China: sistemas de pagos vía Apps e inclusión social y financiera

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Hemos visto con interés y asombro cómo en China se han introducido nuevas formas de pago en tiempo récord a través de las aplicaciones (Apps) Alipay (de Alibaba, similar a Amazon) y WeChat Pay (perteneciente a TenCent que contiene la red social más importante del país, Webchat, similar a Facebook). Estas Apps surgieron a mediados de la década de 2000, pero despegaron realmente en 2014 y actualmente cuentan en conjunto con casi dos mil millones de usuarios, de forma que procesan alrededor la tercera parte del gasto en consumo en China (The Economist).

Su crecimiento, además, es rapidísimo. En los primeros diez meses de 2017 se habían registrado cerca del equivalente a 13 billones (trillion en inglés) de dólares en pagos a través de celulares, es decir, 38% más que en igual período en el año anterior (Xinhua, citado por American Banker). Las dos mayores Apps mencionadas daban cuenta de más del 90% de las transacciones hechas en forma digital en 2018.

Sin duda ha ayudado a esta revolución en los sistemas de pago la gran penetración de teléfonos móviles e Internet en China. En junio de 2019 había 829 millones de usuarios de Internet en el país (19% del total de usuarios en el mundo).

Pareciera que China se ha saltado las etapas por las que han pasado los países industrializados y muchos otros en los sistemas de pago: en lugar de evolucionar desde los pagos en efectivo, a los pagos vía cheques, al uso de tarjetas de débito y crédito, y posteriormente a pagos digitales vinculados al sistema de tarjetas, han ido directamente a los pagos digitales y sin pasos intermedios (aunque sí requieren una cuenta bancaria donde están los fondos que se transfieren a las billeteras electrónicas). Esto se explica en parte por el rápido avance en plataformas digitales (comerciales) comparado a la evolución más lenta de los medios de pagos también digitales (financieros) en ese país. Así, por ejemplo, la plataforma comercial Taobao incorporó a Alipay en ella para que sus clientes pudieran pagar digitalmente sus compras dentro de la propia plataforma. WeChat Pay tiene una historia diferente, pero también cubre una necesidad de financiamiento entre individuos que no estaba disponible (véase la historia de WebChat Pay a propósito de los regalos monetarios en sobres rojos).

Sobre rojos.
Imagen: Confucio Magazine.

Las ventajas de estas nuevas formas de pago las experimentan los consumidores, que pueden hacer uso de WeChat Pay y AliPay para comprar mercancías, pagar servicios de utilidad pública, recibir y mandar remesas, comprar boletos de avión, pagar taxis, hacer pedidos de restaurantes, etc., obtener el servicio con gran rapidez y disfrutar de la comodidad y mayor seguridad de no tener que portar efectivo. Las cualidades de este sistema no son menores para los propios vendedores. Según un estudio reciente de Brookings Institution, los comerciantes en China se han resistido a obtener lectores de tarjetas bancarias, porque es un costo que no están dispuestos a absorber ni han querido traspasar a los consumidores. Para que esos lectores funcionen necesitan, además, sistemas telefónicos alámbricos o inalámbricos, lo cual también tiene un costo que no han estado dispuestos o en condiciones de pagar, especialmente cuando se trata de pequeños y micro-comerciantes.

La disponibilidad de teléfonos móviles inteligentes ha permitido a millones de personas pagar por compras hechas en todos lados a través de Apps en China. Por esta vía se pueden realizar pagos móviles (m-commerce) en forma directa y rápida en establecimientos gracias a los códigos QR (quick response o respuesta rápida). Se puede pagar de dos maneras a través de QR: el cliente escanea el código QR del vendedor, que puede estar simplemente impreso en un papel a la vista del cliente, e ingresa el monto que tiene que pagar, con lo que se envía directamente al comerciante (en este caso la conexión telefónica la aporta sólo el comprador). O bien, el cliente enseña su propio código QR en su celular al vendedor, quien lo escanea estableciendo el monto del cobro. Ambos cuentan con una billetera móvil para hacer estas transacciones. Además de su uso en comercio físico, Alipay y WeChat Pay se usan masivamente para hacer compras en línea (e-commerce). Para superar la desconfianza, se creó el sistema escrow, por el se requiere que el comprador pague antes de que se le envíe el producto, pero el pago se libera sólo después de que el bien ha llegado a su destino y el cliente confirma que es el correcto.

A las facilidades y ahorros mencionados con este nuevo sistema de pagos, hay que agregar que todas las transacciones descritas se pueden efectuar en forma gratuita. Los cobros por operaciones a través de estas App son de 0.1% a partir del retiro de 10,000 RM (US 1,400 dólares, aprox.) y también hay un costo cuando se trata de una transacción internacional. Esto contrasta con los cobros a los comerciantes en países como Estados Unidos por el uso de tarjetas de crédito, que es más de 2% del valor de la transacción por el procesamiento de la venta (por Visa o Mastercard).

No todo es tan ventajoso en las App cuando se comparan con los sistemas bancarios. El dinero que sus usuarios mantienen en sus billeteras electrónicas no genera intereses. Además, los pagos que se hacen son instantáneos, sin existir la ventaja que proveen las tarjetas de crédito de no cobrar intereses a lo largo del mes en que se efectúa la transacción. Para obtener crédito para una compra o interés sobre el ahorro hay que solicitarlo y procesarlo fuera del sistema de pagos de las App, pero se pueden conseguir dentro de cada uno de sus ecosistemas financieros.

