Mundo

De gringos a “gringos” en México

Lectura: 4 minutos

La historia de México en el renglón de las relaciones con el país vecino, siempre nos ocasionará dolor.

Un “gringo”, como se les denomina, según la etimología popular, en referencia a la Guerra Mexicano-Estadounidense (1846-1848), donde supuestamente los batallones de Estados Unidos se identificaban por colores. En el campo de batalla el comandante del batallón verde gritaba: Green, go! “¡Adelante, los verdes!”, para ordenar el avance; los mexicanos imitaban de manera burlesca este grito de donde surgió el sobrenombre de “gringo” para designar a sus enemigos, o bien expresaban su disgusto ante la invasión exclamando Green go!, en este caso, “¡Fuera verdes!”, para que se regresaran a su tierra.

Son evidentes los perjuicios que nos causaron. De inicio se quedaron con más de la mitad de nuestro territorio; ese debería ser un buen motivo del gobierno mexicano para trabajar arduamente en que lo devuelvan; será más apropiado y legalmente instrumentable que pedir disculpas por la feroz conquista de los españoles. Debemos subrayar que han dejado buena huella los tratos de México con los “gringos”; en negociaciones invariablemente ganan la mejor parte y nosotros llevamos las de perder, ya sea en perdidas monetarias y sistemáticas actitudes degradantes.

mexico estados unidos
Imagen: Wikimedia.

Los diversos grupos migrantes que llegan a nuestro país lo hacen para establecerse permanentemente, tal como españoles, árabes, judíos, chinos, etc. Se les recibe con los brazos abiertos y hay ocasiones que se vuelven más mexicanos que cualquier otro. Mas sin embargo esto no es lo que ocurre con los “gringos”, quienes para infortunio nuestro, buscar beneficios, de inicio el que corresponde al cambio de moneda, al descubrir que viven aquí porque les resulta más económico y lo aprovechan de manera generosa; otros vienen a hacer negocios, e insistimos, obteniendo espléndidas ganancias que por temor les ofrece nuestro ámbito gubernamental. Otros “gringos” vienen por oro e inclusive algunos se casan con mexicanas para obtener la ciudadanía para después impunemente incursionar y realizar actividades incompatibles. Estos “gringos” sin oficio ni beneficio que se casan con pseudoaristócratas mexicanos que se permiten deslumbrar y que siempre han aspirado a obtener la nacionalidad estadounidense, que se hacen pasar por académicos sin mostrar constancia de sus estudios, ni cédula profesional. Varios de ellos se dicen “intelectuales”, para sobornar a los crédulos; llega a tal grado su desfachatez que haciéndose pasar por protegidos de importantes funcionarios, dirigen organismos universitarios con presupuesto ilimitado.

Hay “gringos” perversos que intervienen ad hoc en procesos electorales, difaman y ofenden sin moderación abusando de la impunidad que gozan por sus relaciones familiares. A todo esto, lo menos que recomiendo hacer, es aplicar el artículo 33 de nuestra Constitución, que a la razón precisa: “Los extranjeros no podrán de ninguna manera inmiscuirse en los asuntos políticos del país”.

Con frecuencia los gobernantes norteamericanos nos agreden; tal ha sido y es el caso del impresentable Donald Trump, quien ha señalado a los mexicanos como asesinos, violadores, ladrones y todo tipo de adjetivos que nos denigran, pero que solo ubican lo que ha sido la constante de los dirigentes de Estados Unidos, que digámoslo claro, desean nuestro cataclismo.

Entendemos mas no aceptamos que un “gringo” en el territorio que es hoy o que en el pasado fuese nuestro, nos agravie. Es inadmisible y debe unirnos a todos los mexicanos, el que un “gringo” o cualquier otro ajeno a nuestro país, venga investido de su exnacionalidad o binacionalidad norteamericana a insultar a un nacional, para lograr sus ambiciones políticas, perversidad y complacencia gubernamental, y con ello difame y calumnie a uno de los nuestros.

gringos y mexico
Imagen: The Daily Beast.

Es momento de estar juntos frente a estos desaforados del mundo. No hay una sola patria en el mundo que tenga simpatía por este tipo de personajes nefastos, genocidas y delincuentes. Es indignante que a estos personajes se les otorguen canonjías, como programas de televisión, espacio en medios académicos y que ocupen puestos para los que bajo ningún concepto tienen los méritos, habiendo mexicanos debidamente capacitados.

Debemos ser drásticos y exigir a las autoridades que, a los extranjeros desaforados, como el caso de estos “gringos” a quienes me refiero que se inmiscuyan en la política nacional se les debe marcar un alto y actuar como jurídicamente corresponde.

Existen “gringos” que tienen antecedentes penales en México, por golpear en pandilla a personas indefensas y cuyos expedientes están vivos. Es todavía más relevante actuar sin miramiento, aplicándoles la ley hasta las últimas consecuencias a efecto de que les sirva de ejemplo a otros que los emulen.

