Ética y mediación tecnológica en educación. Los Robots

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@maperez324

¿Puede aprenderse a ser un buen ciudadano con mediación tecnológica?
Hace ya más de medio siglo que los robots se incorporan a las actividades humanas de manera constante y cada vez más clara. En algunas ocasiones son imperceptibles, pero desarrollan tareas pensadas para humanos con eficacia y sin notoriedad. Es factible que el vehículo en el que circulas a diario para realizar actividades cotidianas haya sido parcialmente armado por un robot.

En nuestros tiempos la versatilidad de sistemas autónomos que realizan tareas pensadas para humanos es sorprendente. Pueden determinar si tienes los permisos necesarios para subir al avión, disponer de tus fondos financieros en un cajero automático o resolver problemas de acceso a tu cuenta de correo. Lo más impactante, sin la intervención de ningún ser humano en el proceso.

Hace ya veinte años tuve la oportunidad de utilizar robots en escuelas. Pequeños de educación secundaria (educación media superior) asistían regularmente a un taller de robótica en el que probé por algunos años ideas educativas con la mediación de robots.

El taller me permitió observar y comprobar si era factible contribuir al desarrollo del criterio moral en niños y jóvenes tal y como lo señalaron Jean Piaget y Kohlberg hace algunas décadas con la mediación de robots. El resultado de la investigación fue publicada en el International Review of Information Ethics en 2010.

Los robots realizan tareas pensadas para seres humanos
Los robots se desarrollaron a lo largo de los últimos cincuenta años merced a la búsqueda de elementos que mejoraran las condiciones de producción del capitalismo y disminuyeran los costos del trabajo humano. La rutinaria tarea de levantar y bajar una viga de madera para franquear el paso en un estacionamiento o aparcamiento puede realizarla un robot. No pide vacaciones, no pide permiso para ir al sanitario y puede trabajar 24 horas diarias sin descansar ni un minuto. La inversión en su operación es menos onerosa si consideramos que el mantenimiento de su operación siempre es menor que la necesaria para reemplazar a un operario humano. Entonces su existencia es útil, es económica y es práctica.

La presencia de robots y de sistemas autónomos en la sociedad contemporánea presenta dilemas éticos y oportunidades vitales que debemos considerar. El primer dilema es el que se presenta desde la invención de máquinas y herramientas que facilitan el trabajo humano: ¿podrán las tecnologías reemplazar parcial o totalmente el trabajo humano? ¿Podrán las tecnologías hacer de los seres humanos seres innecesarios o prescindibles? El dilema descansa en que el avance técnico que nos asegura liberarnos de actividades rutinarias y gravosas que casi ningún trabajador quiere realizar puede llevarnos al punto en que no seamos necesarios y, por ende, muchos seres humanos no podamos participar de actividades productivas remuneradas.

El segundo dilema tiene que ver con la “autonomía” de los sistemas que controlan decenas de actividades productivas cotidianas. Desde la vigilancia y el control (por ejemplo, los sistemas biométricos que reconocen los rasgos faciales, la huella digital o la voz) de empleados, pasajeros o clientes, hasta la producción de automóviles o el manejo de almacenes y máquinas de carga y descarga de productos. Recientemente, la incorporación de herramientas de “inteligencia artificial” al análisis de datos, la interpretación de variables económicas o la interpretación de estudios de gabinete presenta el dilema de la autonomía en la toma de decisiones que afectan la vida humana.

