Cien Días del nuevo gobierno

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Con una economía destrozada y la urgencia de dar resultados que aliviaran la crisis, Franklin D. Roosevelt anunció en 1933 un periodo de cien días para que los norteamericanos pudieran sentir una mejoría. Esta política de intervención gubernamental de emergencia se transformó luego en un “nuevo pacto” económico y social que relanzaría a Estados Unidos como una potencia mundial. De ahí viene esta frontera artificial que después de hizo popular entre políticos y administraciones.

Dudo que falte una evaluación más sobre los primeros cien días de este gobierno. Por ello, propongo mejor una evaluación en sentido contrario, es decir, de nosotros como ciudadanos durante ese mismo periodo que tantos comentarios ha provocado.

Roosevelt a 100 días
Los cien días de Roosevelt (Foto: elmanana.com).

Primero, sugiero que este análisis empiece con el tema del momento (y de todos los momentos en este país) que es la corrupción. ¿Somos menos, más, o los mismos, después de cien días? Públicamente, la mayoría de quienes han sido encuestados opinan que la estrategia contra el huachicoleo es uno de los rasgos más positivos de esta primera calificación del gobierno actual.

Sin embargo, los hábitos ciudadanos no parecen haber cambiado mucho. Faltara medirnos con herramientas estadísticas, pero no percibo una modificación social respecto a la corrupción, más allá de alzar las cejas cada vez que leemos el escándalo del día. Parece que no hay actividad pública que no tuviera irregularidades o estuviera amañada a favor de algún cuate. Hago otra pregunta: ¿dónde estábamos todos cuando sucedió esto? Si la respuesta es “aquí mismo y por eso votamos como votamos en julio del año pasado”, entonces podemos explicar, en parte, nuestra molestia con el sistema político y económico que teníamos; pero no es suficiente.

Seguimos dependiendo de la gasolina para movernos por las principales ciudades del país, lo que demuestra que no deseamos bajarnos del automóvil, aunque eso implique ahorros y cuidado del medio ambiente. Tampoco nos hemos organizado para evitar que las estaciones de servicio de combustible nos den litros incompletos, a pesar de que vamos en el camino de hacernos expertos en opinar sobre refinerías, y no veo mucha presión civil para que, de una vez y por todas, se regule correctamente para que lo despachado sea lo justo.

cien días de gestión Andrés Manuel López Obrador
Foto: The New York Times.

Si bien hay una enorme protesta e indignación en redes sociales por la cancelación de recursos para estancias infantiles y otros servicios que fueron subcontratados en el pasado, observo poco interés por conocer quién o quiénes eran los particulares favorecidos por este tipo de concesiones; lo mismo para guarderías subrogadas del IMSS (a las que, por ejemplo, pertenecía la guardería ABC en Sonora) e incluso los comedores subvencionados por el gobierno donde, de acuerdo con la información presidencial de hace dos días, también existen irregularidades.

En resumen, las acciones tomadas por el nuevo gobierno, encaminadas a fortalecer su principal bandera que es el combate a la corrupción, no genera una movilización social para saber hasta el último detalle sobre cómo se armaron negocios, se obtuvieron favores, o se benefició a unos cuantos con dinero de todos.

Claro que esa puede ser una tarea de los medios de comunicación y su papel de investigadores en la sociedad, sin embargo, ¿no es también una tarea de nosotros los civiles pedir los datos, generar y compartir la información correcta, y no sólo manifestar nuestra opinión?

Para avanzar en eso no necesitamos la ayuda de ningún gobierno. Si bien las facultades legales e institucionales recaen en los diferentes niveles de la administración pública, cada ciudadano debe participar y hacerse responsable de denunciar delitos, faltas administrativas y cualquier otro aspecto que perjudique su buen y bien vivir.

También de modificar sus malos hábitos, sus conductas nocivas y de construir una ciudadanía que produzca un nuevo acuerdo, que puede venir del gobierno hacia la sociedad como el de Roosevelt, o podemos proponerlo nosotros hacia quienes hoy tienen la tarea de conducir al país. Esa, y no otra, es la verdadera participación social.

Ya con esos elementos: ¿Cómo calificarían sus primeros cien días?

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Diego Cespedes C.

Pienso que el peor enemigo del pupulismo social comunista, que es lo que pretende la transformacion de cuarta. Es la realidad misma.
No hay manera de acabar con la corrupción mientras persista la impunidad y la no aplicación de la ley.
Con palabras de critica y destrucción del tejido social AMLO nada logrará. Con desprecio a la IP, nada logrará. Con pactos de perdón a los rateros nada logrará.
Necesita dejar su capmpaña e iniciar un gobierno donde los corruptos nuevos o viejos paguen por su actuar.
Mientras tanto no suceda, pueden pasar 100 o 1000 duas y nada pasará.
Creo que menos queja y menos impunidad sería un buen inicio.

ROD

Para ver la realidad de los 100 días, es necesario hacer una análisis honesto y profundo obteniendo una estructura de datos de estos 100 días. Se deben obtener los porcentajes de cada uno de los siguientes puntos sumando entre todos el 100%: ¿Qué porcentaje de trabajadores ha sido cesado o cuestionado por contradecir lo que AMLO ha dicho?; ¿Qué porcentaje de las encuestas realizadas entre el pueblo, para continuar y cancelar algunos proyectos, han sido buenas o han estado amañadas?; ¿Qué proyectos importantes para México se cancelaron? ¿A quienes se les ha aplicado la ley en contra de los corruptos?; ¿Qué porcentaje de democracia real se ha tenido?; ¿Qué acciones viscerales se han tomado?; ¿Cuántos de los proyectos propuestos tienen un planteamiento real que estén sustentados con estudios, análisis y autorizaciones requeridas para su implementación?

¡No creo que solo con buenas intenciones se obtengan buenos resultados!

Veamos algunas de las consideraciones que pudieran ayudar al citado análisis:
Sus conferencias matutinas y están llenas de datos imprecisisos y de correcciones a su gabinete como lo es el aplazamiento de la construcción de la refinería en Dos Bocas, Paraíso, Tabasco. Su crecimiento del 4% sin aumentar impuestos, se parece a lo dicho en campaña indicando que se bajaría el precio de los combustibles. Su ataque a la corrupción es bueno, pero no lo es todo y adicionalmente hay que evitar la impunidad.
AMLO vive en el pasado al hablar de los años 30 hasta los 50, lo que no se da cuenta es que en esos tiempos había mucho menos competencia de la que hay ahora y eso obliga a tener nuevas estrategias de inversión públicas y privadas; Canceló las promociones al turismo y el flujo de este se ha reducido en México en lo que va del año. Canceló la construcción del NAIM por un capricho, como resultado no se tendrán muchos trabajos así como ingresos por turismo y otros rubros además que todos los mexicanos pagaremos esa deuda como pagamos el Fobaproa y otros. También frenó la reforma energética (PEMEX y CFE) donde entrarían tanto inversiones nacionales como extranjeras y en estos momentos y debido a la incertidumbre que se ha generado por esas acciones los inversionistas están indecisos en para realizar inversiones en México. Finalmente se nota que se toman decisiones sobre las rodillas y sin un análisis previo así como se están promoviendo las asignaciones directas y evitando los estudios que requieren todos los proyectos que se pretenden desarrollar como por ejemplo la famosa refinería en Dos Bocas que primero se hablaba de 3-4 mil millones de dólares y últimamente se habla de que son 8 mil millones.

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