El huracán Walaka y el súper tifón Kong son un claro ejemplo de los mensajes que nuestro planeta nos manda pidiendo ser tratado con respeto. Aunque, más que un mensaje, parece una de sus últimas advertencias.
Cada vez presenciamos desastres naturales más frecuentes y devastadores, los cuales vienen de la mano con el cambio climático que el calentamiento global está provocando en la Tierra.
Incendios forestales, terremotos, huracanes, tornados, tsunamis; todos son provocados naturalmente por nuestro planeta, pero los seres humanos han propiciado un aumento en su intensidad y frecuencia.
Apenas este pasado fin de semana, un terremoto seguido de un tsunami causó la muerte de al menos 1200 personas en Indonesia. Ahora, dos poderosas tormentas tropicales amenazan las islas del Océano Pacífico.
El huracán Wakala se acercó peligrosamente a Hawaii, pero no afectará gravemente a las islas estadounidenses y parece que se dirigirá al océano sin tocar tierra en ese u otro lugar. Aún así, cuenta con vientos de 241 kilómetros por hora y ya es un huracán categoría 4. Se espera que este huracán siga aumentando su poder y se convierta en categoría 5 en las próximas horas mientras se desplaza hacia el norte del Pacífico.
Mientras tanto, también en el Pacífico pero a unos 320 kilómetros al sur de Taipei, el tifón Kong se convirtió en un súper tifón y con vientos de hasta 150 kilómetros por hora amenaza a Japón, que apenas se comienza a recuperar de los devastadores efectos causados por el tifón Trami.
Kong llegará a la isla entre el jueves y viernes, pero se espera que se debilite antes de tocar tierra. El tifón anterior, Trami, tenía vientos de 193 kmh y causó la muerte de dos personas, además de dejar 120 heridos. Como precaución, más de mil vuelos fueron cancelados y 3.7 millones de personas fueron evacuadas.
Ahora, el tifón Kong se perfila como la más reciente prueba de que el planeta está sufriendo y nos hará pagar el precio.
Consecuencias del cambio climático
Aunque todo el mundo sufre sus efectos, el cambio climático afecta de manera diferente a cada región, aunque en algunas se comienzan a ver patrones climáticos que no se habían visto nunca o tenían décadas sin presentarse.
En el Polo Norte, el calentamiento global está causando el derretimiento de las capas de hielo, lo cual, además de afectar la fauna local, aumenta el nivel del mar y causa inundaciones y erosiones en otras costas.
En el hemisferio norte, se ven nevadas más fuertes cada invierno y veranos más calurosos cada verano. En las zonas más cercanas al trópico, las tormentas han aumentado, causando tornados, inundaciones e incluso desplazando la fauna como se vio recientemente con el huracán Florence, que llevó peces a las inundadas calles de las ciudades y víboras de cascabel al mar, una de estas terminó en las costas de Florida, a cientos de kilómetros de su hogar.
Mientras tanto, en zonas secas, han aumentado las sequías, resultando en incendios forestales, pérdida de cultivos y muerte de ganado.
Pero, los terremotos, tsunamis y erupciones volcánicas no son causadas por el hombre, ¿verdad?
Una publicación hecha por investigadores del Instituto de Ciencias Terrestres en la Academia Sínica, ha logrado encontrar una conexión entre el cambio climático y los cada vez más frecuentes sismos, y como estos resultan a su vez en erupciones volcánicas o tsunamis.
Es cada vez más claro, la contaminación, deforestación, sobrepoblación, el efecto invernadero y la destrucción de la flora y fauna son causas importantes del estado actual del planeta, misma que continuará empeorando. La mayoría de estas causas con hechas por la raza humana, y las que no se deben completamente a nosotros, son aceleradas por nuestras acciones.
De no hacer un cambio drástico, no solo veremos desastres naturales cada vez más poderosos, también aumentará la hambruna, las enfermedades, las guerras y el desplazamiento de refugiados que viene con estas.
Nuestro planeta sufre, y nosotros somos la causa principal.
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