Cuando vamos a vender un producto u ofrecer algún servicio, tenemos que cuidar mucho de lo que hacemos “tras bambalinas” o de cara al cliente. Muchas de nuestras acciones (la mayoría de las veces sin darnos cuenta) resultan muy evidentes para el comprador, y no sólo eso, pueden mandar una señal de alerta, hacerlo sentir bastante incómodo o generar desconfianza.
¿Cuáles son, entonces, algunas de estas acciones?
- Chismorrear, cuchillear, criticar: ¿Cuántas veces no has estado en algún lugar donde los vendedores de la tienda están criticando algo o a alguien? O bien, ¿cuántas veces no has sido partícipe de quejas que tienen los empleados sobre el jefe, la empresa, etcétera? Es muy incómodo como cliente presenciar este tipo de cosas, ya que dan una sensación de que el ambiente dentro de la empresa no es bueno y eso perjudica notablemente la reputación de la marca.
- Comer o botanear: Sea cuál sea tu profesión procura no comer ni botanear frente al cliente, claro, si la reunión es en algún lado o en el horario que así lo amerite no hay problema, pero a los ojos del cliente no es nada agradable estar conversando con un vendedor mientras come. Definitivamente no.
- Arreglo personal: Maquillarte, peinarte, ¡limarte las uñas o cortártelas! no es una señal de profesionalismo cuando estás vendiendo algo o de cara a un cliente. Hay lugares apropiados para tu arreglo personal así que evita al máximo que el cliente vea cómo te pintas las uñas mientras lo estás atendiendo.
- Atender otras llamadas o personas: No es correcto que, si una persona hace fila para ser atendido, de forma simultánea atiendas una llamada por teléfono. Simplemente no es correcto (a menos que sea una llamada de urgencia, discúlpate con el cliente y toma la llamada). Dale prioridad a quien llegó primero y atiende a un solo cliente a la vez.
- Bostezar, cruzar los brazos, no ver a los ojos: Muchas son las señales que damos con nuestro lenguaje corporal. Aun cuando muchas cosas las hacemos de forma inconsciente, unas tantas las podemos controlar. Un bostezo grande o varios bostezos repetitivos dan una señal de aburrimiento, cansancio o por falta de oxígeno, por supuesto. Cualquiera que sea el caso seamos cautelosos y conscientes a la hora de hacerlo. Lo mismo aplica para cruzar los brazos y, por supuesto, para el caso en el que no vemos al cliente a los ojos.
Hay una frase que dice: un cliente bien cuidado puede ser más valioso que 10,000 dólares de publicidad. Yo digo que: gastamos mucho dinero en traer la atención del cliente, y luego… no somos capaces de verlos a los ojos.