Los “gringos” a los que me refiero, son tan cínicos que ocupan cargos remunerados e incompatibles y que saben que nadie atentará en su contra, porque se creen poseedores del cariño de gobernantes. Nuestros funcionarios están obligados a reflexionar y darse cuenta que esos “gringos” se han aprovechado de ellos haciendo uso indebido de su amistad, inclusive llegando al tráfico descarado de influencias, manipulando, gracias incluso en varios casos a sus relaciones matrimoniales, que cínicamente exhiben y toman ventaja de ellas.

México es para los mexicanos y para los extranjeros que no intencionan lastimarnos.

Por lo mismo, nuestro México es para los gringos de grandes valores y acciones universales en búsqueda del bienestar que no son como los “gringos” que aquí enumero.


También te puede interesar: Feliz 2021 – Por una humanidad esplendida.

La última y nos vamos

Lectura: 4 minutos

Y sí, fue un año muy difícil para muchos. Comenzamos este 2020 con noticias convulsionantes, como todos. Escuchábamos de un extraño virus que estaba cobrando vidas en China… pero eso estaba al otro lado del mundo, lo mismo que las amenazas de destrucción del patrimonio medio oriental ante el asesinato del comandante militar iraní Qasem Soleimani. Las reflexiones en torno a la utilidad del patrimonio no dejaron de estar presentes, sobre todo frente a la polémica levantada por los movimientos feministas en México y a la repentina vacuidad del pedestal de Reforma, en donde la escultura de Cristóbal Colón solía representar un referente urbano, histórico para otros, ominoso para muchos más. Sin duda, la tónica del año fue todo lo que ocasionó la pandemia, máxime, cuando ésta nos tocó de cerca. A inicios de marzo comenzamos a ver los resultados de las compras de pánico, se acabó el papel de baño, se vaciaron los anaqueles de los supermercados y asistimos a procesos histéricos de un presunto abastecimiento que no garantizaba salvarnos del contagio. Aprendimos a vivir de otra manera.

Quienes tuvimos la oportunidad, nos quedamos en nuestras casas desde el tercer mes del año, pendientes de las noticias, valorando como nunca la señal de internet y procurándonos lo necesario para montar una oficina, un salón de clases o un lo que fuera en un espacio que no estaba destinado para eso. Muchos teníamos miedo, más que por las consecuencias del virus, por el manejo que el gobierno federal estaba haciendo de la pandemia. Si antes temíamos terminar en un hospital público por alguna razón, este año el temor de muchos fue peregrinar en ambulancia buscando un lugar –público o privado– en el que hubiera espacio y atención. Durante marzo y abril nos sacudimos con las noticias de la enorme mortandad que la pandemia había causado en España, Francia e Italia. En particular, además del dolor por las pérdidas ajenas, daba vértigo pensar en una situación descontrolada en un país como México, que no tiene la capacidad institucional ni económica que otros países. Brasil comenzó a acaparar las noticias, pues era el país latinoamericano que tomaba la delantera en muertes, en competencia directa con Estados Unidos en el norte. Analizábamos la situación y ponderábamos el alto costo de la irresponsabilidad de un Trump o de un Bolsonaro, haciendo bromas estúpidas sobre la pandemia y usando mal su liderazgo, igualito que López Obrador.

brasil, México, Estados Unidos, pandemia
Ilustración: Vanguardia.

Nuestras cifras se dispararon en mayo. Cuando llegamos al sexto mes del año, quienes no habíamos padecido la infección nos sentíamos triunfantes. Seguramente todo esto comenzaría a volver al cauce en los meses siguientes. Quienes pudimos, hicimos donaciones, compramos el bono de confianza para algún amigo restaurantero y tratamos de favorecer a los comercios locales en un vano intento de mitigar la debacle económica. Escuchábamos de las reducciones de salario, del cierre de negocios, de despidos masivos y los reclamos de toda la gente sin prestaciones y sin ahorros que temía contagiarse y no poderse atender.

No obstante, seguimos. Seguimos construyendo nuevas formas de sociabilidad, perdimos el miedo a comprar en línea o a pedir el súper. Nos tuvimos que sacudir la aprehensión de no estar leyendo adecuadamente las emociones del otro a través de la pantalla. Muchos nos escondieron sus casas detrás del Golden Gate, de una aurora boreal o de la Vía Láctea. Sentimos la oquedad de un Estado nacional que no es suficiente para garantizar la salud de sus integrantes, ni de reforzar la economía de muchas familias mediante un apoyo, como en otros países. Decidimos no volver a encerrarnos, después de julio, cuando lentamente se retomaron actividades. Los pesimistas temimos que la apertura significara, claro, una recolonización irresponsable de los espacios públicos y privados. Y así fue. Cuando en septiembre nos hartamos de ver una meseta en las gráficas de infecciones y víctimas, no imaginamos volver al confinamiento. Máxime en diciembre. En los primeros días, pensábamos en la inminencia de la llegada de peregrinos a la Basílica de Guadalupe como de una horda de expansión viral. Como una de las características en el manejo de la pandemia ha sido la irresponsabilidad que ocasiona la falta de claridad y firmeza, sabíamos que el último mes del año iba a ser catastrófico.

pandemia y miedo
Imagen: CNN.

