Pensar en el futuro

Constitución y cambio de época

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El viernes 5 de febrero de 2021 se cumplieron 104 años de la promulgación de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917. Es una de las constituciones políticas más antiguas del mundo, y la primera en establecer los derechos sociales a nivel internacional. Es la norma suprema que estructura al Estado mexicano contemporáneo.

Durante su vigencia ha tenido numerosas reformas y adiciones. Contiene desde los principios fundamentales del Estado federal hasta regulaciones de detalle en muy diversas materias. Hace pocos años los juristas Diego Valadés y Héctor Fix Fierro, del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, efectuaron una importante investigación para darle orden y sistematización a nuestra Constitución.

Una de las reformas más importantes a la Constitución mexicana fue la aprobada en junio de 2011 en materia de Derechos Humanos. Se reformaron varios artículos constitucionales, pero el nuevo artículo 1º constitucional define características fundamentales del Estado y del Sistema jurídico mexicano.

El artículo 1º Constitucional establece que en México todas las personas gozarán de los derechos humanos “reconocidos” en la Constitución y en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte, así como de las garantías para su protección, cuyo ejercicio no podrá restringirse ni suspenderse, salvo en los casos y bajo las condiciones que establece la propia Constitución.

reformas Cosntitución
Imagen: OnAliat.

Asimismo, establece que todas las autoridades en el ámbito de sus competencias tienen la obligación de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos de conformidad con los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad.

De esta forma, el Estado mexicano debe garantizar el derecho humano a la salud, al empleo digno y a un medio ambiente sano, entre otros muchos derechos fundamentales.

Este nuevo aniversario de la Constitución mexicana se da en el contexto de un profundo cambio de época a nivel global. El mundo vive no una época de cambios sino un verdadero cambio de época. Entre otros aspectos significativos de este fenómeno, podemos referir que el mundo no sólo vive una profunda crisis sanitaria sino también una emergencia climática global. Esta crisis está enmarcada en el acelerado proceso de destrucción de la naturaleza y de degradación del medio ambiente que provocan los modelos de crecimiento económico vigentes. El cambio climático, con todas sus cada vez más graves consecuencias, es sólo uno de los aspectos de esta degradación ambiental que amenaza a la civilización como la conocemos.

También hemos estado provocando otros daños como la destrucción de la capa de ozono; la pérdida de la biodiversidad y la extinción masiva de especies; la contaminación química y la emisión de nuevos compuestos; la acidificación de los océanos; la degradación del suelo fértil de la tierra; la afectación del agua dulce y del ciclo hidrológico global; los vertidos de nitrógeno y fósforo en la biósfera y los océanos y la concentración atmosférica de aerosoles. Todos estos problemas, relacionados entre sí, están poniendo en peligro el futuro de la humanidad.

construir nueva constitución
Imagen: El País.

Frente a esta grave situación la comunidad científica ha advertido del peligro de tal problemática y ha aportado soluciones. De igual forma la comunidad internacional ha reaccionado aunque todavía con timidez y lentitud. Primero con la Agenda 2030 de Naciones Unidas, los 17 objetivos del Desarrollo Sostenible que le dan continuidad a los objetivos del Milenio (2000-2015). A pesar de sus limitaciones, la Agenda 2030 de Naciones Unidas es un paso en el sentido correcto. De igual forma el Acuerdo de París de 2015, el cual se podría ver muy fortalecido en la Cumbre de Glasgow de finales de este año.

Con este panorama comienza a haber cambios políticos importantes. Por un lado está la actividad de la Unión Europea, bajo el liderazgo de Ursula von der Leyen, quien señala que la recuperación de la pandemia del COVID-19 debe conllevar un ambicioso plan que tiene entre sus ejes la agenda digital y el Pacto Verde. Asimismo, los compromisos del gobierno de China y de otros países tanto desarrollados como economías emergentes.

A estos esfuerzos, se suma ahora con fuerza el gobierno del presidente Biden, que asumió el poder democráticamente, después de la larga noche del autoritarismo de Donald Trump. El gobierno de Biden va a combatir el cambio climático en forma decidida en Estados Unidos y en el Mundo. Además, va a proteger la preservación y conservación de la naturaleza, de acuerdo al más actualizado conocimiento científico. Durante sus primeras semanas en la Casa Blanca, Biden ha emitido numerosas órdenes ejecutivas en ese sentido. Sin embargo, es claro que va a enfrentar numerosas y fuertes resistencias por parte de grandes intereses. Pero, por otra parte, numerosos agentes económicos, desde organismos internacionales, bancos y grandes empresas globales, incluyendo varias importantes petroleras, están en procesos de reconversión hacia energías limpias. La transición energética para dejar el uso de combustibles fósiles es un hecho que se está dando en todo el mundo. No tiene regreso.

cambio energías limpias
Imagen: World Energy Trade.

Vivimos un complejo proceso de enfrentamiento de nuevos riesgos globales. La única solución es que la comunidad internacional actúe con decisión y energía de la mano de la ciencia. Recordemos que la solución de la compleja problemática global exige de planteamientos multisectoriales e interdisciplinarios, con visión holística. No basta pensar ya en el corto plazo. La correcta solución de los problemas requiere de las visiones de mediano y largo plazo.

Un ejemplo de la complejidad de los problemas está en la reciente declaración de la Directora de Salud Pública y Medio Ambiente: el 70% de los últimos brotes epidémicos han comenzado con la deforestación. Los virus del ébola, el SARS o el VIH han pasado de los animales a los humanos después de la destrucción masiva de selvas y bosques tropicales. Es sin duda una declaración importante y oportuna. Pero, también hay que recordar que los científicos han venido advirtiendo esto desde hace ya mucho tiempo. En México, el Dr. José Sarukhán ha explicado claramente la importancia de proteger los ecosistemas y las graves consecuencias que conlleva su destrucción.

Hace poco, conversando con un especialista en prospectiva, comentando la pandemia de la COVID-19, me recordaba que este riesgo se preveía desde hace tiempo.

En suma, México y el mundo viven un profundo cambio de época. Nuestra Constitución política nos debe garantizar este tránsito con pleno respeto a los derechos y las libertades fundamentales. Recordemos que la libertad es la base del progreso científico, de la democracia y de la prosperidad.


