Corren tiempos en México en los que no es políticamente correcto reconocer a los gringos como fuente de sabiduría. Una reacción colectiva meramente emocional, comprensible. Es increíble cuánto daño puede hacer una persona cuando está en la posición incorrecta.
Sin embargo, hay un viejo adagio de ese país con el que siempre he simpatizado y es éste que dice: “Happy Wife, Happy Life”. Congenio por varias razones con esa idea que, en primera instancia podría parecer conservadora, pero es en realidad revolucionaria. Me explico:
El concepto de bienestar que hoy impulsa la Sociedad Mexicana de Estudios de Calidad de Vida es integral y multidimensional, pero este concepto, si bien es cierto que está centrado en la persona humana, encuentra su núcleo en aquella persona humana constituida como nuestro prójimo. Es decir, la calidad de vida sustentable no es un concepto egocéntrico; por el contrario, es un concepto de servicio a los demás. Esto, a toda escala y nivel de agregación. De ahí que la idea de relaciones interpersonales sea fundamental en nuestra percepción de bienestar, y entre ellas, con un peso específico muy particular, la relación con nuestra pareja.
Vayamos al terreno práctico: “Una esposa feliz, una vida feliz”. Esto es cierto. Así lo demuestra un estudio reciente, publicado en el Journal of Marriage and Family, que encontró que los hombres insatisfechos con sus vidas pueden mejorar sustancialmente su agrado general con la misma, si, al estar casados, lo están con mujeres contentas con sus matrimonios.
En otras palabras, la satisfacción de una esposa con su matrimonio tiene el poder de compensar la insatisfacción del marido en otros ámbitos, proporcionándole, en general, una mejor vida. Este hallazgo es el fundamento de que la gente diga: “Esposa feliz, vida feliz”. Esto también aplica en el sentido opuesto: una esposa miserable en su matrimonio con seguridad impactará negativamente en el bienestar del esposo.
Otro hallazgo interesante es que el bienestar de las mujeres no es afectado por la satisfacción de los maridos con sus matrimonios; lo que quiere decir que un esposo infeliz no necesariamente produce una vida infeliz para su esposa.
Una razón para esta discrepancia de género en los niveles de satisfacción es que si el hombre no está contento con la relación, pero la esposa sí, es más probable que ella le proporcione a éste beneficios que mejoren su vida en general, como: relaciones sexuales positivas, apoyo emocional y asumir tareas domésticas.
Otro hallazgo destacable es que las esposas tienden a estar menos satisfechas con sus matrimonios en general. Esto puede deberse a que las mujeres analizan más sus relaciones que los hombres.
Otra conjetura interesante es que, según Deborah Carr, profesora de Sociología en la Universidad de Rutgers, los hombres son más felices cuando están casados:
“Si un matrimonio es bueno, a menudo se debe a las cosas que está haciendo la esposa, el amor y el apoyo que está dando”, dijo Carr. “En consecuencia, eso significa que el marido obtiene más”.
Las esposas contemporáneas tienden a demandar más apoyo emocional, equidad en las tareas domésticas, como la preparación de alimentos y la limpieza, y pasan cada vez menos tiempo en el hogar.
Por otra parte, la enfermedad del cónyuge afecta a las mujeres y no tiene ningún efecto en la satisfacción de los hombres con sus vidas. Esto se debe a que las mujeres tienden a asumir la responsabilidad del cuidado de sus esposos, mientras que ellos encuentran la manera de transferir estas tareas.
Un hallazgo muy claro y sintomático es que, cuando se trata del apoyo emocional de la pareja, los hombres son claramente beneficiarios. Lo que lleva a la investigación a concluir que el matrimonio es bueno para el bienestar de los hombres, pero no necesariamente para el de las mujeres.
Hasta ahora hemos logrado establecer la importancia de la relación de pareja en la ecuación general de la satisfacción por la vida. Espera la siguiente colaboración para conocer algunos tips prácticos sobre cómo mejorar la relación de pareja y asegurarte que vas en el camino correcto para… Vivir con Sentido.