Los problemas de la seguridad pública en México

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Para resolver el problema de la inseguridad en nuestro país, tenemos que reflexionar, primeramente, las causas que la están originando para estar en condiciones de identificar las soluciones pertinentes que conlleven cambios y adecuaciones estructurales en lo normativo e institucional.

Las causas pueden ser clasificadas en dos grandes apartados. Por un lado, causas exógenas y, por otro, endógenas. Las primeras tienen que ver con factores económicos, sociales y jurídicos. Las segundas con las policías en sí mismas en cuanto a su desarrollo policial y de infraestructura institucional.

Causas exógenas

El factor económico es determinante para detonar la violencia y la delincuencia. En términos generales, en la medida que no haya generación de riqueza y distribución equitativa de la misma en nuestro país, aquellos sectores de la población económicamente desprotegidos encontrarán en la delincuencia una fuente de empleo y subsistencia.  Esto explica actualmente el aumento en la comisión de los delitos patrimoniales, es decir, aquellos enfocados al dinero como robo a transeúnte, de vehículos y autopartes, a negocio y casa habitación, así como el fraude y la extorsión; delitos éstos del orden común y que requieren de estrategias focalizadas por parte de los titulares de la seguridad en los estados y municipios.

Por supuesto, es de considerar por separado aquellos delitos que tienen que ver con el crimen organizado, mismos que por su naturaleza cuentan con los apoyos necesarios para realizar sus actividades ilícitas, lo que incluye, inclusive, extensas redes de corrupción. Los delitos cometidos por el crimen organizado, conocidos como de alto impacto, no tienen que ver con la necesidad de subsistencia de quienes los cometen, sino con la exacerbada concentración de la riqueza. Este tipo de delitos provoca muchísimo daño en los países, por tener un impacto altamente negativo en la percepción de la ciudadanía. Este hecho ocasiona, precisamente, que una situación delictiva aislada se perciba como un problema generalizado en todo un país, lo cual trae consigo consecuencias negativas por la percepción tanto al interior como internacionalmente. Dichas consecuencias se reflejan en diferentes ámbitos, tales como: el político, el económico y el social.

Los factores sociales se concentran en gran medida en la corrupción, evidentemente, siendo el problema más significativo que como país tenemos. Ella, es la llave que abre la puerta a que los delitos sigan cometiéndose. La corrupción en las áreas de seguridad y justicia, así como en la burocracia en general, no sólo propician el fenómeno delictivo, sino que también lo fomentan. Por supuesto, la corrupción va de la mano de la impunidad, binomio inseparable que mantiene a nuestras instituciones de seguridad en un círculo vicioso. Asimismo, la falta de una consistente y consciente cultura de la legalidad mantiene a la sociedad en el estado en el que estamos.

Jurídicamente, tenemos leyes al respecto descontextualizadas y, lo peor, que no establecen mecanismos para hacer efectivas las políticas y estrategias en la materia como, por ejemplo, sanciones reales y efectivas ante el incumplimiento. Tal es el caso de la Ley General del Sistema Nacional de Seguridad Pública que establece las bases de coordinación entre los tres niveles de gobierno en la materia, misma que incluye, inclusive, a la Fuerzas Militares que, por principio de cuentas, es inconstitucional.

Al respecto, he comentado en este espacio, México hoy debate la posibilidad de otorgar mayores atribuciones a los militares, a través de un galimatías jurídico como lo es la ley de seguridad interior, dándoles la función de la seguridad pública. Al respecto, no termino de comprender cuál es el propósito de inventar una ley de seguridad interior para justificar tanto al Ejército como a la Marina en dicha materia.

¿Por qué no mejor se debate la reforma de los artículos 21 y 139 de la CPEUM a efecto de cambiar la naturaleza civil de las instituciones de seguridad pública? Efectivamente, con ello entraríamos al debate de la realidad contextual del federalismo mexicano; a sus logros, capacidades y, también, limitaciones e insuficiencias. Al menos, por lo que respecta a lo jurídico dicha norma cumpliría las exigencias de validez.

Causas endógenas

De manera individual como institucional, las policías deben modificarse a efecto de estar en posibilidad de cumplir con su función. Por ello, es preciso fortalecer la planeación, el reclutamiento, la formación inicial; realizar constantes capacitaciones y certificaciones; contemplar un efectivo régimen disciplinario y, en el mismo tenor, mecanismos de ascensos, estímulos y reconocimientos. Es fundamental una debida conclusión del servicio y, sobre todo, dignificar salarios y prestaciones como la seguridad social.

En lo institucional, la pertinencia de que se vuelva a crear la Secretaría de Seguridad Pública Federal para atender exclusivamente el fenómeno delictivo, con políticas y estrategias exclusivas, es una necesidad urgente en nuestro país. Con ello se concentrarían mayores recursos económicos y políticos que pudieran hacer frente de mejor manera a los problemas de inseguridad.

cruzvazquezmanuel@gmail.com

@marcialmanuel3

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