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Héctor Fix Zamudio. Su legado

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El 27 de enero de 2021 falleció el Doctor Héctor Fix Zamudio, a la edad de 96 años. Fue un muy distinguido jurista, para muchos especialistas, el más importante de las últimas décadas en México. Es una gran pérdida para el país y para el mundo del estudio del Derecho. Fix Zamudio además de haber sido un investigador y catedrático de excelencia fue promotor de importantes instituciones y difusor de la cultura jurídica y en particular de los Derechos Humanos a nivel internacional.

Héctor Fix Zamudio nació el 4 de septiembre de 1924 en la Ciudad de México. Estudió la licenciatura en Derecho en la Escuela Nacional de Jurisprudencia, ahora Facultad de Derecho de la UNAM. Más tarde obtuvo el doctorado por la misma Facultad. Inició su vida laboral en el Poder Judicial de la Federación, en el que trabajo por 19 años. Una de sus primeras e importantes influencias intelectuales fue la del procesalista español Niceto Alcalá Zamora y Castillo, miembro distinguido del luminoso exilio español que tanto enriqueció intelectualmente a México.

Por sus capacidades profesionales y su vasta cultura jurídica fue invitado a incorporarse como investigador de tiempo completo en el Instituto de Derecho Comparado, actualmente Instituto de Investigaciones Jurídicas, de la UNAM, en una época en la que nuestra Universidad pasaba por un momento de desarrollo de la excelencia en varias áreas de la misma y tomaba particular impulso la investigación académica. Fue Director del Instituto, por dos periodos, durante doce años. Bajo su dirección la investigación profesional del Derecho tomó un impulso inédito en México y en América Latina.

Fix Zamudio cultivó el Derecho Procesal, el Derecho Comparado, el Derecho Constitucional, el Derecho Internacional de los Derechos Humanos, entre otras materias. Su obra se integra por numerosos libros y más de 500 artículos publicados en Revistas especializadas y libros colectivos. Participó en numerosos foros nacionales e internacionales, con un gran reconocimiento a su excelencia académica. De igual forma fue profesor tanto de la licenciatura como de la División de Estudios Superiores de la Facultad de Derecho de la UNAM.

muerte de Héctor Fix Zambudio
Fotografía: PuntoEdu, PUCP.

Su vasta obra académica se caracteriza además de su erudición y profundidad por el rigor lógico-jurídico. Tuvo una formación muy sólida en materia del Derecho procesal, así como la experiencia operativa por haber pasado sus años iniciales profesionalmente por el Poder Judicial Federal, lo cual le dio enorme solidez a sus investigaciones.

En el Instituto de Investigaciones Jurídicas fue formador de numerosos cuadros de juristas que han sido fundamentales en el estudio del Derecho en México y en América Latina.

Un aspecto muy relevante de su muy amplia trayectoria profesional fue el tema de los Derechos Humanos. Su contribución fue fundamental en la creación de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Asimismo, fue miembro de su Consejo Consultivo. Fue también Juez y Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. También, fue miembro fundador del Instituto Iberoamericano de Derecho Constitucional.

Tuvo muchos y merecidos reconocimientos, entre ellos, miembro de El Colegio Nacional, miembro de la Academia Mexicana de la Lengua y recibió la Medalla Belisario Domínguez, (2002), entre muchos otros. Otras distinciones, por mencionar sólo algunas de ellas, fueron el Premio Nacional de Historia, Ciencias Sociales y Filosofía (1982); Investigador Emérito del Instituto de Investigaciones Jurídicas; Investigador Emérito del Sistema Nacional de Investigadores; Premio Internacional Justicia en el Mundo, de la Unión Internacional de Magistrados (2004). Recibió también numerosos Doctorados Honoris Causa, entre ellos, de la Universidad Complutense de Madrid; de la Universidad Castilla-La Mancha; de la Universidad de Sevilla, entre otros, así como de México e Iberoamérica.

En el ámbito personal, formó una grata familia, pero tuvo la pena primero de enviudar y después de ver morir a sus dos hijos hombres, Héctor y Carlos Fix Fierro. Héctor Fix Fierro fue un distinguido jurista que también dirigió el Instituto de Investigaciones Jurídicas.

Héctor Fix Zambudio, fallece
Héctor Fix Zambudio (Fotografía: Fundación UNAM).

Pero una breve descripción de Héctor Fix Zamudio quedaría incompleta si no señalara que la característica fundamental de su personalidad era su bondad, sencillez, afabilidad, apertura y magnífica disposición al diálogo. Fix Zamudio fue un apasionado del Derecho, la justicia, la verdad y la paz. Fue un hombre generoso y bueno para todos los que lo tratamos.

Para mí, el legado de Fix Zamudio es el de destacar la importancia del rigor y la profundidad en el estudio del Derecho y, sobre todo, de la construcción de un verdadero Estado constitucional de Derecho como condición necesaria para el desarrollo, la prosperidad, el bienestar, la libertad, la justicia y la paz en México, en Iberoamérica y en el mundo.


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Biden: Cambio de rumbo

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Finalmente, el 20 de enero de 2021, Joe Biden tomó posesión como el 46º  Presidente de Estados Unidos. Su mensaje de toma de posesión ha sido calificado por muchos observadores como muy notable por el tono conciliador, el llamado a la unidad, al rescate de la verdad, la civilidad y la decencia que se perdió durante la polarización y la mentira que caracterizó al gobierno de Donald Trump.

El discurso de Biden, breve y profundo, ha sido comparado con el mensaje pronunciado por el presidente Kennedy en su asunción a la Presidencia y aún con el famoso discurso de Roosevelt cuando asumió el cargo de presidente, en el contexto de la Gran Depresión. Estableció, entre sus prioridades inmediatas, el combate a la pandemia del COVID-19, la recuperación económica con un ambicioso plan muy articulado, la lucha contra el cambio climático y la equidad racial.

