Decidir por quién votar

Ahora que estamos inmersos en la carrera presidencial, al final el tema va a ser ¿por quién votamos? ¿Quién queremos que gane?

Obviamente lo primero que haremos será adivinar quién resulta más conveniente para dirigir el país y, por lo tanto, deberíamos tener una metodología para decidir cuál sería nuestra mejor decisión.

Si tratamos de poner un orden, creo que deberíamos de analizarlo así:

• ¿Qué es mejor para mí?
• ¿Qué es mejor para mi familia?
• ¿Qué es mejor para mi negocio ya sea como dueño o empleado?
• ¿Qué es mejor para la ciudad donde vivo?
• ¿Qué es mejor para el Estado y el país?

Las respuestas no necesariamente tienen que coincidir, mucho va a depender de nuestra particular circunstancia. Quizás pensemos que nos puede tocar hueso, recibir un regalito por apoyar, o supongamos que ciertas acciones hagan que nuestro negocio en particular logre una ventaja. Si hablamos del deber ser, deberíamos decidir apuntando al bien común, pero ¿habrá muchos que actúen así?

Lamentablemente es muy difícil que la gente vote pensando en lo que convendría a la mayoría porque como país no se ha logrado generar ideales a los que aspiremos todos, y que hagan realmente que en un futuro nuestro país se transforme en algo mucho mejor para todos.

Lo que veremos próximamente en las propuestas, por desgracia, serán lugares comunes, cosas vagas, abstractas y sin un destino claro de cómo darle seguimiento, ni cuáles son las consecuencias de no lograrlo.

En varios escenarios, los elementos que tenemos para decidir por quién votar serían:

― ¿Quién está más guapo? Difícil respuesta (risas).

― ¿Será honesto? No lo conocemos realmente.

― ¿Debe y pagará muchos favores? No lo sabemos.

― ¿Hará lo que promete? Sólo el tiempo nos lo dirá.

― ¿Está preparado para gobernar el país? Esperamos que sí.

― ¿Tendrá un buen equipo de trabajo? Ojalá escoja a los mejores.

― ¿Todo lo malo que nos dicen del candidato será cierto? Difícil de comprobar.

La realidad es que más del 99% de la población realmente no los conoce ni tiene la información o condiciones suficientes de cómo hacerlo y, por lo tanto, votará de manera intuitiva, lo que más le lata en el momento.

¡Buena suerte!