¿No que estaba domada? Pandemia deja más de 150 mil decesos en México

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Para el presidente Andrés Manuel López Obrador, la pandemia de COVID-19 quedó domada en México desde abril —apenas tres meses después de que llegó el virus SARS-CoV-2 al territorio nacional—. Pese al incremento desmedido de casos, hospitalizaciones y defunciones, el líder de la autollamada Cuarta Transformación reiteró en junio que “había pasado lo peor” de la contingencia sanitaria. Hoy, a menos de un año de que la enfermedad pisó por primera vez el país, hay más de 150 mil pérdidas humanas traducidas a familias deshechas, disminuciones de empleo y, sobre todo, a una estrategia fallida de la actual administración. 

De acuerdo con el reporte diario de la Secretaría de Salud (Ssa), hasta este 25 de enero, México es escenario de 150 mil 273 mil defunciones y con ello ocupa el cuarto lugar en todo el mundo en bajas por coronavirus. Asimismo, registra 1 millón 771 mil 740 contagios acumulados siendo el país 13 en casos acumulados ¡y los que faltan! Entonces, ¿cuándo quedó domada la crisis?

No obstante a los dichos de las funcionarios de la actual administración, los números no saben callar. Eso sumado a que según Samuel Ponce de León Rosales, titular de la Comisión Universitaria para la Atención de la Emergencia del Coronavirus de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la cifra real de muertes por COVID-19 en México y el mundo podría ser el doble de lo que se cree.

Y es que en el caso particular de México, existen ciertos errores en la estrategia de contención —ahora también de vacunación— del virus SARS-CoV-2. Entre las incongruencias, una reactivación económica apresurada y fines electorales en la repartición del remedio, las personas afectadas siguen al alza. 

Levantan Jornada Nacional de Sana Distancia en pleno brote

La Jornada Nacional de Sana Distancia fue la máxima política de confinamiento aplicada por el Gobierno Federal de México. Basada en el aislamiento social tuvo una duración entre el 23 de marzo y el 29 de mayo del 2020. Sin embargo, las autoridades decidieron levantar la acción en pleno repunte de casos y fallecimientos. 

La pandemia iba tan al alza que, 31 de los 32 estados de la República comenzaron la llamada “Nueva Normalidad” en semáforo rojo. Incluso, alrededor de tres meses después (22 de agosto), México rebasó las 60 mil pérdidas humanas, ese escenario catalogado como “catastrófico” por el propio Hugo López-Gatell Ramírez, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud.

Autoridades dan un mensaje contradictorio

En lugar de que López Obrador y las autoridades sanitarias den un ejemplo claro a la población mexicana sobre las medidas de prevención a seguir, desde el inicio existió una serie de incongruencias y mensajes contradictorios. El más claro de ellos se depositó en el no uso obligatorio de cubrebocas, pese a la existencia de evidencia científica sobre su eficacia. 

Mario Molina, premio Nobel de Química, advirtió en su trabajo “Identificando la transmisión atmosférica como la ruta dominante para la propagación del COVID-19” que el uso de cubrebocas en público es la medida más efectiva de evitar la transmisión del virus. Contrario a ello, el mismo presidente de la República se negó a utilizarlo hasta que el pasado domingo 24 de enero dio positivo a la enfermedad. 

Por si esto fuera poco, López-Gatell, encargado de la estrategia pandémica, decidió irse a una playa oaxaqueña en pleno repunte de contagios. En este sentido, faltó a la medida “quédate en casa” que tanto le quiere exigir a la población mexicana. 

López-Gatell en la playa. Fotografía: Cuartoscuro.

Vacunación con fines políticos 

Desde que el pasado 24 de diciembre comenzó la aplicación de la vacuna de Pfizer en México y hasta la jornada de este 25 de enero, apenas se han distribuído 642 mil 105 dosis del remedio. Es decir, luego de un mes, el país no ha llegado al millón de personas beneficiadas y ni siquiera ha concluído la vacunación de los miembros del sector salud.

Sin embargo, no es de extrañarse la lenta distribución de la vacuna, dado los fines político-electorales que ha impulsado la autollamada Cuarta Transformación. Prueba de ello recae en el uso de los denominados “siervos de la nación” en la aplicación de la sustancia o la centralización del remedio por parte de la Federación

Y es que aunque la Secretaría de Salud publicó ya la autorización para que gobierno estatales y el sector privado puedan adquirir la vacuna directamente con las empresas farmacéuticas, el primer mandatario bien sabía que no existe ya disponibilidad. Tan es así que los gobernadores del Partido Acción Nacional (PAN) anunciaron que al hablar con AstraZeneca y Pfizer les prometieron vacunas hasta diciembre o el próximo año. 

Finalmente, así es como el presidente López Obrador y su equipo de trabajo han intentado hacer creer que las autoridades mexicanas han actuado correctamente tanto a nivel sanitario como económico. No obstante, las muertes, falta de hospitales, pérdidas de empleo, cierre de negocios y desesperación social dicen todo lo contrario.

Personal de salud no vacunado. Fotografía: Cuartoscuro.
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