Dr. Sebastián Prida.
La crisis de COVID-19 ha obligado al campo del emprendimiento e innovación en salud a tomar medidas para enfrentar las dificultades del sistema de salud en México. En sólo unos tres días, junto con un equipo interdisciplinario internacional que involucra a médicos, emprendedores sociales, desarrolladores, abogados, diseñadores, especialistas en marketing y otros creativos, desarrollamos un sistema de tecnología multiplataforma para ayudar a brindar acceso rápido y gratuito a la salud a cualquier persona que lo necesite en México. La forma más rápida de hacerlo fue utilizar tecnologías existentes, como la telemedicina, los chatbots de salud y las soluciones de registros médicos electrónicos. De esta forma, logramos implementar, posiblemente en un tiempo récord, una solución en todo el país para ayudar a disminuir el volumen de pacientes en salas de emergencia, clínicas y hospitales.
Telemedicina en COVID-19: minimizando la exposición a otros pacientes de alto riesgo.
Anteriormente, las soluciones de telemedicina han tenido dificultades para convertirse en herramientas de uso común, no sólo en los países en desarrollo, sino también en el mundo desarrollado. Ahora más que nunca, las tecnologías de telemedicina se están moviendo rápidamente hacia nuestra vida cotidiana y están siendo utilizadas por más personas. En México, la Dirección de Telesalud del Centro Nacional de Excelencia Tecnológica en Salud (CENETEC), es la institución encargada de establecer los lineamientos nacionales para sumar estos servicios al Sistema Nacional de Salud. De esta manera, está colaborando con las instituciones de salud para implementar estrategias de telemedicina de manera estandarizada. El entorno regulatorio internacional también ha tenido cambios significativos para adoptar las tecnologías de telemedicina en los últimos meses. Algunos países asiáticos y de la Unión Europea, han ampliado las leyes y reglamentos para permitir una mayor adopción de los sistemas de telemedicina. Por otro lado, en EE. UU., la mayoría de los grandes empleadores y planes de salud, incluidos Medicare y Medicaid, brindan algún tipo de cobertura para los servicios de telemedicina.
De acuerdo a una nueva encuesta, se reporta que las personas ahora están más inclinadas a usar los servicios de telemedicina. Sin embargo, muchas personas aún dudan en cambiar la forma en la que interactúan con los profesionales de la salud. En particular, a algunas personas les resulta difícil acceder a estas tecnologías de manera adecuada y tienen reservas sobre mantener una interacción con alguien con quien no han tenido una relación establecida anteriormente. Afortunadamente, esto puede abordarse fácilmente con estrategias educativas, a través del marketing en redes sociales y mediante el uso de plataformas ya conocidas para introducir a las personas en el viaje de la telemedicina. Acercarse a los usuarios con llamadas telefónicas, o WhatsApp y Facebook Messenger, puede ser una forma efectiva de contactar primero a las personas para después ofrecerles servicios de telemedicina.
Si bien es probable que la mayoría de nosotros se enferme de COVID-19, la evidencia muestra que la mayoría de los casos probablemente no serán graves. La telemedicina, en estos casos, permitiría a las personas recibir atención de apoyo, minimizar su exposición a otros pacientes de alto riesgo y, por lo tanto, reducir la propagación de la enfermedad. El Dr. Lee H. Schwamm, en un artículo de Harvard, describió que los servicios de telemedicina podrían ayudar a aplanar la curva al permitir que las personas con síntomas leves se queden en casa y manejen su enfermedad como cualquier enfermedad similar a la gripe.
Por otro lado, la Organización Mundial de la Salud también promueve el uso de estas tecnologías para evaluar casos sospechosos de COVID-19 y minimizar la necesidad de que las personas vayan a los centros de salud para una evaluación médica. El director del Scripps Research Translational Institute, el Dr. Eric Topol, también explicó que una “visita de video” también disminuye el riesgo de exposición, no sólo a pacientes que están enfermos, sino también a profesionales de la salud que podrían haber estado en contacto con individuos diagnosticados. Y si eso no fuera suficiente, la telemedicina también ayuda a prevenir la sobresaturación en las instituciones de salud y permite que se modere el uso de equipos de protección personal; que es algo que necesita ser manejado cuidadosamente en estos tiempos.
Además, informes recientes han demostrado que las tasas de mortalidad de COVID-19 en las regiones de China, donde el acceso a la atención médica es baja, superó las tasas de mortalidad encontradas en las regiones con mayores recursos de servicios de salud. En consecuencia, además de manejar a los pacientes con enfermedades leves, la telemedicina es una gran herramienta para mejorar el tratamiento recibido por los pacientes con COVID-19, al proporcionar atención especializada en áreas con recursos limitados. Por ejemplo, dos nuevas empresas de tecnología de la salud con sede en California están trabajando juntas para abordar este problema, y están uniendo fuerzas para ofrecer servicios de telemedicina de cuidados intensivos para hospitales de bajo acceso en América Latina. Otros programas de monitoreo disponibles que permiten la supervisión remota de hasta 100 pacientes en unidades de cuidados intensivos en numerosos hospitales, incluyen Sentara Healthcare, Sutter Health y Mercy Virtual Care Center en EE. UU. Estas iniciativas ayudan a proporcionar acceso a especialistas que de otra forma no serían accesibles en persona.
Por el momento, no todas son buenas noticias en varios países, ya que aún queda trabajo por hacer en relación con las estructuras regulatorias para implementar los servicios de telemedicina. Aunque esto puede llevar algún tiempo, la telemedicina es crucial para abordar la crisis de COVID-19 ahora, así como otras enfermedades futuras.