Además del mensaje de Biden convocando a la unidad y a la reconciliación, en el primer día de su gobierno firmó 17 órdenes ejecutivas con temas que van desde la migración, la suspensión del ignominioso muro fronterizo, los dreamers, el regreso de Estados Unidos al Acuerdo de París de 2015 para el combate al cambio climático y la permanencia de su país en la Organización Mundial de la Salud (OMS), nuevamente, entre otros muchos aspectos. En los siguientes días se han tomado nuevas medidas para el combate a la pobreza, la protección de la naturaleza y el ambiente, así como para la cooperación internacional.

Joe Biden y Kamala Harris
Joe Biden y Kamala Harris minutos después de tomar juramento como presidente y vicepresidenta de Estados Unidos, respectivamente (Fotografía: ABC.es).

La fórmula Biden-Harris tuvo un amplio triunfo tanto en el Colegio Electoral como en el voto popular. Las designaciones directas de sus colaboradores, como las que tienen que ser aprobadas por el Senado, en general, recayeron en personas capacitadas, profesionales con experiencia y son reflejo de una sociedad pluricultural y multirracial. Sin duda se trata del triunfo de la democracia, la cual se vio bajo asedió durante toda la administración Trump, agresión que llegó a su pico máximo con el asalto al Capitolio el 6 de enero pasado.

Sin embargo, Biden llega al poder en medio de varias crisis muy profundas. La primera es la sanitaria. Los efectos globales de la pandemia del COVID-19 están siendo devastadores a nivel internacional. Es un problema que está afectando a todos los países, a todos los sectores económicos, a todos los ámbitos sociales. Adicionalmente, los procesos de vacunación están teniendo en el mundo más problemas y retraso de los previstos inicialmente.

De igual forma, enfrenta una profunda crisis política interna. Estados Unidos es un país dividido y polarizado. Esa división se puede mitigar, pero va a tomar mucho tiempo superar. Están enfrentados dos proyectos de nación. El triunfo de Biden significa el propósito de construir una nación próspera, democrática, pluricultural y multirracial. Esta concepción se enfrenta a un proyecto racista, nativista, xenófobo y excluyente que apoyó a Trump y que no es menor. Recordemos que Donald Trump obtuvo más de 73 millones de votos y que arrasó en varios Estados de la Unión Americana. Es un proyecto que considera que Estados Unidos se constituyó con base en los ideales de la libertad y la democracia por una sociedad de blancos, anglo-sajones, protestantes, en alianza con algunos grupos de colonos de origen holandés y germánico. Fue una nación fundada por ellos y para ellos, con valores culturales homogéneos, que no contemplaban la inclusión de las culturales originarias de Norteamérica, ni a afro-americanos, asiáticos, latinos. Al final va a prevalecer el proyecto incluyente, que representan los demócratas, porque es el reflejo de la sociedad estadounidense contemporánea pero la lucha no va a ser fácil ni rápida.

Joe Biden toma de posesión
Joe Biden, el 46º presidente de Estados Unidos (Fotografía: El Correo).

Asimismo, Biden va a gobernar un país en un mundo crecientemente competitivo en el que el avance de China y en general de la región Asia-Pacífico, es imparable y que ya han causado estragos en una parte de la población estadounidense, en particular entre los segmentos de bajo nivel educativo. Es el caso de amplios sectores rurales con poca educación y de muy mala calidad, proclives al fanatismo religioso construido sobre valores excluyentes y explicaciones muy simplistas. El papel de los evangélicos en ese panorama es determinante.

Además, desde luego el gobierno de Biden enfrenta la más importante crisis global contemporánea derivada del cambio climático y de la cada vez más acelerada destrucción de la naturaleza que pone en muy grave peligro el futuro de todos, de la cual el propio presidente estadounidense está muy consciente pero cuya solución implica afectar poderosos intereses corporativos. El mundo vive una emergencia climática global, entre otros aspectos, que exigen una solución pronta y decidida, que no se limita a la transición energética, sino más bien pasa por ella como condición indispensable, que exige cambios profundos tanto económicos como sociales. El consumismo característico del modo de vida estadounidense es completamente insostenible.

En suma, el triunfo de Biden tanto en la elección presidencial como en el control de ambas cámaras del Congreso le dan fortaleza y margen de maniobra. Asimismo, el relativo debilitamiento de los republicanos, completado por el descrédito de los grupos más violentos y radicales, así como la vulnerabilidad personal de Trump, derivada de su problemática trayectoria y que además del juicio político (impeachment) lo va a tener frente a tribunales por numerosas causas fiscales, corporativas y hasta sexuales, ayudarán a la Agenda de Biden. De cualquier forma, la lucha va a ser feroz con los grupos de la derecha conservadora.

toma de posesión Biden, Capitolio

Así como Biden trabaja muy intensamente, con un programa claramente preestablecido, la derecha radical no le ha dado tregua. Un ejemplo grotesco es el tweet de Ted Cruz, en el que acusa a Biden de estar preocupado por la solución de la problemática de las personas de París, por el regreso de Estados Unidos al Acuerdo referido. Una acusación así de ridícula, por parte del Senador Cruz de Texas, sólo se explica porque seguramente alguien la toma en serio por grotesca que sea.

Por último, es necesario recordar que los demócratas triunfaron en una coalición que representa a intereses muy variados que se unieron con el propósito de derrotar a Trump y a los republicanos, pero que con frecuencia representan intereses encontrados que van desde, lo que podríamos llamar moderados centristas, hasta los que en Estados Unidos son considerados de extrema izquierda. Lo dicho, la lucha va a ser larga, pero estoy convencido de que al final la democracia y la libertad prevalecerán, lo cual tendrá un profundo efecto internacional. Pero es importante recordar que la democracia es frágil. Hay que luchar por ella todos los días, en todas partes.


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La Agenda Global 2021 y la recuperación de la democracia

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La agenda global exige que la comunidad internacional organizada plantee soluciones a la problemática común de la humanidad y del planeta. Entre estos problemas está la erradicación de la pobreza y del hambre, la reducción de la creciente desigualdad; que se detenga la destrucción de la naturaleza y de los ecosistemas para preservar la vida humana en el planeta; el combate al cambio climático, entre otros objetivos.

