En las últimas semanas, el concepto inspirado del toreo de Rodolfo Rodríguez “El Pana” ha campeado en La México, su tauromaquia en manos de Uriel Moreno “El Zapata” y el 26 de enero de Antonio Ferrera, tiene continuidad y lo más curioso es que está vez un español toma de un mexicano sus conceptos, a veces churriguerescos, y los plasma en el ruedo.
En el cuarto de la tarde, con el “Chiquis” de la ganadería de Villa Carmela, Antonio Ferrera utilizó un capote que perteneció a “El Pana”, para hacer alguno de sus personales lances.
Luego con la muleta tejió una inteligente faena que incluyó naturales con la derecha, ante un toro del que poco a poco fue extrayendo su buen fondo en la embestida. Remató con un volapié rotundo en la suerte suprema, arrancando desde 607 metros.
El conjunto le valió un par de trofeos y seguir en el gusto de la afición capitalina que lo alzó en volandas al finalizar la corrida, por la muestra de inspiración surgida de su imaginación, pero también de la del tlaxcalteca –a quien solamente después de aquella tarde mágica del 7 de enero de 2007 en La México, muchos entendieron su valor– tantos años vituperado.
Ferrera con un toro guanajuatense de Villa Carmela, nuevamente en La México, logra una faena inolvidable tejida con los hilos de la fantasía del torero y quien en una etapa madura de su existencia, ha logrado un sello que le caracteriza y lo hace distinto al resto, incluyendo que es uno de los pocos toreros españoles en la historia que muestra, por momentos, inspirarse en un torero de acento mexicano.
Luis David en el sexto supo, con el capote y la muleta, estructurar una faena muy maciza y solamente por el defecto de colocación en la suerte suprema no obtuvo más de un trofeo. Sin embargo, vimos atisbos de quien el año pasado en la temporada europea, supo con gallardía representarse y, por ende, representar al toreo de México.
Reapareció Arturo Macías después de la cornada que sufrió en Madrid hace cuatro meses y desde que desfiló en el paseíllo, recibió las muestras, reconocimiento del público capitalino sabedor del calvario que ha padecido desde su percance y que ahora le obliga a torear auxiliado por la tecnología médica, su actuación fue meritoria y demostró la vocación que lo impulsa a no arredrarse.
Al iniciar las notas del pasodoble Cielo Andaluz, vimos el gozo en su rostro, orgulloso del alborozo por su caminar de la puerta de cuadrillas al burladero de matadores, y cuando llegó con sus compañeros al burladero de matadores, surgió el aplauso hacia su vocación y actitud; fue muy emotivo, así como su saludo en el tercio para escuchar una ovación de tarde grande.
Los astados que le correspondieron no le permitieron del todo tener lucimiento, sin embargo, fuimos testigos del reencuentro de un gran ser humano con su profesión, truncada hace cuatro meses en Madrid por los gajes del oficio, pero que no se arredra y pone de su parte para continuar en su vocación que desde niño lo impulsa a ser torero.
A casi 30 años de la desaparición física de Pepe Alameda, sigue vigente su frase: “el toreo no es graciosa huida sino apasionada entrega”. De ello fuimos testigos el 26 de enero en La México.
El próximo sábado 1 de febrero, a las 3:00 de la tarde, habrá un evento gratuito para acercarse a La México. Quedamos todos invitados, nunca se había celebrado un acontecimiento de esa índole.
Habrá tienta, práctica de toreo, cine taurino, entre otros eventos, que permitirán vivir de cerca a niños y adultos desde dentro al entrañable coso a casi 74 años de su inauguración, y que se celebrará a partir del lunes 3 de febrero, con dos corridas de toros. Por ahí nos encontramos.