Chatbots de salud en COVID-19: herramienta de evaluación de riesgos 24/7
El triage anticipado ayuda a los sistemas de salud a clasificar a los pacientes, según la gravedad de su emergencia, antes de que lleguen a un centro de salud. Los chatbots de salud, a través de algoritmos automatizados, permiten que las personas sean examinadas para detectar COVID-19 y evaluar la gravedad de sus síntomas. Los chatbots también pueden ayudar a las personas a comprender si necesitan ayuda médica o no, responder preguntas frecuentes y brindarles una sensación de apoyo. La ventaja de la automatización de los chatbots es que están disponibles 24/7 y pueden manejar miles (e incluso millones) de usuarios al mismo tiempo. De esta forma, en cualquier momento, los usuarios pueden comprender si están en riesgo de infectarse. Estos chatbots pueden implementarse en varias plataformas ya conocidas, como WhatsApp, Facebook Messenger, Telegram, o incluso usarse como bots telefónicos –es decir, proporcionar la herramienta de detección a través de una llamada telefónica–. Por lo tanto, el acceso puede estar ampliamente disponible.
Estos métodos son un primer contacto para presentar al público los servicios de telemedicina. La idea general es que los usuarios interactúen con el chatbot, en su plataforma preferida, y si el algoritmo detecta que necesitan asistencia médica, el chatbot los ayuda a contactar a un proveedor de salud disponible, ya sea a través de la plataforma de telemedicina, por teléfono o, si se reconoce una emergencia, dirigiendo al usuario al centro de salud más cercano. Estos chatbots también pueden integrarse con otros sistemas para regular el volumen de pacientes en hospitales, clínicas o salas de emergencia, y pueden evitar aglomeraciones en las instituciones de salud.
Los chatbots también ayudan a difundir información de salud mediante el procesamiento del lenguaje natural. Esta tecnología se usa, por ejemplo, con Alexa, Google Home y Siri, y permite a los usuarios tener una conversación con el bot para que pueda responder sus preguntas.
Varias organizaciones están usando chatbots para divulgar información confirmada de COVID-19 a efecto de contrarrestar las “noticias falsas” dañinas que se distribuyen principalmente a través de las redes sociales. Por ejemplo, la Organización Mundial de la Salud y Rakuten Viber lanzaron un chatbot interactivo para distribuir información actualizada de COVID-19 a millones de usuarios. Del mismo modo, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades en EE. UU. también lanzaron un chatbot que utiliza la plataforma Healthcare Bot de Microsoft en su sitio web; y en Italia, Paginemediche creó un chatbot para proporcionar un triaje en línea, basado en las pautas del Ministerio de Salud italiano. En México, la Secretaría de Salud lanzó una aplicación móvil para el autodiagnóstico de COVID-19. Aunque propiamente no es un chatbot, la aplicación ayuda a los usuarios a consultar medidas de prevención, conocer noticias, responder preguntas frecuentes y buscar centros de atención.
Los chatbots tienen muchas ventajas, pero todavía hay algunos aspectos que deben mejorarse. Por ejemplo, las respuestas son inconsistentes a través de diversos chatbots y pueden ser confusas para los usuarios. Por ejemplo, Casey Ross probó ocho chatbots de EE. UU. y recibió una serie de recomendaciones, desde comenzar el aislamiento en el hogar de inmediato hasta contactar al chatbot nuevamente en caso de que hubiera algún cambio en su salud. Esto, en cierta medida, se debe a que todavía no hay pruebas suficientes para crear un sistema de puntuación estandarizado para proporcionar una autoevaluación de riesgo adecuada, y las definiciones y criterios de casos de COVID-19 varían entre diferentes instituciones. Pronto, estos chatbots podrán ser evaluados para crear una autoevaluación de riesgos bien definida, internacionalmente aceptada y estructurada. Otro problema es que la mayoría de los chatbots se han creado como árboles de decisión y, si no se actualizan con frecuencia, las recomendaciones pueden terminar siendo obsoletas.
Una nota final sobre la prosperidad
Estoy impresionado por los abundantes esfuerzos que se han realizado tan rápido e instantáneamente evolucionando alrededor de la crisis de COVID-19. Los profesionales de la salud, científicos, emprendedores sociales, desarrolladores, abogados, diseñadores, especialistas en marketing y muchos otros están trabajando juntos, como nunca se había visto, en un objetivo global común. Y, por favor, no me malinterpreten, por supuesto que no estábamos preparados para una crisis de salud de esta magnitud. Los encargados de la toma de decisiones y las políticas no estaban preparados. Sin embargo, la tecnología ha permitido avances rápidos. Aunque hoy parece una historia interminable, tratando de superar la “nueva normalidad”, se puede ver la luz al final del túnel, donde la humanidad prospera.
Sobre el autor:
El doctor Sebastián Prida es un profesional médico ambicioso, creativo y motivado que quiere aumentar la esperanza de vida y la salud humana mediante el uso de la tecnología en educación para la salud, prevención de enfermedades y seguimiento de enfermedades. Actualmente es director médico regional de Medwave Software Solutions, Inc., una empresa de tecnología de la salud con sede en California que se enfoca en la innovación tecnológica de la salud global y es consultor de la iniciativa Viive, instituciones que no tuvieron participación alguna en la redacción del presente documento.
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Muy interesante los avances tecnológicos, aplicables a la salud.
Ojalá que pronto alcancen su plena, madurez y se apliquen en, forma confiable.
Felicidades Sebastián
Gran artículo!
Excelente articulo felicidades para el Doctor Prida , una joven promesa de Mexico
Un artículo de gran interés y lo que tecnológicamente puede ser un gran auxiliar al sistema de salud de las naciones, como caso de la actual pandemia por C0vid-19.