Sin embargo, los dramáticos acontecimientos de la toma del Capitolio en Washington nos recuerdan la importancia de recuperar la democracia, bajo ataque en varios países en el mundo. Es necesario preservar las libertades y enfrentar al neo-fascismo, el populismo demagógico y el despotismo que tienen bajo fuego a numerosos sistemas políticos.

Una de las expresiones para solucionar la problemática global es la Agenda 2030 de Naciones Unidas. La Asamblea General de la ONU en la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible, celebrada del 25 al 27 de septiembre de 2015, aprobó un plan de acción mundial a largo plazo (2016-2030) titulado “Transformar Nuestro Mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible” (Agenda 2030), para erradicar la pobreza y lograr el desarrollo sostenible en tres dimensiones, económica social y ambiental, sin comprometer los recursos de las futuras generaciones.

El surgimiento de la pandemia del COVID-19, a finales de 2019, afectó profunda y radicalmente el cumplimiento de la Agenda. La crisis económica causada o agravada por la pandemia, según diferentes casos, está afectando a todos los segmentos de la población, a todos los sectores de la economía y a todos los países del mundo. Esta crisis dificulta aún más el logro de los 17 objetivos del Desarrollo Sostenible que integran la Agenda 2030.

fuego al capitolio, Trum
Imagen: Político.

De acuerdo con la ONU, el paradigma de desarrollo actual en el mundo es insostenible, debido al lento crecimiento económico, acompañado de grandes desigualdades sociales y de una elevada degradación ambiental. Estos retos deben ser atendidos, por lo que es necesario un cambio en los patrones de producción, energía y consumo sostenibles e incluyentes.

Pero los graves crímenes contra la democracia incitados por el propio presidente Trump son una llamada de atención global sobre la necesidad de actuar para defender a las instituciones democráticas de los ataques a los que las han sometido un conjunto de corrientes populistas, con aspiraciones despóticas y autoritarias, que han aprovechado diversas crisis económicas y sociales para construir alternativas demagógicas, basados en verdades a medias y mentiras completas.

Es claro que en el mudo se viven profundas crisis económicas y sociales que han afectado a muchos países. En tanto que en varios países enormes cantidades de personas han salido de la pobreza, como es el caso de algunos Estados en la región el Asia-Pacífico, en otras naciones en varias regiones en el mundo han tenido décadas de estancamiento económico, persistencia de la pobreza y un dramático incremento de la desigualdad. En varios países desarrollados y en economías emergentes se han vivido 40 años de estancamiento y degradación de los ingresos de amplios sectores de las clases medias.

fin democracia USA
Imagen: University of Rochester.

Asimismo, en muchos países las instituciones políticas se han visto profundamente rebasadas y son altamente disfuncionales. Muchos sistemas políticos se ven dañados por la corrupción, la impunidad y la incompetencia, como es el caso de varios países latinoamericanos. Todo esto se ha dado en el contexto de todavía un  muy elevado crecimiento demográfico y de un acelerado proceso de destrucción de la naturaleza y degradación del ambiente que pone en entredicho la sobrevivencia y viabilidad de la civilización y aún de la vida humana.

Pero la solución a esta compleja problemática no radica, desde luego, en apelar más a las emociones y los prejuicios que a la razón. Se han formado corrientes populistas dirigidas por demagogos que aprovechando el legítimo descontento ofrecen soluciones falsas, diagnósticos simples que buscan destruir estructuras institucionales, muchas de ellas ciertamente mejorables, para instaurar dictaduras. La construcción de una “verdad alternativa” ha sido un rasgo común.

Lo sucedido en el Congreso de Estados Unidos no puede quedar impune. Fue la culminación de un gobierno construido y desarrollado a través de la mentira, fomentando el racismo, el odio y la polarización, apoyado en grupos sociales rurales con poca educación y de fanáticos religiosos. Recordemos que esta agresión sucedió en una de las democracias más antiguas y aparentemente consolidadas en el mundo, en el país que aún es la primera economía del planeta y la más importante potencia militar.

Al respecto, cabe recordar que el gobierno de Trump no ha sido sólo demagógico sino altamente incompetente desde el punto de vista de los intereses de su propio país. Los únicos beneficiarios directos de su administración fueron los grandes intereses corporativos. Al respecto, cabe anotar el testimonio recogido por Heather Cox Richardson, según el cual, Trump vio por televisión y con entusiasmo la agresión al Capitolio, pero sólo lamentó que la apariencia de los agresores fuera de gente pobre y desarrapada.

Trump, odio, asalto capitolio
Imagen: La Razón.

Pero lo más grave de todo es que Donald Trump no es sólo causa, sino también efecto de este fenómeno. Cada vez queda más claro que en este atroz atentado contra la democracia han estado vinculados numerosas personas de diversos estratos sociales, incluida la complicidad de algunos legisladores y de miembros de cuerpos policiacos. El racismo, la xenofobia y el odio están profundamente enraizados en buena parte de la sociedad estadounidense.

La realidad es que los Estados Unidos de América, como muchos otros países, están profundamente divididos.

Es necesario diseñar un modelo de crecimiento para la prosperidad y el bienestar de todos, sin que nadie se quede atrás, pero desvinculado de la destrucción de la naturaleza y de la degradación del ambiente.

Debemos encontrar las soluciones a la problemática global con base en el conocimiento científico y en los avances tecnológicos. Pero es fundamental efectuar estos cambios con el más estricto apego al Estado de Derecho, a través de instituciones democráticas, con pleno respeto a las libertades, base del progreso y del respeto a la dignidad de las personas y a sus derechos fundamentales.

La lucha contra el neo-fascismo y el despotismo va a ser larga y difícil, pero la derrota de Trump es un magnifico indicio de la recuperación de la decencia y la racionalidad.


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El año 2020 estuvo marcado por la pandemia de la COVID-19, que vino a agudizar las profundas crisis globales en materia económica y social. El año 2021 será crucial para revertir el cada vez más acelerado proceso de destrucción de la naturaleza, mitigar el cambio climático y afrontar las crisis globales económicas y sociales, como la reducción de la desigualdad y el combate a la pobreza.

Dada la aún enorme importancia de Estados Unidos en los asuntos globales, la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca podría ejercer una influencia determinante, en sentido positivo, frente a la problemática global, no sólo ante el cambio climático sino también en la preservación de la democracia, entre otros temas.