Y aquí estamos. Unos con más fortuna que otros, unos más reflexivos que otros, pero sin duda, todos hemos aprendido algo. Unos más confiados y otros pensando en cómo vamos a volver a estar en nuestros antiguos espacios de convivencia, sin miedo. Pese a las dificultades que representa esta coyuntura, conseguimos llegar al final del año. Como el optimismo no es mi carta de presentación, permanezco recelosa frente a las posibilidades de las vacunas, no por las vacunas en sí, sino por las políticas de su distribución en este país. López Obrador dijo apenas que la aplicación de la vacuna no será obligatoria, para ¿curarse en salud? Permanezco recelosa frente a la irresponsabilidad de muchos de mis connacionales, quienes parecen tener particular dificultad para entender cómo se usa un pedazo de tela en la cara. Me siento recelosa frente a un gobierno que no cierra sus fronteras ni implementa protocolos especiales cuando recibe un avión del Reino Unido, cargado de una nueva cepa del virus.

Hace dos meses escribí “Sálvese quien pueda”. Y lamentablemente, lo sigo recomendando. En un año en el que el meme se convirtió en una unidad de sentido particularmente cargada, hace poco que circula uno que dice algo así como “prefiero esperar a que el coronavirus me diga en una conferencia de prensa cómo cuidarme del gobierno”. Este nuevo confinamiento, no obstante, no nos agarra desprevenidos. Ya sabemos dos que tres cosas, a diferencia de marzo. Ya sabemos que sí podemos matar a un familiar por hacerle una visita. Ya sabemos que una red solidaria nos puede salvar del desquiciamiento y que esta red solidaria puede establecerse a distancia. Les deseo salud, tranquilidad, responsabilidad y que todos nos leamos en enero.


También te puede interesar: Perversión, persuasión y congruencia.

Cómo vamos con la Covid-19

Lectura: 5 minutos

Creo que vamos mal, muy mal, es cierto que todo el mundo se enfrenta a la pandemia con malos resultados, es una enfermedad nueva, causada por un microrganismo hasta ahora desconocido, el SARS-CoV-2. Pero las consecuencias por la Covid-19 en México creo que son muy graves y comparando los resultados obtenidos con los logrados en otros países son muy preocupantes. En los países europeos el curso ha sido diferente, después de enfrentarse a una primera ola que se inició en marzo el número de casos y sus consecuencias se incrementó considerablemente, después tuvieron una etapa en que la incidencia disminuyó de forma considerable y actualmente se enfrentan a un nuevo incremento que han llamado rebrote y que tiene a la mayoría en una nueva con las consecuencias sobre el sistema de salud, y las repercusiones económicas, aunque ahora la sociedad acepta con menor aceptación las medidas restrictivas dictadas por gobiernos que se encuentran desgastados por el enfrentamiento a la enfermedad pero además debilitado para combatir las consecuencias económicas y sociales, en general con poca credibilidad.

porcentaje covid

Por los datos emitidos esta segunda ola tiene algunas características epidemiológicas diferentes, siempre en Europa, ataca a personas más jóvenes y tiene una menor mortalidad, con una menor demanda del sistema sanitario al requerirse menos hospitalizaciones. En Estados Unidos el número de casos ha sido creciente y el número de fallecimientos sostenido, aunque existen notables variantes regionales o estatales, los resultados globales resultan en incrementos sostenidos, algo parecido sucede en países sudamericanos algunos de los cuales han tenido muchos casos de contagio y muchos fallecimientos. Las gráficas que les muestro las realice con datos tomados de una página, epidemic-stats, que reúne datos de la OMS de Johns Hopkins CSSE y worldmeters, y que mantiene la información actualizada al día.

Elegí dos indicadores que me parece que son incontrovertibles, uno es el número de muertos causados por Covid-19 por millón de habitantes, aun con las imprecisiones que se pueden reflejar por la recolección de los datos; al parecer en ciertos países, como en México, algunos casos cuyo desenlace fatal pudiera ser atribuido a la Covid-19, no se ven reflejados en la estadística; incluso así, creo que refleja adecuadamente lo que va aconteciendo y cómo se va manifestando. México ocupa el cuarto lugar en cuanto a número total de muertos y el noveno en muertos por millón de habitantes con cifras muy parecidas a los seis anteriores y sólo por detrás de Perú y Bélgica que encabezan las estadísticas. El otro indicador es la letalidad, el porcentaje de fallecidos entre el número de casos; en este indicador nuestro país ocupa el primer lugar en la estadística con diferencias notables, aunque, repito, me parece un indicador incontrovertible, pudiera tener algunas imprecisiones.

