El ser humano siempre ha sido inquieto, siempre ha tenido dudas y siempre se ha preguntado el porqué de las cosas. Sin embargo, durante siglos no supo sistematizar esas inquietudes, durante mucho tiempo el ser humano creyó ciegamente en dogmas. Entonces: ¿cómo es que la sociedad avanzó después de siglos de oscurantismo?
Por algo muy simple que ahora conocemos como el Método Científico, el que –simplificándolo a su máxima expresión– se puede explicar de la siguiente manera:
1. Observar aquello que nos inquieta o nos genera un problema.
2. Establecer una (o varias) posibles hipótesis de solución a dicho problema.
3. Realizar los experimentos necesarios para confirmar o descartar la (o las) hipótesis planteadas.
4. Sistematizar los resultados obtenidos.
5. Compartir los resultados con la comunidad científica a fin de que sean confirmados o descartados por pares.
A grandes rasgos, mediante este procedimiento salimos de aquellas ideas del oscurantismo que predominaron durante casi mil años. La época del oscurantismo fue dominada por la religión católica, que se oponía a cualquier forma de avance científico. Todo estaba en las sagradas escrituras, decían, y cualquier idea en contrario era considerada como una herejía.
Recordemos que negar la verdad de las sagradas escrituras le costó la vida a Giordano Bruno y casi le pasa lo mismo a Galileo Galilei, esto por andar siguiendo (ambos) las exóticas ideas de Nicolás Copérnico.
Pero bueno, de manera simplificada podríamos decir que a partir del surgimiento del método científico, la humanidad sale de ese período oscurantista y entra al llamado período renacentista. Así, la cultura y todo lo que ello implica pasó de los monasterios a las calles surgiendo las primeras universidades, el conocimiento ahora era público y podía refutarse y/o confirmarse, lo que sin duda, fue favorecido por la aparición de la imprenta.
Pues bien, de todo esto han pasado siglos y hoy seguimos viendo gente que niega el valor de la ciencia y del método científico. El COVID-19 se ha convertido en la mejor excusa para que los anti-ciencia externen todas sus absurdas (e infundadas) teorías sobre el surgimiento de esta pandemia.
A lo largo de estos meses he escuchado las más variopintas teorías, muchos de quienes las sostienen son personas que se creen muy listas, pero que no entienden que negar la existencia de la enfermedad, así como sus posibles medios de cura, es negar la historia de la ciencia, es negar las virtudes del método científico.
Hace poco encontré en facebook una imagen que me encantó por su ironía descriptiva. La comparto con ustedes.
Debo decir que creo sinceramente que muchas de esas personas que niegan la existencia del COVID-19, probablemente no lo hacen de manera dolosa, ellos creen sinceramente en sus teorías conspiratorias o en que es algo provocado dolosamente por los gobiernos. Incluso, no dudo que algunos crean verdaderamente, que al tomarnos la temperatura (cosa común en estos tiempos) mediante un aparatito láser, nos están quemando las neuronas.
Sin embargo, a todos esos que “legítimamente no creen en la existencia del virus”, los invito como en la imagen, a que se conviertan en voluntarios para el traslado de pacientes que, de acuerdo a estas teorías locochonas, seguramente no tienen COVID.
Los invito a trasladar a esos pacientes cuya enfermedad seguramente es psicosomática, es decir, los conmino a ayudar a esa pobre gente que “cree” tener COVID.
Siempre he creído en que tenemos derecho a pensar y creer en lo que queramos, es por eso que estoy seguro que muchos de quienes no creen en el COVID, son personas de buen corazón y gente de bien.
Entonces, a todas esas personas de bien, los emplazo a que ayuden a esos pobres enfermos que no están enfermos, que quizá se mueren nomas por darles la contra. Y dado que a estos que no creen en la ciencia no les dará COVID, porque son gente buena, creo que es su deber moral ayudar a ese prójimo que está muriendo por crédulo, que mueren, no porque sus pulmones se inflaman, sino porque creen absurdamente que sus pulmones se inflaman.
Parafraseando a Galileo Galilei, Eppur si muove (Y, sin embargo, se mueve); para el caso del COVID yo diría: y sin embargo se mueren.
También te puede interesar: El Estado laico y la Virgen de Guadalupe.