En diciembre de 2020, Al Gore, exvicepresidente de Estados Unidos, publicó en el New York Times, un conjunto de reflexiones en torno al cambio del poder presidencial en su país. Comento algunas de sus consideraciones.

El presidente electo, Joe Biden, plantea anunciar el regreso de Estados Unidos al Acuerdo de París, en su toma de posesión, el 20 de enero de 2021. Este Acuerdo fue suscrito en diciembre de 2015 por 194 países, para reducir las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI). De esta forma, Estados Unidos retomará el esfuerzo climático como una prioridad estratégica, como también lo está realizando la Unión Europea, China y muchos otros países en el mundo. Desde luego, este esfuerzo del nuevo gobierno estadounidense tendrá que asumirse en el contexto de enfrentar la pandemia de la COVID-19 que fue manejada por el gobierno de Trump con una muy elevada incompetencia e irresponsabilidad.

biden 2021
Imagen: Washington Times.

Es también fundamental afrontar otras crisis como la del estancamiento para las familias de ingresos medios, por más de 40 años tanto en Estados Unidos como en muchos otros países del mundo; la creciente desigualdad de la riqueza y el ingreso, con altos niveles de pobreza; el racismo estructural; la creciente polarización; el inminente colapso de los acuerdos para el control de las armas nucleares; el cuestionamiento al conocimiento científico; la conducta sin principios de las empresas de medios de comunicación y, la más peligrosa de todas, la crisis climática.

Gore coincide con el Club de Roma al señalar que lo que está frente a nosotros es la oportunidad de construir una más justa y equitativa forma de vida para toda la humanidad. Este potencial nuevo comienzo viene en un momento extraño cuando es posible romper con el pasado, con un dominio completo sobre el futuro. Cuando podríamos alterar el curso de la historia por lo que escojamos hacer con una nueva visión.

Señala Gore que la lucha contra la pandemia es desesperada, pero triunfaremos. Sin embargo, estamos en medio de una batalla por la supervivencia, que no se mide en meses o años sino en siglos o más aún en milenios. Está en juego nuestro lugar en los sistemas ecológicos del planeta, para garantizar no sólo la supervivencia de la civilización sino también la preservación de la rica red de la biodiversidad de la que depende la vida humana.

El rápido descubrimiento de la vacuna pone en evidencia la importancia del conocimiento científico. De forma similar, aun cuando la crisis climática empeora rápidamente, los científicos, ingenieros y líderes empresariales efectúan sorprendentes avances tecnológicos para terminar con la dependencia de los combustibles fósiles mucho antes de lo que se tenía pensado.

Hace dos años, el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) advirtió sobre los crecientes efectos hidrometeorológicos y el empeoramiento de las sequías si no se reducen las emisiones de GEI en 45% de los niveles de 2010 para 2030 y al 100% para 2050.

energia pandemia
Imagen: NBC.

El acelerado calentamiento del planeta requiere de un esfuerzo global unificado. En opinión de Al Gore, Biden está en condiciones de fortalecer el compromiso de su país de reducir las emisiones de GEI, bajo el Acuerdo de París, gracias al esfuerzo de las ciudades, los estados y las empresas de la Unión Americana, a pesar de las políticas instrumentadas por el gobierno de Trump.

El costo de la energía solar y de la eólica se ha reducido drásticamente en el mundo. La Agencia Internacional de Energía llama a la energía solar el nuevo rey de los mercados globales de energía y la fuente de electricidad más barata de la historia. En la medida en la que los costos de la energía renovable continúan cayendo, muchas empresas e inversionistas están acelerando sus desinversiones en hidrocarburos antes de que la vida pronosticada del proyecto expire y reemplazándolos con energía solar y eólica.

Cita Gore una declaración de hace veinte años de un ministro del petróleo de Arabia Saudita, “la edad de piedra terminó no porque se acabarán las piedras, y la edad del petróleo va a terminar no porque se acabe el petróleo”.

Muchos inversionistas globales llegaron a la misma conclusión y están cambiando sus inversiones de negocios que destruyen la naturaleza a soluciones sustentables. La presión no viene únicamente del mundo de la ciencia sino cada vez más de los principales fondos de inversión del mundo. Recientemente, 30 fondos de inversión anunciaron 9 trillones de dólares para proyectos de emisiones netas de cero carbón para 2050. A su vez, Exxon-Mobil y BP han efectuado fuertes desinversiones en la industria de los hidrocarburos y esta última hace crecientes inversiones en proyectos de energía limpia.

En los últimos meses, varios líderes mundiales han promovido importantes iniciativas. Ursula von der Leyen anunció que la Unión Europea va a reducir las emisiones de GEI en 55% en los próximos nueve años. Xi Jinping ha declarado que China tendrá emisiones netas de cero carbón, a más tardar en 2060. Los líderes de Japón y Corea del Sur se han sumado a este esfuerzo.

energia renovables y covid
Imagen: Axios.

Cabe señalar que el costo de las baterías para autos eléctricos ha disminuido en 89% en la última década y, según Bloomberg, este tipo de vehículos tendrán en 2 años un precio similar a los vehículos de combustión interna.

En este nuevo contexto global, Biden ha planteado la descarbonización de la electricidad para 2035 como un aspecto central para su plan económico.

Con la necesidad de crear millones de nuevos empleos para recuperar la economía dañada por la pandemia, los negocios sustentables están entre los que pueden crear más empleos.

Pero todos estos esfuerzos pueden ser insuficientes. La crisis climática está agudizándose más rápido que las soluciones que se están desplegando.

En noviembre de este año todos los signatarios del Acuerdo de París se encontrarán en Glasgow, Escocia, con el compromiso de reducir a mayor velocidad las emisiones de GEI de lo que se planteó en el Acuerdo de París. Habrá un mejor monitoreo que medirá las emisiones de GEI en el mundo con datos actualizados cada 6 horas. Así, los países no tendrán excusas para fallar en sus compromisos en relación con la reducción de emisiones de GEI. Como en la pandemia, en materia de cambio climático el conocimiento científico será nuestra salvación. Pero falta mucho trabajo político por realizar. No sólo hay que vencer los obstáculos de los intereses creados. También hay que luchar contra la estulticia.


