos había remitido a las teorías de Wilson con relación al papel que pueden jugar las tecnologías digitales como andamiaje cognitivo.

El uso de tecnologías como los sistemas de posicionamiento global, las aplicaciones o programas mediante los cuales resolvemos la tarea de conseguir un taxi o acordar reuniones de trabajo, son hoy en día elementos indispensables para ser eficientes en nuestra vida profesional. Las “apps” se han convertido en un aliado indispensable de nuestras actividades. Fungen en combinación con dispositivos digitales como un exocerebro, como un andamio que soporta y apoya nuestra actividad intelectual, y libera el uso de nuestro cerebro para dedicarlo a otras actividades más importantes o más placenteras.

Antropología del cerebro-libro

A diferencia de Spitzer, considero que el uso de elementos técnicos que sirven para realizar actividades intelectuales, está modificando nuestra plástica cerebral por el diferente tipo de actividad de las células del cerebro al que nuestros antepasados. Nuestro modelo cognitivo contemporáneo está siendo modificado por la interacción de nuestro cerebro con programas o “apps”. Estas apps nos brindan elementos de información o elementos para tomar decisiones que no teníamos hace apenas medio siglo. La interacción con tecnologías que almacenan, procesan y ofrecen información, transforma de manera radical la manera en la que realizamos tareas intelectuales. Transforma nuestra manera de aprender y conocer. En pocas palabras, la interacción con procesos intelectuales mediante tecnologías digitales cambia nuestro modelo cognitivo y genera las condiciones para un modo distinto de construir sinapsis entre nuestras células cerebrales.

Entiendo entonces que, si queremos detener o hacer más lento el proceso de declinación de nuestro cerebro, debemos favorecer procesos intelectuales de alta complejidad cognitiva que medien con tecnologías digitales. Es decir, repensar nuestra relación con las tecnologías digitales para analizar la mejor manera de aprender a aprender con mediación tecnológica. No conformarnos con las facilidades que nos brinden y potenciar la calidad de los procesos que mediamos con tecnologías digitales.

La aparición de la imprenta, las calculadoras electrónicas, las computadoras, Internet, etcétera, han transformado la manera en la que utilizamos nuestras facultades. Retarnos para emplearlas en la transformación de nuestros procesos intelectuales con el fin de contribuir a la especialización de nuestras células cerebrales, parece ser una tarea que debiéramos revisar los educadores.

[1] Spitzer, Manfred, Demencia digital. El peligro de las nuevas tecnologías, México, Penguin Random House Grupo Editorial, 2018.

[2] Bartra, R. Antropología del cerebro, México, FCE, 2007.

Educación y STEM

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¿Qué es STEM?

STEM son las iniciales en lengua inglesa para “ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas”. Desde hace algunos años se ha puesto en juego un enfoque educativo que utiliza los conocimientos y las habilidades de las áreas científicas y técnicas para generar experiencias educativas significativas. Esencialmente se trata de experimentar con los problemas y las soluciones característicos de estas disciplinas del conocimiento humano. Son áreas del pensamiento que difícilmente pueden separarse en la comprensión de la realidad, pero que por efectos de estudio y formación profesional se aprenden de manera separada desde el siglo XVII. El surgimiento de la manufactura heterogénea fue el motor de las ideas modernas y de la separación de las disciplinas del conocimiento que originalmente surgieron unidas. En la opinión de autores como Jaime Labastida,[1] la especialización de los diversos procesos característicos de la producción de bienes durante el auge capitalista fue la causa de esta división. El análisis de estos procesos influyó en la manera en la que filósofos, como René Descartes, conciben la construcción del conocimiento y su propuesta del análisis cómo un paso necesario para comprenderlo, lo lleva a un análisis metodológico del saber en diversas visiones especializadas. Esta división está a la base de la especialización del saber de los últimos doscientos años.

Aunque las críticas surgidas durante la posmodernidad y la aparición de las teorías del pensamiento complejo han rebatido esta división metodológica del saber en disciplinas, la educación de nuestro tiempo ha enfrentado resistencias para que la experiencia educativa haga confluir diversas disciplinas en una comprensión global o globalizadora de la realidad.

En el contexto escolar, hay gran cantidad de prejuicios en torno al uso de la ciencia y la técnica en la realización de proyectos del aula. El más importante es que esas disciplinas (otra vez concebidas por separado) son difíciles de comprender y, por ende, de enseñar de manera profunda. Las maestras prefieren guiarse por libros con ejemplos y problemas con una solución preestablecida, pero difícilmente emprenden problemas que surjan de las inquietudes de los chicos ante situaciones cotidianas. Su enseñanza se orienta a la memorización y no a su uso en la comprensión de la realidad en su complejidad.

Es hasta hace unas décadas que el uso de proyectos que impliquen ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas se convirtió en una vía privilegiada para educarnos.

