Niveles de la voluntad, agencia y “sentido de la vida”

Lectura: 6 minutos

La palabra “voluntad” tiene varios significados en castellano, todos ellos referidos a la vida mental propositiva. Puede aludir al deseo o la inclinación para actuar de cierta manera, o bien a aquello que se desea; también a la intención o al proceso usualmente consciente de elegir algo. Muchas veces se aplica a la capacidad mental que organiza la acción de acuerdo con creencias, ideales o principios morales, a la conducta dirigida a una meta y la facultad de controlar las acciones. Por esta plétora de significados se debe concebir a la voluntad como una capacidad mental resolutiva compuesta de diversos sistemas particulares que se engarzan para dirigir la acción por ciertos cauces. Desde el punto de vista de las ciencias cognitivas, la vida mental con propósito y a la que genéricamente se llama voluntad, está conformada por el conjunto de actividades mentales y psicomotoras que tienden hacia el cumplimiento de objetivos. Esta capacidad implica la operación concertada de sistemas fisiológicos y funciones cognitivas particulares que incluyen a los impulsos, las motivaciones, los deseos, las intenciones, las decisiones, las acciones deliberadas y la modulación de las acciones que se encuentran en proceso.

Voluntad cero.
Voluntad “cero”: Al presentarse un estímulo, se desencadena una acción automáticamente (tropismo, reflejos). Aunque no hay voluntad, se requiere para que esta eventualmente emerja y se desarrolle.

Es conveniente distinguir cuatro niveles de respuesta o acción de acuerdo con el grado de voluntad involucrado en cada uno de ellos. No hay voluntad en el caso de los reflejos o de las conductas tróficas que se presentan en respuesta automática a ciertos estímulos, como sucede con los llamados instintos o los movimientos graduales del girasol hacia la luz solar. El primer nivel de voluntad ocurre en las conductas guiadas por una percepción y una motivación fisiológica predominantes, como sucede en múltiples especies animales durante los encuentros antagonistas entre pelear o huir y que se resuelven en uno u otro sentido sin que intervenga una ponderación elaborada. El segundo nivel de voluntad ocurre cuando el sujeto genera representaciones mentales de posibles cursos de acción y toma una decisión entre las alternativas. La racionalidad sin duda interviene, pero también lo hacen motivaciones, afectos y otros ingredientes más o menos conscientes. Finalmente, reconocemos un tercer nivel de voluntad cuando el sujeto toma una decisión en contra de sus motivaciones y deseos por acatar ciertas creencias o valores de tipo estético, cívico, moral o religioso, como ocurre en el caso del deber. Este último nivel de la voluntad tiene una dimensión ética a la que llegaremos después de examinar otros elementos de la autoconciencia.

Nivel 1 de voluntad.
Nivel 1 de voluntad. La selección de la acción responde a la percepción de contingencias ambientales y el contexto. Ejemplo: pelar o huir.

Como analizaremos con mayor detalle en los apartados siguientes, la motivación se refiere al conjunto de tendencias y disposiciones que se desarrollan con un intenso impulso afectivo. El deseo consiste en emociones enérgicas de apetencia y anticipación, usualmente acompañadas de representaciones del objeto deseado y previsiones del gozo esperado. Las intenciones y decisiones involucran la selección entre varias alternativas y son igualmente necesarias para planear o dirigir programas de acción considerados eficientes o valiosos. En su conjunto, las actividades mentales que tienden hacia el cumplimiento de un objetivo implican la capacidad para elegir entre disyuntivas haciendo uso del conocimiento, de las creencias y los valores que la persona entraña y con frecuencia atesora. De esta forma, cuando genera una intención y aplica el esfuerzo para cumplirla, la persona se apoya en algo valioso, algo que no posee y pretende obtener. El querer y el apuro por obtener y disfrutar de un valor son intrínsecos a la voluntad, y su operación se liga a la cultura en la que está inmerso el sujeto, pues ésta establece normas o expectativas, estipula lo que debe considerarse bueno y malo, lo que está permitido o prohibido, en qué consisten el éxito o el fracaso, el triunfo o la derrota.