En nuestro caso, una cifra tan alta pudiera explicarse porque, por la falta de realización de pruebas para buscar casos, asintomáticos o no, los diagnósticos son menores a los reales y al enfrentarlos al número de muertos las cifras resultan muy altas; de todas formas, es un banderín nada honroso. Todos los países y sus gobernantes aseguran estar realizando su mejor esfuerzo y con ello buenos resultados, no obstante de que las estadísticas muestran consecuencias controversiales; desde luego intervienen muchos factores, quizá uno muy importante es la capacidad del sistema de salud de cada nación, sin embargo, dados los resultados posiblemente intervienen otras variables.

Creo que al cumplirse un año del inicio de la pandemia, un organismo independiente debe hacer un análisis de las conductas gubernamentales para enfrentar la Covid-19, no para realizar juicios, sino para encontrar la mejor posición. Existen varios organismos que lo pueden hacer, el primero, la OMS, pero desde luego existen otros. Ante una enfermedad que no se ha podido detener, que tiene consecuencias de salud, económicas y sociales tan graves, ante la cual, además de no conocerse muchos de los aspectos epidemiológicos y fisiopatológicos, no contamos con un tratamiento específico probado, es necesario realizar todos los esfuerzos. En cuanto a la vacunación, aunque puede avizorarse, la luz al final del túnel parece estar aún muy lejana.

La responsabilidad en México ha recaído en el subsecretario López-Gatell, quien a base de dar noticias cotidianas, se ha desgastado considerablemente, la mayoría de las veces por justificar al Sr. Presidente. Por ejemplo, al avalar que no use cubrebocas, una medida que ha sido plenamente aceptada como útil en la prevención; otras, al justificar como exitosa la campaña que enfrenta a la Covid-19, sin mirar los resultados y compararlos con los de otros sitios, capacidad que seguramente tiene López-Gatell dada su preparación, pero que al final nos dice que todo va bien y estamos cerca de llegar a las metas. El caso es que los resultados son los que muestro anteriormente.

Otro aspecto que me parece inexplicable es que las noticias sobre la vacuna las proporcioné el Sr. Canciller y no Jorge Alcocer, el Secretario de Salud, las dos más recientes son absolutamente controversiales. La primera, el Sr. Ebrard anunció que se iniciaba en México los estudios de la fase III de uno de los protocolos internacionales, y que había tocado iniciarlo en Oaxaca, pero pocos días después el mismo Secretario de Relaciones Exteriores anunciaba que por indicaciones del Sr. presidente se incluían otros estados, lo cual es imposible, el tamaño y las características de la muestra están absolutamente pre-determinadas en los protocolos del ensayo y no pueden ser variadas, ni aunque lo ordene un jefe de gobierno deshabilitaría el estudio.

La noticia de que Pfizer y BioNTech habían concluido la fase III de la vacuna para la Covid-19, fue recibida, tanto por Ebrard como por López-Gatell, con un gran escepticismo, en contra de la recepción que tuvo en otros medios. Parece que la vacuna tiene una eficiencia de 90% para prevenir la infección por SARS-CoV-2, con la aplicación de dos dosis. No se tiene plena certeza que sea igual de útil en los niños, y no se observaron efectos secundarios graves, todo dicho en un resumen ejecutivo de la nota de prensa. Uno de los principales inconvenientes radica en que la vacuna requiere permanecer antes de ser aplicada a -70°C, lo que hace necesaria una red fría complicada, pero estoy seguro de que, si se hará una refinería en una zona inundada, un aeropuerto donde no cabe y un tren en medio de la selva, sí que sería posible tender una red fría con contenedores de nitrógeno líquido que haría factible el transporte y aplicación de la vacuna.

Por otra parte, tengo dudas de que la vacuna de Pfizer vaya a resultar efectiva y sea asequible, aunque desde luego la noticia resulta muy esperanzadora y el gobierno de la 4T ya debería estar realizando maniobras para adquirirla; repito, en caso de que las cosas resulten como todos esperamos.


También te puede interesar: El Premio Nobel de Literatura 2020.

¿Fin de la era Trump?

Lectura: 3 minutos

Estados Unidos se apresta a celebrar su quincuagésima novena elecciones presidenciales este martes 3 de noviembre bajo un formato inédito del uso de mascarillas para la movilidad a los espacios asignados, el distanciamiento social como regla de “oro” para evitar el contagio del virus SARS-CoV-2, y el ejercicio global del sufragio a través del correo tradicional (al respecto diversas cifras revelan que una cifra récord del 76% “serán elegibles para recibir una boleta por correo”). Los protagonistas principales, el republicano Donald Trump y el demócrata Joe Biden se han valido de diversas estrategias que naturalmente han venido subiendo de intensidad y crispaciones sociopolíticas a medida que se acerca la fecha clave. 

