Inflación 2015: ¿qué nos dice? ¿qué nos deja?

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El resultado de no haber aplicado las Reformas en tiempo y forma es enorme, principalmente el que varias generaciones de mexicanos no sabrán lo que es tener oportunidades en un país de enormes recursos.

 

Hace unos días, el Banco de México (Banxico) dio a conocer el registro final de la inflación anual para 2015, la cual se situó en 2.3%, cifra que representó el nivel más bajo desde 1990. Este resultado, según analistas y el propio Banxico, se debe principalmente a la reducción de precios en los servicios de telecomunicaciones y de tarifas eléctricas.

Por su parte, el Presidente Enrique Peña Nieto, en su mensaje de Año Nuevo, recalcó que el 2015 registró aumentos significativos en el empleo y que el 2016 registrará, por primera vez, una disminución en precios de gasolina, todo ello producto de la Reforma Energética.

Tanto el anuncio de Banxico, como el del Presidente, ponen de relieve la comprobación de una máxima ampliamente entendida en toda economía de mercado que se comporta como tal, “la competencia maximiza el bienestar del consumidor”.

Si bien hoy, tanto la Reforma Energética, como la de Telecomunicaciones, arrojan resultados positivos en el bolsillo de los mexicanos, es importante entender y en consecuencia asignar responsabilidades respecto al porque nuestro país vivió tantos años pagando precios por arriba de “mercado”. El asunto no es menor, hay entes públicos y privados que se enriquecieron a costa del bienestar de la economía de los mexicanos, unos bajo la lógica de una herida histórica que demandaba una rectoría estatal en razón de proteger la soberanía nacional, como es el caso del sector energético, y la otra que simplemente abusó de un estado débil que no quiso, ni supo regular a una empresa que simuló, durante lustros, que participaba en un mercado en competencia.

El resultado de no haber aplicado las Reformas en tiempo y forma es enorme, principalmente el que varias generaciones de mexicanos no sabrán lo que es tener oportunidades en un país de enormes recursos, como lo es México. Otro son funcionarios públicos, sindicatos y empresarios que han amasado fortunas merecedoras de ser reportadas por Forbes entre las más grandes del mundo.

La lección que nos arroja el 2015 con su baja inflación y el mensaje del Presidente para el 2016, son dos y la misma, si uno decide adoptar como sistema de desarrollo el libre mercado, entonces uno debe defender con toda la fuerza del estado y sus instituciones, el valor central de “la competencia”, sÓlo así, la gran riqueza que han probado generar este tipo de sistemas, será basto, democrático e incluyente.

Feliz 2016.

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