Soluciones a la Crisis de la Eurozona

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El fin de semana pasado se anunció la solicitud de España a las autoridades de la zona euro por una línea de crédito por 100 mil millones de euros. A pesar de que el dinero no será utilizado para rescatar al país sino para recapitalizar a las instituciones financieras, las preocupaciones respecto a la deuda soberana y la salud de las instituciones financieras de la zona euro han mantenido la tensión existente entre ahorradores e inversionistas.

Y aunque parece ser que ésta crisis continuará, es importante analizar las posibles soluciones que existen y aquellas que se están llevando a cabo.

Liquidez y recapitalización

La crisis económica de hoy ha pasado a ser, en gran parte, una crisis bancaria. El riesgo de contagio entre los países de la eurozona se encuentra en las instituciones financieras, que son las que tienen una gran parte de la deuda soberana emitida por los países que están en riesgo de impago, y por lo tanto, expuestos a una descapitalización. En el caso específico de los bancos españoles, hay que añadir el alto índice de cartera vencida del sector de construcción y promoción inmobiliaria. Adicionalmente, un pánico entre los ahorradores que conlleve a una salida generalizada de los recursos podría crear una crisis de liquidez.

Por eso, es importante en primer lugar, evitar que el pánico y temor de los ahorradores se materialice en una fuga de capitales. Esto se logra a través de la inyección de liquidez por parte de los bancos centrales de cada país, en su función de prestamistas de última instancia de las instituciones financieras y del BCE, que puede apoyar a los bancos a través de subastas de liquidez. La otra es la recapitalización de los bancos, es decir, la inyección de capital directamente en el balance de la institución, proviene del le permite a las instituciones lograr los niveles mínimos requeridos de capital, fortaleciendo su situación financiera y evitando la quiebra de la institución, además de un subsecuente riesgo sistémico que afectaría a otras instituciones financieras y al sistema en su conjunto. Hasta ahora se ha logrado este objetivo con la inyección de recursos a las instituciones financieras a través de los gobiernos, los cuales han provenido del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera, que es un mecanismo que puede emitir bonos u otros instrumentos de deuda para proporcionar préstamos a los gobiernos de la eurozona con problemas financieros. Sin embargo, ni el BCE, ni el FEEF cuentan con recursos ilimitados en caso de que varias instituciones requieran ayuda.

Menores tasas de interés y crecimiento sustentable

Sin embargo, el centro del problema y la verdadera fuente de inestabilidad financiera es el alto endeudamiento de los gobiernos y para ello es importante permitir que los gobiernos emproblemados logren un crecimiento sustentable que permita disminuir sus niveles de deuda pública y déficit fiscal. Para ello se han planteado medidas de austeridad para los países en problemas que han recibido ayuda de las autoridades monetarias. Estas medidas buscan básicamente que los países gasten menos para poder reducir su nivel de endeudamiento. Adicionalmente, se ha planteado la emisión de eurobonos, en donde un organismo (que no sería ni el BCE ni el FMI) sería el encargado de la emisión de deuda y de distribuir los recursos obtenidos a los diferentes países que los requieren. Esta medida serviría para reducir los altos diferenciales de tasas de interés que existen entre los países de la eurozona. Así, todos los países del bloque terminarían pagando las mismas tasas de interés. Sin embargo, lo que para países más riesgosos como Grecia o España es una ventaja, ya que pagarían tasas de interés por debajo de las actuales, teniendo un mayor respiro, para otros países como Alemania o Francia es una inconveniencia, pues las tasas seguramente serían más altas que las que ellos deben pagar hoy en día por sus buenas finanzas y bajo riesgo de impago. Por ello, la medida, aunque parece correcta para el bien común, estaría castigando a los que han tenido mayor cuidado en el uso de sus recursos. Otro problema que complica la emisión de eurobonos es que aún existe una coordinación fiscal entre los países de la eurozona. El hecho de que el euro haya funcionado adecuadamente desde su creación hasta hace poco se debió a que los países mantenían un bajos niveles déficit fiscal y deuda. Sin embargo, a partir del estallido de la crisis económica en el 2008 en EEUU y su repercusión en el resto del mundo, los niveles endeudamiento en los países de la zona euro se dispararon, que, al no tener un mecanismo fiscal, culminó en los problemas que se viven hoy.

Unificación de la Política Fiscal en la Zona Euro

Tanto la inyección de liquidez, la recapitalización a los bancos y la emisión de eurobonos son soluciones para apagar problemas inmediatos. Ninguna de éstas medidas representa una solución de fondo. Uno de los cambios estructurales que se debe hacer es la unificación de la política fiscal de los países que conforman la euro zona. Una condición esencial para lograr un crecimiento económico estable es lograr balances presupuestales sólidos entre los gobiernos y evitar las diferencias tan grandes que se tienen hoy en día entre la deuda pública de los diferentes países. Una política fiscal de la zona euro representaría un “pacto” entre todos los países para seguir lineamientos que tracen políticas de austeridad y límites en niveles de endeudamiento. Este es uno de los temas principales en los que Alemania y Francia han venido trabajando. Sin embargo, es una medida que tomará tiempo lograr y cuyos resultados serán únicamente a largo plazo.

La recuperación será a largo plazo

Las soluciones que se están tomando actualmente están encaminadas a evitar un colapso de las instituciones financieras y una problemática más seria de los gobiernos. Ninguna de ellas tendrá un efecto inmediato en la recuperación de la economía del euro. Por ahora, es necesario calmar los temores de los mercados entorno a la deuda soberana, lograr un marco fiscal para los países de la eurozona y buscar una reducción en las tasas de interés que permitan poner los cimientos para el crecimiento económico de largo plazo.

Si las autoridades no logran calmar los temores actuales, los mercados financieros, que se han mantenido a la espera de soluciones que al día de hoy permanecen como propuestas, tendrán una menor credibilidad sobre la ejecución y alcance de las soluciones y con ello, el nerviosismo que hemos visto en los últimos meses se incrementará, empeorando la situación en general.

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