Nivel 2 de la voluntad.
Nivel 2 de la voluntad. La elección de la acción es debida a representaciones de escenarios posibles, a un cotejo deliberado de posibles cursos de acción y la selección del más convincente.

Pasemos ahora a un aspecto más puntual de la vida propositiva. La gente usualmente “sabe lo que hace” en el sentido de que puede controlar sus acciones y a través de ellas regula ciertos eventos en su espacio personal y la porción del universo que hemos llamado el nicho del yo. Este control constituye el sentido de agencia y es uno de los elementos relevantes de la autoconciencia pues se refiere a la capacidad de un individuo para usar sus funciones mentales con el objetivo de actuar en el mundo de manera directa, deliberada, con dirección y sentido. Más precisamente, el sentido de agencia se refiere a la liga que se establece entre una intención, una acción emprendida y sus resultados en el mundo. Visto desde la conciencia subjetiva de una persona, el sentido de agencia consiste en la inequívoca sensación de control que el sujeto tiene sobre sus acciones y sobre los efectos de éstas en el mundo; es decir: de ser la causa de los movimientos que emprende y de sus consecuencias. Ocurre en su fuero interno la predicción implícita de que emprender una acción va a producir ciertos efectos y que estos son los buscados de tal manera que el sentido de agencia involucra la asociación sucesiva y causal entre las intenciones, las acciones emprendidas y los efectos percibidos.

Patrick Haggard, uno de los investigadores más activos sobre los mecanismos cerebrales de la agencia, postuló un “efecto de enlace intencional” definido como la compresión del intervalo que media entre una acción voluntaria y su consecuencia sensorial externa. Se trata de una liga entre el proceso motor y el sensorial de tal manera que el sentido de agencia depende de las señales provenientes del propio cuerpo, acopladas a inferencias sobre eventos externos. Se habla en neurociencia cognitiva de funciones ejecutivas centrales como los ingredientes cerebrales de la experiencia de agencia porque toda acción intencional está necesariamente relacionada con el control de ciertos movimientos, bajo la guía de una planeación motriz, donde la meta está representada y anticipada como la finalidad y objetivo de la acción. Revisaremos en secciones venideras cada una de estas instancias de la agencia y la voluntad.

Nivel 3 de la voluntad.
Nivel 3 de la voluntad. Facilitación o inhibición de alternativas por creencias y valores de posibles cursos de acción, aun de aquellos impulsados por deseos y motivos.

En relación con la estructura del yo, de la autoconciencia y de la individualidad, es pertinente resaltar que una decisión intencional se ejecuta por necesidad en el estado mental de la conciencia de sí mismo porque se asocia con la independencia, determinación, planeación y autonomía que son centrales en la individualidad y la personalidad. En efecto, en los niveles más elaborados de la voluntad es donde la identidad personal adquiere un sello más definitivo, pues las pulsiones y motivaciones suelen ser múltiples en intensidad y dirección, en tanto que las intenciones y decisiones se toman deliberadamente de acuerdo no sólo a tendencias, sino a proyectos, valores y creencias cuya elaboración requiere de selección e inhibición tanto de impulsos y motivaciones como de cursos posibles de acción. La función última de la voluntad es entonces el dar sentido a la existencia y es lo que mejor define a un individuo tanto para sí mismo como para los otros: “por sus hechos los conoceréis”. El psicoanalista Otto Rank afirmó que el ser humano experimenta su individualidad en términos de su voluntad, y esto significa que su existencia personal es idéntica a su capacidad para expresar su voluntad en el mundo. En relación estrecha con esta función de individuación, es importante mencionar el factor denominado “fuerza de voluntad”, el grado de determinación, firmeza y resolución con el que un sujeto es capaz de llevar a cabo sus decisiones, intenciones o deseos; una fortaleza en la que solemos sentirnos deficientes…

0 0 votos
Calificación del artículo
Subscribir
Notificar a
guest
0 Comentarios
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios
0
Danos tu opinión.x