Reformas, una y todas

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Hablar de las reformas emprendidas por el presidente Enrique Peña Nieto es hablar de una visión de país. La simple retórica empleada por el gobierno respecto de las reformas no alcanza a contar una historia, la sustantiva, la que habla del desarrollo de los mexicanos, todos juntos, no de unos en particular, sino de todos como la republica democrática que somos, todos unidos hacia el presente y el futuro, independientemente de nuestro pasado.

 

Como toda Reforma y más aun, una Constitucional, lo que busca es alterar el Status Quo, ese es su fin ultimo, cambiar las cosas, dejar atrás un estado de cosas para transitar a uno nuevo, en esencia uno mejor (no siempre sucede así).

 

La Reforma de Telecomunicaciones planteo un cambio fundamental, reconocer que el cambio tecnológico representa hoy, más que ayer, una palanca transformadora de la actividad humana y con ello el avance de las dimensiones en las cuales nos desarrollamos, educación, salud, nuestro quehacer económico, gobierno y la forma de dárnoslo, etc. Sin embargo la Reforma de Telecomunicaciones, así como la agenda Reformista en su totalidad, no logran comunicar la escancia de los cambios. Es decir, la sociedad civil esta inmóvil ante el constante embate frente a la implementación de las más importantes de ellas, la de Telecomunicaciones,  la Energética y la Educativa.

 

Ya sea América Móvil, la CNTE, el Sindicato Petrolero o los viejos rentistas de la política nacionalista, están todos en batalla frontal frente a la aplicación de las leyes emanadas de las reformas constitucionales.

 

Hace unas semanas, la OECD publico “Broadband Policies for Latin America and the Caribbean: A Digital Economy Toolkit”, que es un manual de mejores practicas regulatorias y de políticas publicas para que los países puedan desarrollar un sector de banda ancha competitivo como pilar de la digitalización de las economías de la región Latinoamericana y del Caribe.

 

Como es de esperarse, México no sale bien calificado en términos de acceso a la banda ancha, ocupamos el lugar 31 de 35, con una penetración de estos servicios de 52.1%, lo que claramente nos pone en una ruta de desventaja permanente y creciente frente a nuestros principales socios comerciales que registran una penetración promedio de 90.3%.

 

El documento de la OECD establece en su capitulo II, los Objetivos de Políticas Clave para Marcos Regulatorios, de los cuales enumera 5: 1) promoción de la expansión de servicios de banda ancha, 2) reducir las barreras para las inversiones en redes de banda ancha y sus servicios, 3) impulsar iniciativas publicas que complemente a las privadas, 4) mantener un marco y acción regulatoria efectiva para todos los jugadores y por ultimo 5) el asegurar la independencia de los reguladores.

 

De esta lista de 5 objetivos, los últimos dos deben llamarnos mucho la atención ya que es precisamente donde la Reforma de Telecomunicaciones no ha logrado “amarrar”, es decir, dotar al sector de un órgano independiente y de consejeros independientes en donde la regulación no resulta efectiva para todos los jugadores. Hoy la dominancia de América Móvil sigue siendo igual que antes del proceso reformista, el estatus quo en telecomunicaciones se mantiene y el barco sigue navegando en casi la misma dirección. Así lo señalan las ultimas publicaciones del World Economic Forum y la OECD.

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