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Joe Biden, presidente electo de Estados Unidos, se propone organizar una cumbre extraordinaria sobre el clima dentro de sus primeros 100 días en la Casa Blanca. Asimismo, desde hace meses anunció también que Estados Unidos se reincorporará al Acuerdo de París y designó como jefe de la nueva oficina sobre cambio climático, a John Kerry, exsecretario de Estado y experimentado político.

Esta reunión extraordinaria convocada por Biden puede contribuir al éxito de la cumbre de noviembre que se desarrollará en Glasgow, Escocia, la COP26. Este esfuerzo se suma al clamor que existe a nivel internacional para corregir el rumbo en materia de destrucción de la naturaleza y de combate al cambio climático. Es un esfuerzo para evitar, en palabras de António Guterres, Secretario General de Naciones Unidas, un suicidio colectivo. De igual forma, Guterres invitó a todos los países a declarar que vivimos en un estado de emergencia climática, dados los peligros que en la materia está enfrentando la humanidad en su conjunto. Asimismo, propuso articular en 2021 una coalición global para lograr la neutralidad de carbono en 2050.

Por su parte, la Unión Europea trabaja muy intensamente para detener la destrucción de la naturaleza, la sobre-explotación de los recursos naturales y el cambio climático. También China participa intensamente en este cambio de paradigma en el desarrollo global. En este esfuerzo destaca muy señaladamente la voz del Papa Francisco en la Encíclica “Laudato Si”, así como en diversos pronunciamientos.

cambio climatico
Foto: Green Peace.

Cabe reiterar que varios de los fondos de inversión y bancos globales han estado anunciando desde hace tiempo la cancelación de inversiones en energías fósiles y el apoyo a proyectos sustentables. Inclusive numerosas empresas petroleras han efectuado desinversiones del sector de hidrocarburos para redirigirlos hacia fuentes limpias de energía. Los nuevos paradigmas en el mundo de los negocios conllevan esa transformación.

El cambio climático de origen antropocéntrico es resultado de los esquemas de crecimiento económico surgidos principalmente desde la Revolución industrial. Es un fenómeno complejo que comprende a todos los sectores de la actividad económica. Está directamente vinculado a la emisión de Gases de Efecto Invernadero (GEI) que al aumentar la temperatura del planeta generan fenómenos hidrometereológicos como huracanes, ciclones y lluvias torrenciales más intensas y frecuentes. Al mismo tiempo, provoca en otras áreas crecientes sequías e incendios forestales.

El clima es un sistema complejo, relacionado con muchas condiciones esenciales para la vida humana. Entre sus múltiples efectos está el derretimiento de los hielos polares y de planicies de altura, lo cual amenaza con una liberación de alto riesgo de metano y la descomposición de la materia orgánica congelada acentúa la emisión de anhídrido carbónico. Éste, a su vez, aumenta la acidez de los océanos y afecta la cadena alimentaria marina.

Uno de sus efectos es el aumento del nivel del mar. Cabe recordar que la cuarta parte de la población mundial vive junto al mar o cerca de él. La mayor parte de las megaciudades están situadas en zonas costeras. El cambio climático provoca una enorme pérdida de la biodiversidad y afecta directamente a los ecosistemas.

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Foto: Tabaya.

Los ecosistemas son los sistemas vitales de soporte de nuestra especie y todas las demás formas de vida. Son la “casa” de todas las especies, incluidos nosotros. En ellos evolucionamos los seres humanos como especie biológica y de los ecosistemas se obtienen alimentos, agua, oxígeno, estabilidad del clima, cuencas hidrológicas estables, polinizadores para los cultivos, diversidad genética. Los servicios ecosistémicos son indispensables para mantener la vida en la Tierra y para el bienestar y la salud de las personas en el mundo.

Es claro que vivimos una grave crisis ecológica, de la cual el cambio climático es sólo una expresión y que se expresa a través de múltiples indicadores. Cabe referir que en los últimos 150 años casi la mitad del suelo fértil de la Tierra ha desaparecido; cerca del 90% de los bancos de peces en el mundo están sobre explotados o ya no existen. Asimismo, la Tierra enfrenta la sexta mayor extinción de especies en su historia.

En la actualidad, la concentración de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero en la atmósfera es la más elevada, no sólo en la historia de la humanidad, sino de casi toda la historia del planeta. Además, varios de los últimos diez años están catalogados como los más calurosos desde que existe registro en la materia.

El cambio climático es una de las manifestaciones de deterioro y destrucción de la naturaleza. Se trata de uno de los nueve límites planetarios que los científicos han identificado como las condiciones básicas para el pleno desarrollo de la vida humana. Así, este fenómeno se da en el contexto de la destrucción de la capa de ozono; la pérdida de la biodiversidad y la extinción de especies; la contaminación química y la emisión de nuevos compuestos; la acidificación de los océanos, así como su impacto por los deshechos plásticos; la pérdida del uso del suelo fértil; el consumo de agua dulce y el ciclo hidrológico global; los vertidos de nitrógeno y fósforo a la biósfera y los océanos; la concentración atmosférica de aerosoles, y también el cambio climático. Todos estos fenómenos están directamente relacionados.

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Imagen: Medium.

Desde la publicación de “Los Límites del Crecimiento”, en 1972, que fue el primer Informe al Club de Roma presentado por el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y que demostró que el planeta tiene recursos naturales finitos, se ha discutido cuál es la responsabilidad de los países industrializados en los procesos de destrucción de la naturaleza y de la contaminación masiva en la Tierra, así de cuáles deben ser las cargas que tienen que asumir los países pobres y los ricos.

Es claro que los países industrializados construyeron su riqueza sobre la quema de carbón, petróleo y gas. Le deben a los países en vías de desarrollo ser pioneros en la protección del clima. Pero, al final, todos estamos en la misma nave, el planeta Tierra. Así, aún conscientes de la profunda asimetría que existe entre el desarrollo de los países ricos, las economías emergentes y los países pobres, todos tendremos que acabar sumándonos. Que se lleguen a cumplir los objetivos del Acuerdo de París se decide en gran medida en los países en desarrollo. Depende de que la tecnología apropiada esté disponible. Es importante recordar que los más afectados por los efectos del cambio climático son los pobres.