Para empezar, me parece que la lógica del distanciamiento social ha venido tomando fuerza desde la prevalencia de la virtualidad y el teletrabajo producto de la Covid-19, debido a los confinamientos obligatorios; pero, además, a raíz de los imaginarios xenófobos que se han venido impulsando desde el pensamiento neocapitalista liderado por el actual inquilino de la Casa Blanca. Al respecto, Pía Taracena Goût, internacionalista de la Universidad Iberoamericana, Ciudad de México y colaboradora de El Semanario Sin Límites, sintetiza que son cuatro los temas centrales en política exterior impulsados por Trump: (1) Tensiones en la relación con China; (2) Tensiones con Irán y su postura en Medio Oriente; (3) El “amor” de Trump por los gobernantes autoritarios; y (3) Las presiones hacia sus Aliados y al sistema Internacional.  

biden y trump
En disputa por la candidatura, Joe Biden vs. Donald Trump.

Nuevamente las encuestas han venido dando como favorito al contrincante de Trump –primero Hillary Clinton en 2016, ahora Biden–, no obstante, se ha podido observar que estas herramientas a favor de la movilización del pensamiento de la opinión pública han sido indeterminadas en los últimos años en la predeterminación de los candidatos vencedores, al menos en nuestro continente.

Bajo mi punto de vista, la actual pandemia podría ser determinante en la remoción de Trump como presidente de la nación norteamericana, pues ha minimizado la misma, privilegiando un capricho personal –consciente o inconscientemente–, lo cual evidentemente debería “despertar” en la ciudadanía “americana” el desapego de los valores promovidos por el dignatario norteamericano, relativo a potenciar la “vida económica” por sobre la “vida humana”. Ya lo hemos observado en su retórica recurrente de desmeritar –al menos en el espacio público mediático– el trabajo contra diversas infecciones, el trabajo de leyendas como el médico Anthony Fauci.

Lo que sí es cierto es que la democracia global no puede “avanzar” al ritmo requerido si líderes como Trump “coquetean” con ejecutorias –de mandatarios cuestionados por una creciente oposición interna– como las de su homólogo ruso Vladimir Putin. Lo que sí es cierto es que el presidente estadounidense ha sido “ferviente” actor del pensamiento paradójico: ejemplo de ello la relación crispante que sostuvo con el otrora presidente mexicano Enrique Peña Nieto. No obstante, parece “entenderse” en los aspectos básicos de los asuntos “de interés” con Andrés Manuel López Obrador, aunque con ideologías distintas, que interpretan lo acaecido y gestionado por parte de sus administraciones desde lógicas únicas que solamente caben en sus visiones (de ahí los sistemáticos “ataques” a todos aquellos agentes que buscan señalar sus errores y promover otras alternativas de gestión).

trump y amlo
Presidente de México Andrés Manuel López Obrador con su homólogo estadounidense Donald Trump.

En definitiva, para que haya menos dispersión en la gestión de los asuntos globales de interés general, Trump “debe irse”, lógicamente bajo el mandato del soberano estadounidense que tiene la potestad de hacerlo a través de los depósitos asignados para tal fin este noviembre 2020.

Posdata: De acuerdo a datos de The New York Times, la votación por correo en Estados Unidos se remonta a mediados del siglo XIX, “cuando otra crisis nacional impidió que los votantes emitieran sus votos en casa”.


También te puede interesar: Construyendo la nueva hispanidad.

Supuestos equivocados ante la crisis

Lectura: 3 minutos

La crisis económica global es tan desconocida para los gobiernos, como el Covid-19 lo es para las autoridades sanitarias de Europa y América. Lo que es claro a estas alturas es que las medidas fiscal y monetaria ortodoxas para estimular las inversiones productivas no están funcionando, y que la recuperación de actividades no será en forma de “V” como se anticipaba en marzo.

Los asesores en economía ni siquiera están de acuerdo en si ya estamos en recesión, o sólo pasamos por una debacle de proporciones épicas causada por la pandemia. No hay claridad sobre qué hacer para volver al estado anterior de las cosas, o como otros plantan, para resetear el sistema productivo y financiero con un papel más intervencionista del Estado.

En Estados Unidos, el debate entre Trump y Joe Biden se limita al manejo de la política fiscal, los impuestos y la política monetaria. Trump los redujo a los multimillonarios y empresas en diciembre de 2017 y los subió para la mayoría de la clase media, sobre el supuesto (equivocado) de que con ello estimularía las inversiones productivas.

biden y trump
En disputa por la candidatura, Joe Biden vs. Donald Trump.

Lo que sucedió entonces fue una aceleración momentánea, que no se sostuvo; los impuestos que se ahorraron las empresas y los muy ricos no se convirtieron en nuevas inversiones productivas, sino en especulación bursátil.

Lo mismo ha sucedido ahora con los trillonarios paquetes de apoyo a empresas y consumidores en medio de la pandemia, que aparte de haber provocado endeudamiento y déficit fiscal sin precedentes y una mayor desigualdad social, ni las empresas y familias que recibieron los cheques los convirtieron en mayor demanda de consumidores o de inversiones productivas, sino principalmente en ahorro familiar e inversiones especulativas en Bolsas de Valores, que por eso crecen separadas de la economía real.

¿Falló el diagnóstico?, ¿el instrumento fiscal ya no sirve?, o ¿bien manejado sigue siendo útil? El hecho es que los índices de actividad manufacturera en Estados Unidos, de la zona euro y de Japón estaban en zona de recesión real desde el último trimestre de 2019, antes de la pandemia y que, en medio de ésta, la recesión ya es más profunda que la del 2008, comparable o peor que la de la Gran Depresión de 1929.

