Rotundo triunfo de Emilio de Justo

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El 29 de julio de 2018 vimos por la pantalla la corrida que se celebró en Azpeita, en el norte de España, plaza vasca de tercera categoría con capacidad para cerca de cuatro mil espectadores en el recinto, a los que se agregan unas monjas de un convento cercano, desde cuyas ventanas les fue visible la corrida de toros en honor a San Ignacio y en la que participaron Emilio de Justo, Juan del Álamo y Luis David Adame. El paisaje montañoso vasco dotó de belleza bucólica a las imágenes.

En especial nos atraía ver a Luis David Adame y, aunque no triunfó, vimos con buen sitio a nuestro paisano; Juan del Álamo obtuvo un trofeo, pero el que tuvo la actuación más rotunda fue el torero extremeño Emilio de Justo, quien salió en hombros después de obtener dos trofeos del toro de Ana Romero, procedencia Santa Coloma, cuarto bis de la tarde; paladeamos en el extremeño su bello trazo con los engaños y la entrega en la suerte suprema.

Viéndolo, no cabe duda de que el toreo da lecciones, en el caso de Emilio, de gran persistencia. Tras diez años como matador de toros, su nombre empieza a sonar en España por su capacidad torera, desde el año pasado, aun cuando parecía que se iba a quedar atrás y sin expresarse en su país.

En 2015 en Hervás, Extremadura, salió a hombros en la tarde en la que se encerró con seis toros de distintas ganaderías, saldando el desafío con el corte de seis orejas, dos de las cuales las paseó de un gran toro de Victorino Martín, premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre.

En la sombra, pero con las ilusiones puestas de lograr un lugar en su carrera, seguramente pasó tragos amargos viendo transcurrir el tiempo sin poder expresar su capacidad y fue el toro de Victorino Martín en su pueblo con el que pudo llamar la atención del crudo mundo en el que luchaba por no quedar en el olvido.

Como dice el dicho, “un perdido va a todas”. No le fue fácil, en principio lo que realizó en Hervás le sirvió para que le programaran en Francia con toros imponentes y se impuso para cumplir la máxima de que el toro a todo mundo pone en su lugar.

corrida de toros
Emilio de Justo, Azpeitia, 29 de julio de 2018 (Foto: Andrew Moore).

De ahí surgió el apoderamiento de Luisito, matador de toros francés y que recordamos en México como novillero en la época en la que Bruno Delaye fue el embajador de Francia en nuestro país, por allá de finales de los noventa del siglo pasado. La afición del diplomático es desbordada y disfrutamos de su amistad en aquellos buenos tiempos, Luisito está tratando de conducir la carrera de su torero al éxito.

Me parece que Emilio se sabe buen torero y con base en esa creencia es que va realizando su meta por competir en las alturas. En el principio de 2018, en la corrida homenaje a Victorino Martín en la plaza Vista Alegre de Madrid, tuvo los momentos más importantes de la tarde, dedicada a la memoria de uno de los genios entre los criadores de toros y que, como él, empezó prácticamente de cero.

En 2017 actuó en ocho corridas y en 2018 lleva tres más hasta la de Azpeitia. Sería justo que a Emilio se le abrieran más espacios pues no duda en enfrentarse al encierro que le pongan enfrente y por ello es que se mantenía flotando, toreando en su tierra; Francia lo apoyó y ahora parece que en España lo toman poco a poco en cuenta.

Historias como la de Emilio sirven de espejo a novilleros como los que actuaron en Arroyo el sábado 28 de julio, de donde salió por delante Roberto Román de Aguascalientes con un trofeo y donde, después de mucho tiempo de no hacerlo, actúo Mirafuentes de Anda, quién dio, al final de su faena, una vuelta al ruedo.

¿Hasta dónde llegará Emilio? No lo sabemos, lo que sí se puede afirmar por lo que se vio en la plaza vasca, es que él está convencido de convertirse en un torero importante y que no decae su ánimo por lograrlo contra viento y marea, olé por ello, es un gran ejemplo.

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