Liderazgos, van y vienen

Lectura: 4 minutos

Los liderazgos se conquistan con mucha inteligencia y se conservan con listeza. El liderazgo puede ser una manifestación de la fuerza, ya sea a través de las armas o del dinero; también se obtienen por manifestaciones carismáticas, o por simples adhesiones políticas en frecuencia con un ideario.

Lo que resulta muy difícil es conservar esos liderazgos, ya que las presiones políticas son inmensas y generan una gran competencia. Cuando un liderazgo se agota o es removido bajo presión, surgen nuevos y notables paladines para ocupar su lugar. Es como el juego de las sillas. Ni más ni menos.

Hace un par de meses, Estados Unidos manifestó que abandonaría el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés). Acuerdo que había sido originalmente impulsado, promovido y apoyado por su propio gobierno, pero la actual administración declinó su participación y con ello, abrió la puerta para llenar el espacio vacante, el liderazgo de este gran acuerdo comercial del Pacífico en el que participan doce países que poseen una gran cultura comercial cuyos mercados se encuentran en constante expansión, además de ostentar liderazgo político en su región.

China alza la mano para liderar al grupo. Con Estados Unidos dentro de este gran acuerdo comercial, sus posibilidades eran muy limitadas, sin embargo, con nuestro vecino país del norte fuera del bloque comercial, prácticamente le da a China las posibilidades de establecer reglas, aunque no sin las precauciones de países como Canadá, México, Australia y Nueva Zelanda. Todos pretenden nivelar las negociaciones para no verse rebasados por la diversificación económica del gigante de Asia, sino que esa diversificación beneficie a todos los países socios.

Definitivamente, la bandera de líder de esta asociación comercial la tremolará alguno de estos países que cuentan con una gran experiencia en negociaciones comerciales a la hora de fundar nuevos acuerdos multilaterales y que han obtenido presencia mundial por sus habilidades diplomáticas. Ciertamente, Estados Unidos ya no formará parte del acuerdo y tampoco será su líder.

Los acuerdos de París han simbolizado una manifestación de solidaridad con la casa común, es decir, con el planeta entero. Los líderes de casi todas las naciones han reconocido su deterioro y los riesgos que ello implica para sus habitantes. El cambio climático ya está presente en esta gran aldea global y amenaza con cambiar nuestro entorno de forma dramática si no tomamos las medidas necesarias para disminuir nuestras emisiones contaminantes y transformamos nuestra cultura de confinamiento de residuos.

Prácticamente habrá que cambiar nuestros hábitos de consumo y transformar nuestras fuentes de energía, así como asumir una nueva cultura del agua, a fin de que el planeta pueda asimilar lo más rápido posible dichos cambios y frenar su deterioro, incluso restaurar zonas que fueron devastadas y convertirlas en nuevos centros de creación de vida y equilibro medioambiental.

Llegar a este gran acuerdo global supuso hacer importantes esfuerzos por convocar a todos los países del mundo, concientizar a sus líderes del problema que existe debidamente sustentado por científicos de todo el mundo, y de ahí, asumir compromisos para revertir el problema. No cualquier país puede hacer esa convocatoria, se requiere liderazgo. Ese mismo liderazgo que minusvaloró la actual administración de Estados Unidos, hoy lo asume China, India, Francia y Alemania.

Ello se suma a las declaraciones de Ángela Merkel y otros líderes mundiales, señalando que el Acuerdo de París no está sujeto a negociaciones ya que no es posible cambiar sus términos. Así que Estados Unidos deberá acatar el acuerdo cuando menos durante los tres próximos años y luego activar paulatinamente su retiro.

La señora Merkel va por una nueva reelección para ratificar el apoyo de su pueblo, pero también ha sabido que el mundo libre y democrático requiere líderes maduros y conscientes, con sensibilidad y visión, que tengan carácter y poder de negociación. La canciller alemana empieza a ganar terreno en la arena política y a abrirse paso para avalar importantes acuerdos en todo el mundo, además de incrementar su presencia en medios como la nueva líder del mundo libre, incluso por encima del Reino Unido, que ya ha empezado a sentir que el Canal de la Mancha es mucho más ancho ahora que se encuentra prácticamente fuera de la Unión Europea.

El aislacionismo ya ha sido experimentado antes en Estados Unidos, espiral de la que afortunadamente pudo salir tras enfrentar grandes retos conjuntamente con el resto del mundo. Los liderazgos se ocupan y todos los días hay que luchar por mantenerlos, pero Estados Unidos comienza a rechazar el papel de líder de campos diversos.

Algunos especialistas ya especulan sobre la posible salida de Estados Unidos de la Organización Mundial del Comercio (OMC), la cual establece reglas generales para el intercambio de bienes y servicios en los países firmantes. Eso sería una decisión gravísima, que se sumaría a otras del mismo calibre tomadas por la administración del señor Trump.

Veremos entonces cómo Alemania y la señora Merkel escalan hábilmente para posicionarse como los nuevos líderes del mundo democrático; un país que hace menos de ochenta años se encontraba reducido a escombros por los aliados luego de la Segunda Guerra Mundial, donde además de haber sido vencido, también fue dividido en dos partes. Es increíble el poder de resiliencia de este gran país. Ahora empezaremos a adquirir el hábito de establecer criterios de desarrollo y democracia según los referentes alemanes.

Cuando surja una organización internacional cuyo propósito sea combatir el terrorismo, ¿quién iniciará su integración? ¿Alemania, Francia, China? Es posible que Estados Unidos intente hacer uso de su poder para asumir el liderazgo, aunque quizá luego lo piense mejor y quiera ceder la estafeta a otro país.

0 0 votos
Calificación del artículo
Subscribir
Notificar a
guest
0 Comentarios
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios
0
Danos tu opinión.x