Los economistas ortodoxos keynesianos argumentan que se ha hecho un mal manejo de los estímulos fiscales, sin los cuales las economías capitalistas no saldrán de su estancamiento secular; los monetaristas, como Stanley Fischer, exgobernador adjunto de la Reserva Federal de Estados Unidos, sostienen que los estímulos fiscales tampoco funcionan, porque además de que provocan endeudamiento público y déficit hacendario, tardan demasiado tiempo en tener efecto.

crisis estados unidos
Imagen: La Voz.

Por supuesto que también se encuentra uno con la opinión de que ni mayor flexibilización monetaria ni estímulos fiscales pueden resolver la recesión porque, como argumenta el británico Michael Roberts, la recesión no se debe a una debilidad de la demanda agregada, sino a la tendencia decreciente de las ganancias de los negocios (utilidades de las empresas como porcentaje del PIB), tendencia que Roberts lleva varias décadas midiendo en 20 economías ricas y emergentes.

Hay una cuarta postura sobre la crisis que enfatiza, no las fallas de instrumentos de política, sino las del sistema por injusto, que produce más de lo necesario y que al distribuir, no satisface necesidades básicas de gran parte de la población mundial.

Según esa perspectiva, la crisis productiva habría comenzado mucho antes de la difusión del Covid-19 y su causa sería la sobreproducción de mercancías que no encuentran compradores, lo que obviamente afecta la tasa de ganancia empresarial e inhibe las nuevas inversiones que se pretendería animar con estímulos fiscales y flexibilidad monetaria.

deuda y crisis
Imagen: WashTimes.

El Informe 2020 de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) focaliza el problema en la “hiperdesigualdad” como el mayor obstáculo a la reconstrucción de la economía mundial, y como clave para superarla propone no favorecer a las empresas sino a los trabajadores, aumentando los salarios reales.

Para avanzar en ese sentido, la UNCTAD considera necesario transformar la manera en que las decisiones de política favorecen a unos en perjuicio de otros, como ocurrió durante “cuatro décadas de represión salarial”.

El futuro ya no será, definitivamente, como era antes (desaparecieron certezas básicas) y aún no es claro si llegará a ser más próspero, equitativo e incluyente.


También te puede interesar: Mejor reconciliación que disculpas.

Trump y sus seguidores, tal para cual

Lectura: 3 minutos

Cuando numerosos analistas de la elección presidencial de Estados Unidos dejan de lado los datos económicos, los programas y la correlación de fuerzas políticas, y construyen escenarios si Trump fuera reelecto tomando más en cuenta la patológica personalidad del presidente, significa que consideran un debilitamiento grave de las instituciones del país.

Como han dicho quienes lo conocen, a Trump no hay que tratar de entenderlo por opiniones elaboradas y precisas, porque no las tiene, sino por su perfil psicológico paranoide, por el concepto que tiene de sí mismo, por su necesidad de ser el centro de atención, por su susceptibilidad a los elogios y a la furia que le provocan los desprecios.

Considerando la personalidad de Trump, John Bolton, por ejemplo, concluye que en un segundo periodo, el presidente estaría mucho menos constreñido por normas y estrategias políticas: se sentiría libre de ser él mismo para perseguir lo que le beneficie en lo personal, vincularía decisiones de gobierno a sus negocios, acentuaría su inclinación a protagonizar dramas para ganar popularidad, atacaría a quien no le agrade, “como Angela Merkel” (canciller alemana que desairó su invitación a una reunión cumbre del G7), y apoyaría a quien si le simpatiza, “como Kim Jong-un” (el dictador de Corea del Norte).

cumbre g7
Trump, Merkel, Macron y Shinzo Abe en la cumbre del G7 en 2018 (Imagen: El País).

El escenario internacional se complicaría para los aliados de Estados Unidos y crecerían los niveles de confrontación con quienes no lo son; sin embargo, el mayor peligro de desestabilización que contemplan varios analistas es interno.

Aunque el presidente ha sido cuidadoso en no revelar cuánto paga de impuestos, dice Elizabeth Drew, no ha ocultado su deseo de acabar con el orden constitucional, si con ello gana ventajas políticas.

El problema es que Trump no reconoce límites; ha dicho públicamente que el artículo II de la Constitución “me da el derecho de hacer cualquier cosa que quiera hacer.” Y tiene el respaldo del fiscal general, William Barr.

Ante la elección de noviembre, el presidente se ha esforzado en desacreditar la votación anticipada por correo, la cual a causa de la pandemia se espera que sea mayor que nunca y a favor del candidato demócrata.

trump resguarda votos
Imagen: David Peón.

Hoy los seguidores de Joe Biden discuten un tema inimaginable hace poco tiempo para el orden institucional estadounidense: cómo contrarrestar la reacción republicana –seguidores y simpatizantes por millones– en caso de que Trump pierda la elección y se niegue a salir de la Casa Blanca.

