La promesa del valor de la comunicación

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En la antesala del cierre de año y específicamente de uno muy productivo y positivo en términos profesionales, me gustaría reflexionar sobre el papel que tiene la comunicación y las relaciones públicas en el desarrollo de nuestro entorno.

Haciendo un sumario de aquellas cosas que a nuestro equipo de trabajo le permitió cosechar frutos, me encuentro con que la mayoría de los proyectos emprendidos y ejecutados van más allá de los servicios tradicionales de relación con los medios o posicionamiento de contenidos relevantes en espacios informativos. Con esto, no quiero demeritar, ni nada parecido, ese tipo de tácticas que ejecutadas con maestría son fundamentales para aprender y lograr hacer otras diferentes. Pero para mí y para los que nos dedicamos a la comunicación, significa que ese deseo de aportar valor al negocio de nuestros clientes se encauzó correctamente y dio resultados.

Desde mi perspectiva, la comunicación y las relaciones públicas e institucionales no sólo deben ser una herramienta de los departamentos de mercadotecnia, recursos humanos o ventas, el mundo en el que vivimos demanda más que eso. La manera en la que nos comunicamos e interactuamos como sociedad ha cambiado dramáticamente, los gobiernos, las compañías, los jóvenes, los adultos, las ONG’s, etcétera, experimentamos un crónico exceso de información, desinformación y desconfianza.

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Imagen: Beople.

El papel de la comunicación y de los que la ejecutamos todos los días, debe ir más allá, debe ser una herramienta tan estratégica que le ayude a tomar decisiones a un CEO, a un consejo de administración, a un CFO. Debe permitirnos, a los profesionales de la materia, tener un lugar indiscutible junto al primer equipo de dirección de un negocio o una nación. Lo más interesante de esta reflexión es que depende de uno mismo hacer que suceda. Necesitamos ser tan capaces de proponer soluciones que abarquen desde lo más operativo hasta lo más estratégico, sin perder de vista el objetivo y la contribución que hacemos para que una organización logre estar bien comunicada, que una comunidad sea atendida, que el negocio logre generar más riqueza, los colaboradores se conviertan en embajadores de su lugar de trabajo, incentivar y atraer adeptos que colaboren con organizaciones no gubernamentales o hacer que un gobierno entienda y reflexione sobre las cuestiones que importan a sus gobernados.

El evento de lanzamiento de un producto y su difusión mediática es tan relevante como la regulación que permite su comercialización y la narrativa usada en las rondas de levantamiento de capital que hicieron posible su producción. Para mí, la pregunta es, ¿en qué punto de esos procesos nos gusta participar para generar la nueva promesa del valor de la comunicación?

Comenzará un nuevo año con doce meses para ponerlo en marcha. Les deseo mucho éxito.

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