La experiencia educativa debe ser rica en significados para los niños y jóvenes. Debe estar relacionada con el mundo que les rodea y debe aprovechar el conocimiento existente para dotarlos de herramientas para construir nuevos conocimientos el desarrollo de habilidades intelectuales y como un medio para la construcción de conocimientos.

STEM, tecnología

Cognitive scaffolding. Amueblamiento cognitivo y tecnologías

Según Robert Wilson, en su Boundaries of the Mind, [2] el contexto cultural se ha constituido en un andamiaje cognitivo. Tecnologías como el ábaco, el quipus, la calculadora o la computadora se transforman en una extensión de nuestras habilidades intelectuales y las transforman. Son, por ende, una extensión que paulatinamente integramos en nuestra actividad intelectual, la modelan. Así, hablar de modelo cognitivo mediado por tecnologías de la mente, está relacionado con experiencias educativas que integran actividades científicas y técnicas. Están motivadas por problemas propios de la ingeniería y se basan en el uso de elementos propios de las matemáticas.

La educación que integra la visión compleja de los problemas propios de las ciencias, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas en las experiencias educativas desde la más temprana infancia y que integra su forma peculiar de resolverlos contribuye al amueblamiento cognitivo de niños y jóvenes.

La enorme dificultad que surge en términos pedagógicos para la aplicación de una metodología STEM en las aulas es el uso de una actitud propia de estas disciplinas. Esta actitud se distingue de otras formas de uso de nuestro entendimiento por su tendencia a explorar, cuestionar, indagar, dudar, experimentar, medir, calcular, poner en perspectiva, buscar indicios y un largo etcétera.

STEM y desarrollo de habilidades metacognitivas

No son pocas las iniciativas institucionales que buscan apoyar los procesos intelectuales de los estudiantes. Su valor radica en que es imposible aprender una disciplina sin desarrollar una competencia específica para construir conocimientos en esa disciplina. Es decir, cuando aprendemos ciencias o matemáticas aprendemos cómo aprender matemáticas. El uso de STEM en educación radica en que aprender con un enfoque multidisciplinario contribuye al desarrollo de habilidades en diversas disciplinas de manera integrada. Significa desarrollar habilidades intelectuales de manera integrada y aplicarlas en su trayecto escolar. Pensar el proceso educativo de manera compleja requiere de los docentes de una visión pedagógica mucho más amplia. Parte de una actitud científica, de la búsqueda de las causas de los fenómenos con genuino asombro. Esencialmente se trata de retar a niños y jóvenes para darles la oportunidad de pensar como científicos, de diseñar experiencias para presentar y probar sus hipótesis, en fin, se trata de generar condiciones para pensar y actuar como ingenieros, científicos, matemáticos.

Cuando un chico es retado a crear con un enfoque STEM, la posibilidad de que desarrolle habilidades de esa naturaleza contribuye a la formación de un nuevo modelo cognitivo. Si además estos retos son resueltos en medio de un ambiente mediado con tecnologías de la información como el coding o la robótica, las habilidades que el niño o el joven desarrollan son de una mayor calidad y profundidad.

Robótica y tecnología

¿Debe “atravesar” el STEM el nuevo modelo educativo?

Entre 2015 y 2018, el número de empleos dedicados a disciplinas STEM creció 17%. Mientras que hace tres años la mayoría de los proyectos educativos de esa naturaleza en los Estados Unidos se orientaban a estudiantes de bachillerato, en fechas recientes crecen el número de escuelas primarias y preescolares que involucran un enfoque de ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas.[3]

Uno de los obstáculos para poder generalizar el uso del STEM en las escuelas es la formación de los docentes. El nuevo modelo educativo que constituye el núcleo de la Reforma Educativa debe involucrar el desarrollo de habilidades STEM desde la educación preescolar.

El proceso de formación docente debe pasar, sin duda alguna, por un cambio profundo de concepción de la tecnología, la ciencia y las matemáticas. Se trata de incrementar la demanda cognitiva de los retos que se presentan en clase. No se trata de tareas interminables sino de pocas tareas que requieran poner en práctica las habilidades intelectuales más relevantes. Debemos concebir estos retos como parte del proceso de aprendizaje. Aprender “en la ciencia, la tecnología, las matemáticas como ingenieros” y no “para la ciencia, las matemáticas o la tecnología para memorizarlas”.

[1] Labastida, J., Producción, ciencia y sociedad: Descartes desde Marx, México, Ed. Siglo XXI, 2016.
[2] Wilson Robert A., Boundaries of the Mind: The Individual in the Fragile Sciences, Cambridge University Press, First Edition, 2004.
[3] Sobre esta visión de STEM en la educación preescolar puede consultarse el artículo de Bock, J.,  Engineering an early interest in STEM,  St. Louis Post-Dispatch, Apr 19, 2015. Véase http://www.stltoday.com/news/local/education/engineering-an-early-interest-in-stem/article_490c25a6-096c-5fae-bbf5-3972f37d9588.html