Así, frente a la emergencia climática que vive el mundo, es de la mayor transcendencia el llamado internacional que efectúa Joe Biden, el futuro presidente de Estados Unidos.


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El Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, y el cambio climático

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El mundo vive una situación de extremo peligro por el cambio climático y el muy acelerado proceso de destrucción de la naturaleza en todos sus ámbitos, a pesar de los esfuerzos reflejados en el Acuerdo de París de 2015 y de la Agenda 2030 de Naciones Unidas. Este año que termina, esta crisis se vio severamente complicada por la pandemia del COVID-19.

Frente a este panorama, António Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas, declaró la semana pasada que parece que estamos en guerra con la naturaleza y que es necesario hacer las paces, así como detener este suicidio colectivo. También urgió a la comunidad internacional a detener el cambio climático y señaló que en 2021 se debe articular una coalición global para lograr la neutralidad de carbono en 2050. Es necesario retomar el Acuerdo de París en el sentido de que la temperatura media del planeta no supere 1.5ºC respecto de los niveles pre-industriales.

En relación con el COVID-19 y la crisis económica y social que ha provocado, señaló muy puntualmente que es lamentable que el G-20 esté auspiciando más inversión en combustibles fósiles que en energías renovables, en los planes de recuperación de la situación económica generada por la pandemia. Es absurdo, agrega Guterres, que las futuras generaciones tengan que pagar una enorme deuda que se habrá utilizado para continuar destruyendo el planeta.

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Imagen: Loop Barbados.

Ante esta situación y frente a un año perdido por la pandemia, se plantea que el 2021 puede ser determinante para afrontar los daños derivados del calentamiento global y por la destrucción de la naturaleza. Por eso, se propone una coalición global para lograr la neutralidad de carbono en 2050.

Este llamado de Guterres se da en el contexto de un profundo cambio del panorama político internacional. El triunfo de Joe Biden y Kamala Harris en la reciente elección presidencial en Estados Unidos reorientará en muchos aspectos las políticas de ese país. Uno de los ámbitos en los que se tienen más expectativas es en materia de combate al cambio climático. Biden anunció que se creará una oficina en la Casa Blanca para tal efecto, la cual estará a cargo de John Kerry, experimentado político. Asimismo, anunció el regreso de Estados Unidos al Acuerdo de París. Esto le dará viabilidad al mismo. De esta forma se pone fin a las irresponsables y torpes políticas de Trump en la materia. De igual forma, la Unión Europea ha articulado sus políticas de recuperación de la crisis generada por la pandemia, a través de un conjunto de políticas, que tiene entre sus ejes rectores el Pacto Verde y la Agenda Digital.

El triunfo de Biden ha motivado que incluso políticos populistas como Boris Johnson se comprometan a colaborar en el combate al cambio climático y a tomar medidas como las de prohibir el uso de automóviles de combustión interna en 2030, decisión ya anunciada por otros países europeos como Alemania y Francia. Asimismo, otras naciones de Europa ya han establecido esta prohibición en plazos más cortos. También China se ha comprometido a lograr la neutralidad en materia de carbono a más tardar en 2060.

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Imagen: Osservatorio Balcani.

Varios organismos internacionales como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, la OCDE y la CEPAL han asumido actitudes proactivas para combatir y mitigar el cambio climático. Lo mismo sucede con muchos agentes económicos del sector privado, que van desde el fondo de inversión Blackrock, hasta bancos, aseguradoras y empresas petroleras. En el primer caso, Larry Fink, CEO de Blackrock, anunció desde hace ya casi un año, la intención de esa empresa de dejar de hacer inversiones en energías fósiles. Asimismo, varias de las grandes petroleras privadas globales han perdido severamente su valor accionario y algunas de ellas han anunciado desinversiones en proyectos de hidrocarburos, así como el inicio de proyectos de energías limpias. Pero, como lo señaló António Guterres, el panorama no es lineal, ya que ante la urgencia de salir de la crisis económica y social provocada por la pandemia, se están canalizando recursos a energía fósiles, con las consecuencias antes apuntadas.

Sin embargo, es importante señalar que el problema del cambio climático es de solución urgente. Recientemente, Jørgen Randers, Profesor Emérito de la Universidad de Oslo, Noruega, publicó un estudio en el que señala que aun si se suspendiera de inmediato el uso de combustibles fósiles, los efectos del calentamiento global, como el derretimiento de los polos, el permafrost, Groenlandia, entre otras áreas, son ya imparables, con todas las consecuencias que esto conlleva. Por eso es necesario no sólo detener la emisión de gases de efecto invernadero sino de su captura.

Basta recordar que tres de los últimos cinco años son los más calurosos a nivel mundial, desde que se lleva registro. Además, la concentración de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero en la atmósfera son los más altos, no sólo en la historia de la humanidad sino en buena parte de la vida del planeta. De igual forma, recordemos que la acelerada destrucción de los ecosistemas está directamente vinculada a las crecientes epidemias y pandemias.

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Imagen: New Atlas.

El mundo vive un conjunto de riesgos de carácter global sin precedentes, derivados tanto del acelerado proceso de destrucción de la naturaleza, el cambio climático, el crecimiento demográfico, la sobre-explotación de los recursos naturales, entre otros problemas. Estos no son, desde luego, los únicos riesgos globales, que comprenden muchos otros, como las armas nucleares, diversos fenómenos naturales o los graves problemas de la economía global, capturada por la especulación financiera.

Vivimos en la época de mayor progreso científico y tecnológico de la historia humana, el cual se ve potenciado por la digitalización y la Inteligencia Artificial. Estamos en la Cuarta Revolución Tecnológica-Industrial. Nunca antes tanta gente había salido de la pobreza, como en China y otros países del Asia Pacífico. Pero la pobreza y la desigualdad persisten para una parte muy elevada de la población mundial.

Frente a la falta de solución de problemas ancestrales, han surgido en el mundo una serie de líderes populistas, que han propuesto soluciones simples, siempre alejados del conocimiento científico. Esperemos que esta ola llegue a su fin. La derrota de Trump es un buen augurio para retomar una agenda global urgente. Una coalición en 2021 contra el carbono es un buen comienzo.


