Sin duda estamos viviendo en un mundo muy diferente al de hace tan sólo algunos años, en donde una gran cantidad de personas no están satisfechas con lo que ven, con lo que viven o hacen, se sienten injustamente tratados por el sistema o modelo de su país, no tienen claro qué van a hacer o cómo deben de educar a sus hijos; muchos se sienten desplazados ya sea por la tecnología, por la cantidad de datos, su manejo o explotación, y todo esto va aumentando la incertidumbre al igual que polariza la convivencia social.
En 2008 Thomas L. Friedman escribió un extraordinario libro, Hot, Flat and Crowded. Why we need a green revolution and how it can renew America, en el cual nos dice que el mundo se ha convertido en un lugar caliente (hot) debido a las altas y excesivas temperaturas que ha estado alcanzando, principalmente en lo climático, pero también en lo intenso de los cambios políticos, económicos y sociales. Y en estos momentos en donde una enfermedad ocasionada al otro lado del mundo, se convierte en una pandemia prácticamente global, que ataca sin discriminar raza, religión, nacionalidad o estatus social, nos lleva a reflexionar que a pesar de todos nuestros avances médicos, tecnológicos y de comunicaciones, algo más nos ha faltado desarrollar, que seguimos siendo muy vulnerables no tan sólo a desastres naturales sino también a otros riesgos.
El autor se refiere a lo plano (flat) en el sentido de que todos estamos interconectados 24/7/365 –horas, días y año–, lo cual ha ocasionado que todos tengamos la misma información, que todos nos podemos ver y comunicar sin costo, que estemos buscando las maneras más eficientes para trabajar, para armar, desarrollar o vender un producto o servicio. Realmente nos hemos convertido en una comunidad única, donde las barreras de la distancia o lenguaje ya no impiden el progreso. Por el desarrollo de los sistemas y medios de comunicación parecería que iremos avanzando rápidamente a un proceso cada vez más globalizado.
Esto ha implicado un intercambio intenso entre nuestras comunidades así como de nuestros negocios, las famosas cadenas de valor ya son una realidad, al igual que nuestras dependencias sociales entre diferentes países, por eso la Tierra no tan sólo es plana, sino que se parece más a una cancha de futbol común para todos, pero con árbitros y reglas diferentes, y todos queriendo jugar el mismo juego pero sin protocolos y, a veces, hasta con pelotas diferentes. Tal situación está quedando en evidencia con el COVID-19, donde no se ve un protocolo ni común ni suficiente para atacar un tema vital global.
Cuando Friedman se refiere a aquello sobrepoblado (crowded), lo entiendo también para otros temas diferentes al poblacional, como son los médicos, los de información, de datos fidedignos y falsos, seguridad, etc. Parecería que lo indispensable ahora es poder diferenciar y discernir qué es lo importante de tanto ruido; ya no es un tema de lenguaje sino de saturación y de lo que era antes un riesgo aislado o focalizado, ahora se puede convertir en un tema mundial y tendremos que aprender a tratarlos de esa manera, tendremos que encontrar protocolos globales que nos ayuden a minimizar y a convivir con estos riesgos.
Parecería que los modelos anteriores ya no funcionan y todavía no se ve un país líder, con un sistema o acuerdo social que muestre cómo se puede crecer de manera sostenida y sustentable, pero sobre todo sin pobreza y desigualdad.
En esta nueva cancha tendremos que establecer las nuevas reglas, lineamientos, protocolos y árbitros que nos permitan además de minimizar los riesgos –médicos, seguridad, cibernéticos, sanitarios, económicos, entre otros–, también crecer de una manera sustentable, sostenida y que realmente se pueda erradicar la pobreza y minimizar la desigualdad, no como un tema humanitario sino como un tema de supervivencia.
Es fundamental encontrar un país líder, que establezca el ejemplo de cómo enfrentar este nuevo mundo de manera exitosa, y si esto no es posible, sí deberíamos tener la capacidad de desarrollar una institución global que lo haga. Reitero, y es una tristeza que así esté ocurriendo, el ejemplo del COVID-19 nos debe llevar a un cambio urgente para buscar de manera permanente el bien común.
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Excelente artículo
Felicidades PEPE, por el escrito y por la toma de conciencia…… saludos Ricardo
Los lideres de las economias mas grandes tienen que aprender a dar el ejemplo, a ser humanitarios, a luchar codo con codo con sus recursos para ayudar al mundo a vencer esta pandemia en lugar de estar perdiendo el tiempo echandose la culpa. Estupido y vergonzoso
Bien, son necesarias todas la reflecciones para equilibrar a los seres humanos en sus sociedades.
Felicidades.