Pago QR
Fotografía: Infotechnology.

Por otra parte, las grandes ventajas que ofrecen estas App se aplican mientras los usuarios se mantengan dentro del mismo ecosistema financiero, pues si los fondos se recanalizan al sistema bancario o a otras plataformas financieras, sí hay que pagar por ello. Tanto los ecosistemas de Alibaba (del cual forma parte Alipay) como de Tencent (que contiene a WeChat) han desarrollado todo tipo de servicios (cuentas de ahorro, de inversiones, seguros, créditos, etc…) para responder a las crecientes necesidades financieras que puedan tener los clientes. Pero la tendencia es a crear verdaderos gigantes digitales, no fáciles de controlar por parte de las autoridades de competencia. La envergadura de estas actividades financieras dio un nuevo salto a partir de que en 2018 China abrió a los extranjeros los sistemas de pagos y liquidación en línea (EIU).

¿Puede considerarse que las Apps como Alipay y WeChat Pay contribuyen a una mayor inclusión financiera en China?

(…) Sí y no (…).

El acceso a cuentas bancarias para servicios básicos como pagos y ahorro es prácticamente universal en China. Como indica el estudio muy reciente de Aaron Klein (Brookings Institution, 2019), el país cuenta con un sistema bancario sólido, indispensable para la distribución de diversos beneficios que otorga el gobierno, por lo que muchas personas tienen dos cuentas bancarias o más. También existe una extendida red de tarjetas –UnionPay desde 2002–, pero la modalidad como tarjeta de crédito no ha tenido mucho éxito en el mercado nacional.

Hasta hace poco productores y comerciantes dependían de que sus clientes contaran con efectivo, mientras que ahora con las Apps, pueden formar parte de un mercado más ágil y amplio. También los consumidores pueden adquirir más fácilmente todo tipo de productos y servicios sin tener que contar con el efectivo. Por tanto, estos mecanismos de compra-venta digitales son más incluyentes de un gran segmento de la población que usualmente sólo usaba dinero contante y sonante. Esta forma de inclusión es especialmente interesante para un país que está saliendo de la pobreza. Además, el mecanismo digital-financiero descrito es mucho más ecuánime que el sistema de tarjetas de crédito. El uso de éstas tiene un efecto muy inequitativo en los países en los que este instrumento de pago predomina. Los segmentos de altos ingresos, que cuentan con tarjetas de lujo, ven los elevados costos de ellas más que compensados por los beneficios que reciben (premios, recompensas, etc., que se traducen en mayor efectivo para ellos). En cambio, la clase media que tiene acceso a tarjetas más sencillas, y que frecuentemente caen en el pago atrasado de sus saldos deben, por tanto, cubrir altos intereses, mismos que los bancos usan para financiar los premios a los tarjetahabientes de mayor status. Por tanto, es un sistema muy costoso para aquellos de menores ingresos. El estudio de Brookings mencionado sostiene que el sistema de tarjetas de crédito tenderá a conservarse en países como Estados Unidos justamente por los beneficios que ciertos sectores obtienen a costa de otros.

Banca digital.
Imagen: GettyImages.

El Sistema de pagos no bancario a través de las Apps, también se ha extendido hacia el sector rural de China, pero en menor grado por problemas de diversa índole. A fines de marzo de 2017, Alipay tenia 163 millones de usuarios en el mercado rural  (Banco Mundial y Banco Popular de China). Sin embargo, estos modelos digitales no pueden cerrar del todo la brecha de acceso a servicios financieros que hay en la sociedad china para sectores remotos, población envejecida, y otros segmentos, por lo que se necesitan otros medios para alcanzarlos. Por tanto, si bien las Apps sí tienen un efecto incluyente, sólo pueden ser complementarias de otros mecanismos de inclusión financiera.

El mayor esfuerzo para mejorar la inclusión financiera de la sociedad china ha ocurrido en los últimos 15 años y se ha concentrado especialmente en los sectores como la población rural (43% del total de habitantes), las pequeñas y medianas empresas (PYME), los discapacitados, los sectores pobres y los adultos mayores. Esto sin duda ha contribuido a sacar de la pobreza a una parte importante de la población. Entre otros, vale destacar el plan de 2006-2008, que abrió las puertas para proveer nuevos servicios rurales financieros tales como “bancos de pueblo”, cooperativas mutuales de crédito y compañías de microcrédito de nuevo tipo (Banco Mundial y Banco Popular de China, 2018). La creación del Banco de Ahorro Postal de China en 2007 (PSBC, por sus siglas en inglés) para servir al sannong (el sector agrícola, campesinos, y sector rural, en general, las PYME, y pequeñas comunidades) y el Plan para promover el desarrollo de la inclusión financiera (2016–2020), han sido muy relevantes para bancarizar a los sectores mencionados.

Una de las lecciones que se puede extraer del caso de China es que la expansión de los sistemas de pago digital no bancario mediante las Apps, puede ayudar a mejorar la inclusión financiera de sectores importantes de la sociedad, pero es imposible que llegue a todos los grupos marginados, especialmente los del sector rural. La bancarización de este último y de otros segmentos es esencial para acercar a estas personas al mercado, pero también para evitar que fondos canalizados a estos sectores pasen por la intermediación de instancias que podrían ser corruptas o para desviarlos con otros fines, como los clientelares.

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