Inseguridad Económica

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Hablar de inseguridad en México pareciera que es un tema trillado, todos sabemos que existe y todos esperamos que pase algo para que se erradique para siempre. Sin embargo, la inseguridad es al final un resultado del proceso económico de polarización del ingreso en el que estamos inmersos y, desafortunadamente, mientras no cambie esta dinámica, será complicado que se logre erradicar, y se complica más si no hay voluntad política de enfrentarlo.

La voluntad política (su baja cuantía) se debe a que los que se dedican a esta actividad pueden estar dentro del proceso económico (corrupción) o fuera del mismo, en la informalidad. Eso por un lado, y por el otro, tenemos a la inflación y el bajo salario; esos factores siempre serán un exponencial para la obtención de ingresos (de manera ilícita) y con ello la inseguridad toma fuerza y se vuelve parte de nuestra realidad, de nuestra cotidianidad. Una realidad insostenible día con día.

Mecanismos para enfrentarla podrían existir y muchos, pero, lamentablemente, partimos de la premisa de que no tenemos instituciones confiables; la corrupción tiene sus manos en todo el tejido social y parece en verdad difícil erradicarle. En ese sentido, en esta semana el INEGI dio a conocer las cifras de septiembre 2018 de la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), y los resultados son alarmantes. “El 74.9% de la población de 18 años y más considera que vivir en su ciudad es inseguro” y las “(…) ciudades con mayor sensación de inseguridad fueron Ecatepec de Morelos, Villahermosa, Reynosa, Cancún, Fresnillo y Tapachula.” Ese 7.5 de cada 10 mexicanos que considera que vivir en su ciudad es inseguro es un promedio a nivel nacional; en cuanto a las mujeres mayores a 18 años son 79.7 las que se sienten inseguras en la ciudad en la que viven, mientras que para los hombres la cifra es 69.2. En Ecatepec la sensación general de inseguridad está en 96.3 personas; casi todos los jóvenes se sienten inseguros de vivir ahí.

¿Qué es lo que contempla dicha encuesta? Entre otros temas son: la sensación de inseguridad por temor al delito; atestiguamiento de conductas delictivas; cambios de rutinas o hábitos por temor; percepción del desempeño de las policías (…); sensación de inseguridad en lugares específicos (…).

¿Dónde nos sentimos más inseguros? Según la ENSU, el lugar con mayor percepción de inseguridad es en los cajeros automáticos (vía pública), en el transporte público, en el banco, en las calles de recorrido habitual, en el mercado, en la carretera, en los parques recreativos, centro comercial, automóvil, trabajo, casa y, finalmente, en la escuela. Si han tenido el gusto de leer el libro La caverna de José Saramago, se expone el nivel de bienestar, seguridad y comodidad que brindan los centros comerciales; en nuestro caso, aunque sigue siendo un lugar “seguro”, entre las nuevas formas de robo y el comercio electrónico, empieza a ser ya una opción no tan real de comodidad.

violencia
Imagen: GlobalMedia.

Bueno, regresemos al tema que nos ocupa, la inseguridad económica. Las repercusiones económicas son evidentes. La Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicio y Turismo expone que, en 2017, la inseguridad en Cancún se tradujo en pérdidas por 148 mdp; mientras que la Federación de Cámaras de Comercio de Guerrero estima que se cerraron, en el segundo semestre de 2017, más de 1,200 establecimientos.

Justo esta semana en Puebla se pronunciaron las empresas Pepsi, Bimbo y Grupo Modelo en torno a la inseguridad y para no operar más en el Triángulo Rojo (zona huachicol). Esas noticas son constantes, cierre de empresas por falta de seguridad, corrupción en los cuerpos policiales en todos los niveles. Una normalidad que sin darnos cuenta nos hace insensibles y hasta genera desinterés; nos sentimos afortunados cuando no nos pasa a nosotros y lamentamos cuando la inseguridad trastoca nuestro círculo familiar.

El tejido social se descompone día tras día, es más, hasta es tema de investigación para las recomendaciones para viajar a México de distintos países. Es muy común escuchar que Estados Unidos “emitió la alerta” para sus ciudadanos para no viajar a territorio nacional. La alerta se hace a través del Departamento de Estado y lo hace por niveles, siendo el nivel 4 el más alto, en éste la recomendación es muy puntual: No Viajar; el nivel 3 conmina a una reconsideración del viaje; el 2 advierte de viajar con precauciones; y, el nivel 1 pide que se sigan las recomendaciones  de las autoridades correspondientes al pie de la letra.

En el nivel 4 están, nada más y nada menos que, Guerrero, Michoacán, Sinaloa y Tamaulipas; y como decía, no es raro. Es más, puedo asegurar que ya sabían. Aunque parezca tan desalentador, algo puede hacerse, ya que las ciudades con menor percepción de inseguridad fueron: San Pedro Garza García, San Nicolás de los Garza, Mérida, Saltillo, Durango y Puerto Vallarta, con 21.6, 34.2, 38.1, 39.1, 40 y 41.4%, respectivamente. Lo que evidencia que las cosas se están haciendo de manera diferente. Algo de lo que se está realizando en esos lugares valdría la pena estudiarlo y replicarlo, porque no, la suerte no puede regir el tema de la inseguridad.

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