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La noche quedó atrás: El triunfo de Biden y su impacto global

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El triunfo de Joe Biden y Kamala Harris en las elecciones presidenciales de Estados Unidos me hizo recordar la novela: “La noche quedó atrás” (Out of the Night) de Jan Valtin, sobre la derrota del fascismo y la liberación del comunismo. La victoria de Biden-Harris es de la mayor transcendencia para ese país y para el mundo. En estas recientes elecciones estuvo en juego no sólo la presidencia del que sigue siendo el país más poderoso del mundo con aún una fuerte influencia internacional.

En esta elección estuvo en juego el futuro de la democracia, del Estado de derecho, la racionalidad política y la decencia en el quehacer público. Con el triunfo de Biden-Harris se recupera la voz del conocimiento científico, el combate al cambio climático, el poner fin a la destrucción del planeta, a la sobre-explotación de los recursos naturales y la degradación de los ecosistemas.

Asimismo, en esta elección se abre la posibilidad de revisar el modelo de desarrollo global para hacerlo sustentable y así desvincular el progreso, el bienestar y la prosperidad de la destrucción de la naturaleza. De trabajar por el mejoramiento de las condiciones sociales y económicas de las sociedades sin destruir el medio ambiente y sin continuar rebasando los limites naturales del planeta. También se abre la posibilidad de revisar nuestros esquemas de crecimiento económico para lograr mayor justicia social, erradicar la pobreza y disminuir la desigualdad.

La tarea va a ser compleja. Volver a la razón y a la decencia no va a ser fácil ni en Estados Unidos ni en ningún otro país del mundo. Las sociedades de muchos países están profundamente polarizadas. El populismo, la demagogia delirante, la mentira como principio político operativo, “la verdad alternativa”, el odio, el insulto, la descalificación, la falta de respeto son prácticas corrientes en muchos países. Pero el triunfo de Biden en Estados Unidos es un principio, con impacto internacional, por la influencia de ese país.

Biden y Kamala Harris
Ilustración: Fabio Buonocore (Five Thirty Eight).

Los demócratas vencieron a Trump, que no inventó la polarización en su país, pero que se subió en ella para exacerbarla, a través del diagnóstico fácil, de la mentira y sobre todo del odio racista. Donald Trump es la expresión del neoconservadurismo norteamericano. Es una manifestación de la tradición racista, clasista, nativista de un sector de la sociedad estadounidense. Trump es la expresión del resentimiento de blancos pobres, sin educación universitaria, de fanáticos evangélicos de las áreas rurales del país que, ante su imposibilidad de entender un mundo cambiante y crecientemente complejo, se refugian en dogmas religiosos e ideológicos simples, se apoyan en las teorías de la conspiración para rechazar y condenar lo que no entienden. Pero Trump es sobre todo la expresión de grupos económicos que promueven tendencias libertarias que en realidad únicamente tienen interés en manipular a masas ignorantes para legitimar la mayor concentración del ingreso y de la riqueza de la historia contemporánea tanto en Estados Unidos como a nivel planetario.

Donald Trump representa al grupo político que se apoderó del Partido Republicano, desde la revolución conservadora de Reagan en los años ochenta, que promovió la globalización económica y que después se distanció de la misma en la medida en la que surgió la irrupción de China y la creciente competencia comercial y tecnológica de los países del Asia-Pacífico y de Europa que han desplazado a  Estados Unidos de numerosos mercados.

Biden-Harris encabezan una coalición muy variada de los demócratas que van desde el centro a la extrema izquierda y que tendrá numerosos problemas para lograr consensos. Además, enfrentarán a un poderoso partido Republicano que está lejos de colapsarse, en el que también hay numerosas contradicciones.

Hacia el interior de Estados Unidos, la labor de Biden-Harris es volver a unir a la población, de generar consensos en el centro del espectro político. El lado más positivo de la victoria de Biden-Harris es el de regresar a la racionalidad pública, de escuchar el conocimiento científico en la solución de la problemática, de volver al multilateralismo para la búsqueda de soluciones a los riesgos globales. Así, anunció el regreso de Estados Unidos al Acuerdo de París, lo cual hará posible la meta de evitar un calentamiento del planeta inferior a 1.5° Celsius o de 2° C a lo sumo. De lo contrario el planeta enfrentaría situaciones catastróficas en todos los órdenes. De igual forma, hará que Estados Unidos permanezca dentro de la Organización Mundial de la Salud (OMS), reformar la Organización Mundial del Comercio (OMC), y principalmente volver a intentar rescatar a la economía mundial de la especulación financiera que la domina y la estrangula.

Trump en el abismo
Imagen: The Nwe York Times.

En la relación bilateral de México con Estados Unidos volverán a la agenda, además de las cuestiones financieras, comerciales y de migración, los temas del respeto a la democracia, al Estado de Derecho, a la libertad de prensa, los derechos humanos, las cuestiones laborales, pero sobre todo la energía y el medio ambiente. Llegó el momento de impulsar gradualmente la transición energética.

Con la derrota de Trump se vence al fascismo post-moderno. La lucha no ha terminado, el aún presidente Donald Trump recurrirá a todas las medidas legales e ilegales, a todo tipo de trampas para revertir la decisión electoral o al menos para crear un ambiente de desestabilización, encono y violencia. Siempre ha recurrido a la mentira, lo volverá a hacer ahora más que nunca.

En un reciente conversatorio sobre las elecciones en Estados Unidos, comenté con Leonardo Curzio si éste es el inicio del fin del populismo, como lo conocemos actualmente. Lo plantee en el sentido de que con frecuencia acontecimientos como estas elecciones en Estados Unidos desencadenan tendencias globales. Curzio considera que no. Yo no estoy tan seguro. Tengo esperanzas de que esto sea el inicio de una ola que afecte a un buen número de autócratas.

“La noche quedó atrás” es el título de esta colaboración. Pero frente a las medidas que está tomando Trump, el título probablemente debía ser “¿La noche quedó atrás?”. Está claro que ésta es una lucha entre los principios democráticos y el fascismo post-moderno.


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