La semana pasada vimos las imágenes de varios niños armados como parte de la milicia. ¿Qué es lo pasa por la mente de un niño? ¿Cuándo se convierte en un recluta? ¿En qué momento es miembro activo del crimen organizado? ¿Qué lo lleva a transformarse en un sicario? No es noticia que las organizaciones criminales buscan y encuentran en la destrucción del tejido social a sus reclutas, es más, necesitan de esa destrucción o falta de tejido social para nutrirse. Resulta ingenuo preguntar en dónde están los padres de esos niños que han sido abandonados y olvidados, completamente vulnerables, y que día a día viven en la miseria, desprotegidos, expuestos al abuso y a la violencia. Y que, penosamente, nunca tuvieron oportunidad de elegir, y este panorama desolador ha sido su única opción.
¿Cómo se llegó a este punto? Es el resultado de la mezcla de extrema pobreza, de la falta de servicios, del limitado o nulo acceso a la educación y a la salud. Todo ello consecuencia de la corrupción de un sistema político ineficiente, de una sociedad indolente, y así, la primera víctima se vuelve victimario y ahora de una nueva víctima que se siente alejada de ese entorno, de manera que se va creando el círculo macabro. No debemos seguir prolongando acciones concretas para crear las condiciones necesarias de un sistema, que aún con la ausencia de los padres o tutores, pueda proteger a estos niños y brindarles sus derechos elementales.
Estamos hablando de niñas y niños que no llegan a los doce años. Es increíble, pero pareciera que se les quiere ver como objetos, cuando son personas que merecen tener una vida digna.
Sugiero más propuestas y acciones como éstas:
1. Grupos de intervención conformados por trabajo social, psicológico, médico, y sociológico, implementando acciones y programas inmediatos.
2. Construcción y mejora para la “dignificación de las instalaciones” (escuelas, clínicas, parques, plazas, espacios públicos en general).
3. Programas de detección de riesgos sociales (profesor monitor, médico monitor, trabajador social, todos capacitados y sensibles al contexto y situación de cada niño y niña).
La lista es tan larga como la queramos hacer. El enemigo es la corrupción y la indiferencia, y esto es corresponsabilidad de todos. Winston Churchill decía que Un apaciguador es alguien que alimenta al cocodrilo, esperando que se coma a otro antes que él. ¡Urge comenzar! Los niños no son el futuro, son el presente de México.
¡Hasta la próxima semana!
También te puede interesar: Frontera, violencia y conflicto