Esa posibilidad es real; como dice George Soros, Trump es ahora un individuo muy peligroso “porque está luchando por su vida, y estará dispuesto a hacer prácticamente cualquier cosa para mantenerse en el poder porque ha infringido la Constitución de muchas maneras diferentes. Si pierde la presidencia, tendrá que rendir cuentas”.

En el ejercicio del poder, Trump ha explotado los defectos más profundos de Estados Unidos, atizando la polarización política y cultural entre sus seguidores, el 91% de los cuales son blancos, en su gran mayoría hombres, con bajo nivel educativo y están muy enojados, inseguros, temerosos y más pobres que hace 30 o 40 años.

En su debilidad claman por un salvador que les transmita convicciones simples y directas, que no les dejen dudas en sus propias creencias. Sienten que, por primera vez en su vida, tienen a un representante de ellos en la Casa Blanca y ahí lo quieren. Son el gobierno que tienen en Trump; veremos qué sucede si la elección favorece a Joe Biden.


También te puede interesar: Trump debe irse.

Trump debe irse

Lectura: 3 minutos

Dos poderosas razones por las que Trump debe perder su reelección como presidente de Estados Unidos son, por un lado, el desastre de sus tres años de gobierno y, por otro lado, que es un obstáculo a las posibilidades de recuperar cierta prosperidad con mayor bienestar social y un impostergable equilibrio ambiental.

Afortunadamente el desastre económico y social causado por su gobierno ha afectado poderosos intereses y promovido la formación de grupos que coinciden en que Estados Unidos no aguanta otros cuatro años con Trump en la presidencia.

El mundo también lo ha sufrido. Ya causó enorme daño al comercio internacional al querer reducir el déficit estadounidense, pero fue tan estúpida la manera en que quiso hacerlo que el déficit en la balanza comercial estadounidense no se redujo, sino que aumentó en 2018 y en 2019. También se elevó su déficit con México, a pesar de amenazas a empresas asentadas aquí si no regresaban a territorio estadounidense; nuestro superávit creció casi 18% el año pasado.

trump y mexico
Imagen: Expansión.

La rebaja de impuestos a las grandes corporaciones fue otra de sus sandeces, que ni siquiera alentó inversiones importantes y dejó un desastre fiscal; en cambio, no sólo ignoró las disparidades salariales, sino que atacó todo mecanismo redistributivo, como los servicios de salud, a pesar de que en Estados Unidos es donde se producen más pobres entre los países ricos.

El trato despótico a los migrantes, separando niños de sus padres y aterrorizando la vida de gente que aporta con su trabajo, es otra de las marcas de Trump, como también lo es la irresponsabilidad en el manejo de la pandemia, que puede medirse por las miles de muertes que debían haberse evitado.

Trump debería ser candidato a severas penalizaciones y no a la presidencia de Estados Unidos que es, todavía, el país más poderoso y como tal, tendrá mucho que ver en las transformaciones radicales que habrá que hacer a la economía y la cultura de consumo capitalistas para afrontar la emergencia climática, el mayor desafío que nos espera tras la pandemia.

El descongelamiento del Ártico, los feroces incendios forestales en diversas partes del planeta, la acidificación de los océanos y cambios en las corrientes marinas, son avisos de que estamos ante la emergencia de proteger la supervivencia de la especie humana.

Las alternativas para afrontar la emergencia no son evidentes; lo que es claro, es que los mercados no serán los que encabecen su propia transformación para asignar recursos conforme a criterios ambientales.

emergencia climatica y trump
Imagen: Roxanne Pasibe.

Se requieren liderazgos para el señalamiento de prioridades y el diseño de las acciones globales, en concordancia con gobiernos que deberán modificar sus políticas de fomento industrial y de bienestar social.

Se tendrán que aceptar cambios muy drásticos en la gobernanza política, en el uso de fuentes de energía, en la organización del trabajo y hábitos de consumo. La reconfiguración del sector energético en favor de las tecnologías limpias y de fuentes renovables es, sin duda, prioritaria.

Se tendrá que pasar, como dice la economista italiana Mariana Mazzucato, de los subsidios, garantías y protección de gobiernos a empresas, a la conformación de sociedades público-privadas que promuevan inversiones que favorezcan el interés público de largo plazo, y no las ganancias privadas de corto plazo.

Los gobiernos de Francia, Bélgica y Dinamarca han tomado medidas condicionantes de apoyos a empresas, comprometiéndolas a sumir acciones ambientales severas. Sin embargo, el problema es que afecta la competitividad de esas empresas, por lo que claramente ningún esfuerzo nacional puede prosperar sin la concurrencia internacional.


También te puede interesar: Confianza empresarial en el gobierno, o en sí mismas.

75 años de Naciones ¿Unidas?