La escuela es un espacio en el que se puede experimentar con la realidad para comprenderla y desarrollar las habilidades necesarias para transformarla. Algunos modelos educativos favorecen esa experimentación y la construcción personal y social de nuevos conocimientos. La presencia de robots para realizar experiencias educativas es muy relevante. En el taller del que hablo arriba pudimos explorar el diseño ético de sistemas autónomos. Los chicos y jóvenes diseñaron un robot pequeño que era capaz de salir de un laberinto utilizando un programa, algunos sensores y dos motores. El reto que permitió introducir el aspecto ético fue solicitar a los alumnos que diseñaran un programa que asegurara a un eventual pasajero de una silla de ruedas ser conducido con el mínimo de molestias posible de un punto “A” a un punto “B” atravesando un laberinto que modificábamos en cada uno de los intentos (el aprendizaje basado en retos ha probado ser muy relevante en el desarrollo de habilidades intelectuales). La discusión previa, y la que siguió a cada uno de los intentos fallidos, fue muy relevante en términos técnicos y éticos. Los estudiantes debatían sobre la posibilidad de un procedimiento redundante, lento, pero con pocas molestias para el pasajero y otro que fuera eficiente, rápido, pero con mayores molestias (por los movimientos bruscos) para el pasajero.

Quien haya estudiado el desarrollo del criterio moral en niños y jóvenes sabe que el paso de la heteronomía a la autonomía moral (la capacidad para guiarse por el deber y no por premios o castigos) es un proceso que se extiende de desde la infancia hasta la edad adulta. Favorecerlo, como todo proceso educativo, requiere de contar con un ámbito para revisar y debatir los porqués de los actos humanos que tienen repercusiones para otros seres vivos, humanos y no humanos. El criterio moral es esencial para la cultura cívica de un pueblo. Educarnos para actuar con apego al deber cívico es una responsabilidad educativa ineludible para cualquier Estado.

Contribuir a ese proceso puede favorecerse con robots si en las escuelas damos contenido ético al diseño de sistemas autónomos. Conforme en el currículum oficial se integran las tecnologías como la robótica, los profesores tienen ante sí la tarea de pensar las experiencias de aprendizaje que lleven a los niños a preguntarse sobre la naturaleza ética del diseño de sistemas autónomos, en especial de aquellos que posibilitan la colaboración entre humanos y máquinas. Los robots y su actuación reflejan la conciencia ética de quien los diseña y programa.

Y ésta es la oportunidad. Contar en las escuelas con herramientas tecnológicas que permitan a nuestros hijos y a nuestros alumnos a preguntarse cómo hacer que estas tecnologías sirvan para mejorar nuestra vida. Esa quizá sea la mejor manera de espantar los demonios que atraviesan la imaginación de los menos avezados en la naturaleza de los robots.

Nota. Para abundar más sobre el tema del desarrollo del criterio moral en niños y jóvenes recomiendo la lectura de:
• Piaget, J., El criterio moral del niño, Fontanella, 1971.
• Kohlberg L., “Moral Stages and moralizations” en Lickona, T., Moral development and behavior, New York, Holt, 1971; y The development of modes moral thing and choice years ten to sixteen, University of Chicago, 1974.

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Esther

Muy buena percepción de la vida y los robots gracias por hacernos una idea de lo que vemos y no tenemos idea lo que hay detrás
Felicidades!!!!! por este gran artículo.

Miguel Angel Perez Alvarez

Muchas gracias. Celebro que le haya interesado. Un cordial saludo.

Enrique Rojas

Excelente artículo. Muchas gracias por compartir sus conocimientos. Felicidades.

Jemima Barbosa Xochicale

Después de ver su conferencia en facebook en Docentes @prende 2.0, me deja el reto de realizar y programar robots con mis estudiantes, por lo que he estado buscando sus artículos en línea para poder implementar un pequeño proyecto al menos con un grupo de estudiantes de bachillerato donde se les cambie ese sentido al aprendizaje que han llevado, y les permita ser mas reflexivos y creativos.
Considero que su experiencia puede seguir impactando a mas profesores y de ser posible brinde asesorías a los que las necesitamos para que estas herramientas tecnológicas se apliquen en las escuelas. Gracias.

Miguel Angel Perez Alvarez

Si, por supuesto. Le agradezco su comentario.
Tenemos en la UNAM en la CDMX un día al semestre dedicado al tema del coding y está usted invitada.

Este semestre lo realizaremos en la segunda semana de mayo.

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