El Presupuesto Base Cero implica jerarquizar prioridades, reducir costos, reasignar recursos de áreas poco eficientes a los sectores que si lo son.
Ciudad de México.- Una vez concluida la trascendente jornada electoral de 2015, con la secuela de sus resultados e implicaciones, es tiempo de retomar el análisis de varios temas fundamentales para el presente y el futuro del país.
Los resultados electorales preliminares de esta elección permiten prever que el PRI, con sus aliados el Partido Verde Ecologista y el Panal, con el eventual apoyo del nuevo Partido Encuentro Social, podrían lograr mayoría en la Cámara de Diputados. Esto implica que el Ejecutivo Federal tendría facilidad para lograr la aprobación de su proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación en cada uno de los próximos tres años, la segunda parte del gobierno de Enrique Peña Nieto.
En este contexto se ha anunciado la próxima introducción del llamado Presupuesto Base Cero, una técnica que deja de utilizar los criterios inerciales para abocarse al análisis y evaluación de fondo de los programas presupuestales. Esta actividad se efectúa en un entorno económico complejo, tanto a nivel interno como externo. Se trata de reformular el gasto público sin aumentar los impuestos, en el contexto de una importante reducción de los precios internacionales del petróleo y una fuerte caída en la producción del hidrocarburo. Asimismo, esta decisión se da ante la inminente elevación de las tasas de interés en los Estados Unidos, que encarecerá el endeudamiento público. En este contexto, se busca orientar el gasto público a la consecución de resultados con eficiencia y austeridad.
El Presupuesto Base Cero es una técnica administrativa que se diseñó en los Estados Unidos, hace ya varias décadas y que se aplicó en empresas privadas y en diversos niveles de gobierno de la Unión Americana con resultados de éxito variables. Se continúa usando en el sector privado a nivel internacional, y se ha aplicado en diversos casos de fusiones y adquisiciones de grandes empresas también con resultados mixtos.
Recientemente se efectuó una mesa redonda con este tema en el INAP, en el que participaron varios especialistas, en la que se clarificaron diversos aspectos (ver página electrónica del INAP: www.inap.org.mx).
La instrumentación del Presupuesto Base Cero no es una reforma estructural pero tiene la importancia de las mismas. Evaluar críticamente la forma como gasta el gobierno es de la mayor trascendencia para el futuro del país. A pesar del volumen del gasto público que ha efectuado el Estado mexicano en las últimas décadas, persiste una enorme desigualdad en el país, sin que a diferencia de lo que sucede en otras naciones, la acción del Estado tenga un importante efecto correctivo. Es una oportunidad para revisar a fondo los programas presupuestarios para beneficiar eficazmente a quienes más lo necesitan. Esto necesariamente afectará intereses y provocará conflictos.
Asimismo, el gasto público no ha sido un medio eficiente para estimular un crecimiento substancial de la economía en las últimas décadas. Es claro que sólo se puede lograr una verdadera equidad social a través de un crecimiento económico sostenido. En suma, el gasto público en México no ha sido un eficaz instrumento de promoción del crecimiento económico ni de la equidad social. Su profunda revisión es muy oportuna si bien se efectúa en un contexto de drástica reducción de los recursos públicos por las causas señaladas anteriormente.
El Presupuesto Base Cero implica jerarquizar prioridades, reducir costos, reasignar recursos de áreas poco eficientes a los sectores que si lo son. Para esos efectos se eliminarán programas, se fusionarán y re-sectorizarán otros para asignar el gasto de acuerdo a criterios de eficacia y eficiencia.
El proceso de reducción y ajuste del Presupuesto Base Cero debe efectuarse teniendo claro el panorama general de las finanzas públicas, esto es, con la perspectiva de mediano y largo plazo de los ingresos, la deuda y el gasto público.
Asimismo, no debemos perder de vista que esta técnica se aplicará para la reformulación del gasto público federal. Otro tema de gran importancia que exige de atención urgente es el de las finanzas estatales y municipales.
Es claro que estamos frente a un proceso complejo y trascendente para el futuro del país en un contexto nacional y externo difícil.