Lectura: 4 minutos

Desde que nació en 1945 el más importante organismo multilateral atestiguó vuelcos inesperados en la política de sus 193 miembros, que trastocaron el status quo en todo el planeta. El balance no es alentador. De la segunda posguerra mundial, la Humanidad transitó a la perversa confrontación ideológica que por décadas oxigenó la Guerra Fría y en este siglo, ven emerger a nuevas potencias y otras que se repliegan. Hoy, bajo los efectos colaterales de la pandemia por COVID-19, miles de millones ven cómo se calientan las tensiones geopolíticas que anticipan una era de crisis multidimensionales donde las guerras híbridas impedirán que la Organización de Naciones Unidas (ONU) garantice la paz y seguridad internacional.

La sesión inaugural de la Asamblea General (AG) del organismo, en su 75 aniversario, fue el escenario de un duelo geopolítico entre las dos mayores potencias económicas y tecnológicas. El retador fue el presidente de Estados Unidos, Donald John Trump, que en los siete minutos de su mensaje a teledistancia enfiló contra China y aseguró que, “Al igual que hace 75 años cuando se fundó la ONU, hoy estamos en una gran lucha global, esta vez contra un enemigo invisible: el virus chino que ha costado incontables vidas”.

En lo que podría ser su última aparición ante el organismo –si no se reelige–, el neoyorquino también denostó la neutralidad de la Organización Mundial de la Salud porque, aseguró, está virtualmente controlada por China. Por ello, pronosticó que su país pronto distribuirá una vacuna que vencerá la pandemia y así entrará en una nueva era de prosperidad, paz y cooperación sin precedentes.

naciones unidas y trump
Imagen: Wesser Kurier.

Sin pronunciar una palabra sobre Rusia, por décadas perfilada en el imaginario estadounidense como su gran amenaza política, Donald Trump también obvió las críticas a su deficiente gestión de la pandemia que hizo de su país el que suma más decesos y contagios; y remató: “Mientras perseguimos este futuro brillante, debemos hacer rendir cuentas al país que desató esa plaga”.

El magnate inmobiliario usó el tono fuerte y provocador. Venía de lograr un gran éxito diplomático por los Acuerdos Abraham, que alinearon a dos multimillonarias monarquías del Golfo Pérsico a Estados Unidos e Israel contra Irán. Con ese movimiento geoestratégico, el mensaje de Trump a Beijing fue: no permitiremos que maniobres más con Teherán. 

Declarado el duelo, llegó la réplica de la República Popular China. Ante el vacío discursivo de su antecesor, el presidente Xi Jinping ofreció respuestas y propuestas: anunció que el coronavirus será derrotado, abogó por que la OMS conduzca la reacción internacional contra la pandemia y rechazó el intento de politizar y estigmatizar ese asunto.

Xi, hábil conocedor del softpower, denunció el unilateralismo y el bullying, así como la propagación de “virus políticos” y aseguró que su país no mantendrá “ningún tipo de guerra, ni fría ni caliente”. Desafió a Trump al comprometerse a cumplir la meta de emisiones de carbono y anunció la donación de 100 mdd para que la ONU y sus órganos ayuden a combatir el COVID-19 en países vulnerables. Por ello el énfasis del embajador chino, Zhang Jike, al decir que: “el ruido estadounidense es incompatible con la atmósfera general de la Asamblea General”.

xi jinping naciones unidas
Imagen: Sputnik News.

Ese duelo de gigantes recuerda que el segundo secretario general de la ONU, Dag Hammarskjöld, reflexionó que esa organización “fue creada no para llevar a la humanidad hasta el cielo sino para salvarla del infierno”. Y en efecto, algunos viven en el cielo y millones de sus 193 miembros en el infierno. Hoy la pandemia por COVID-19 es el mayor evento disruptivo global de las últimas décadas, y sin ser un evento geopolítico, perturbó al sistema hasta modificar el orden establecido y generar una crisis multidimensional en cascada de efectos socioeconómicos, sanitarios y políticos, imprevistos y que diferirán la consecución de la Agenda de Desarrollo 2030 para un mundo sostenible.

A 75 años del nacimiento de la ONU ya no existe la Unión Soviética, China ya no es un país feudal, Estados Unidos pierde hegemonía, la Europa culta y humanitaria cierra sus puertas a refugiados y migrantes mientras persiste el acoso capitalista sobre los ricos recursos de América Latina donde la pandemia trastocó su agenda social. De ahí que ante la ONU el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, pidiera el fin del genocida bloqueo estadounidense que dura más de 50 años y que, aunque Donald Trump lo recrudeció brutalmente, los cubanos lograron contener la pandemia y enviar misiones humanitarias a países afectados.

La ONU no es indiferente a las nuevas sorpresas geopolíticas como el ingreso al mundo de la Inteligencia Artificial, la militarización del espacio exterior, nuevas amenazas a la bio y ciberseguridad y efectos por el cambio climático. En el mediano plazo, los países miembros del organismo atestiguarán una inminente reordenación geopolítica en la que habrá ganadores y perdedores. Todos, como México, serán parte de ese cambio en el mapa mundial.


También te puede interesar: Allende, Bush y el 11-S: el trasfondo del terror.