Una reducción histórica en los niveles de producción ha provocado que México siendo un país petrolero tenga que importar petróleo y esto ha afectado los ingresos y la balanza comercial del país hasta dejarla con un déficit mayor.
Ciudad de México.- El petróleo fue la base en la segunda mitad del Siglo XX del desempeño de la economía nacional, pero poco a poco la falte de previsión e inversiones en áreas estratégicas, le fueron quitando competitividad productiva a Pemex y ahora de una manera extraña, se tiene que importar el crudo.
De acuerdo a la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) en su reporte para México, al cierre de este año nuestro país al cierre tendrá una caída en su producción de 140 mil barriles de petróleo diarios y una disminución de 110 mil para el 2019.
Una cifra histórica negativa, pero que es el resultado del mal desempeño que ha tenido el país en una década, ya que del 2007 al 201, la producción petrolera ha caído un millón de barriles diarios, al pasar de 2.7 millones en septiembre de 2008 a 1.8 millones en septiembre de 2018.
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El déficit comercial
Y esto se refleja en la balanza comercial, ya que los ingresos petroleros han sido históricamente el sostén de la economía y la mayor fuente de recursos disponibles para el país, pero dada esta situación y las condiciones del mercado mundial, ahora son los principales culpables de un déficit financiero.
De acuerdo a cifras que publica El Economista, en los primeros meses del año “México reportó un saldo negativo entre exportaciones e importaciones de mercancías de 10 mil 222 millones de dólares”.
Esto a pesar de que se consiguió un superávit en los productos no petroleros de 6 mil 100 millones de dólares, pero en la balanza petrolera el déficit fue de 16 mil 323 millones de dólares, con lo que en general, México salió perdiendo gracias al famoso “oro negro”.
Esto debido a que las mayores importaciones de petrolíferos y sus derivados fueron de gasolina, con 35 por ciento; diésel con 18 por ciento; gas natural con 13 por ciento; gas LP con 5 por ciento y turbosina en menor medida con 3 por ciento.
De esta manera, en los primeros nueve meses de este año “las compras foráneas de productos petroleros suman casi 40 mil millones de dólares, un monto cercano a los 42 mil millones de todo el 2017”, dice el diario y agrega que “el correlato de estas cifras es la debilidad de la capacidad local de producción de petrolíferos y extracción de gas natural”.
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El futuro petrolero
El panorama no pinta bien para el sector en México, ya que a pesar de la implementación de la reforma energética y la llegada de capital extranjero para la exploración y explotación de los campos petroleros, van casi cuatro años y “no han sacado un solo barril extra”, tal como lo señaló en su momento Andrés Manuel López Obrador.
Por eso en su gobierno pretende invertir para reforzar la parte de refinación, con la construcción de una nueva refinería en Dos Bocas, Tabasco, y en la que se proyecta una inversión de hasta 160 mil millones de pesos; que estaría lista en tres años.
Con esto se comenzaría una nueva etapa productiva para Pemex, sin embargo, existe un problema mayor y es que se debe producir los niveles suficientes de petróleo para satisfacer todas las demandas, de otro modo se tendrá que seguir importando algunos productos e incluso hasta el propio crudo.
Y “el gasto en compras al exterior terminará representando pérdidas para las finanzas públicas, mientras no se establezca que los ingresos también deben venir de la transformación en el sector petrolero”, asegura José Luis de la Cruz, director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico.
Esto me suena a que nuestro guru predijo la reducción de la cantidad de crudo extraído por Pemex y sus socios de manera que si no se extrae suficiente crudo , ¿que es lo que vamos a refinar en las refinerías proyectadas por AMLO?.
Esta es otra de las piedras con que nos vamos a tropezar el próximo año, añadida a el entorno de certidumbres ya evidentes e incertidumbres que cada día surgen respecto a nuestro futuro inmediato como nación.
El nuevo gobierno tendría que “serenarse” y reflexionar antes de abrir la boca con tantas ocurrencias que si se reflejan en la calificación de nuestro país como socio y como una alternativa en el mercado de las inversiones