La psicología al servicio de los negocios

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Los terapeutas financieros ayudan a sus clientes a manejar mejorar o incrementar sus inversiones.

Londres, Inglaterra.- ¿Por qué hay emprendedores que inician y cierran negocios sin razón aparente? ¿Qué motiva a un inversionista a poner todo su dinero en acciones poco redituables? ¿Por qué grandes herederos prefieren ser desconocidos? La psicología financiera es una alternativa para quienes no comprenden la razón de sus crecientes deudas o fracasos económicos.

La seguridad e independencia financiera pueden estar ligados a patrones subconscientes de conducta, motivados por creencias arraigadas y adoptadas por la familia, amigos o pareja. Estos prejuicios ejercen influencia directa o indirectamente en la toma de decisiones de negocios.

Algunos expertos en psicología proveen una mirada a las diversas maneras en que los psicólogos pueden ser los nuevos asesores financieros. Uno de ellos es el doctor en Psicología Brad Klontz, quien comenzó su carrera como terapeuta de finanzas despúes de invertir en acciones que fueron en picada.

El doctor Klontz se preguntó a sí mismo lo que muchas personas seguramente han querido saber: ¿cómo es que una persona inteligente como yo tomó una decisión tan mala? El psicólogo comenta que “el tema del dinero ha sido ignorado por la psicología, así que empecé a entrevistar a mis familiares”. Fue así que el Dr. Klontz se dió cuenta de que durante la Gran Depresión su familia perdió todo, por lo que las generaciones siguientes desconfiaban totalmente de las instituciones financieras y guardaron el dinero “debajo del colchón”. El psicólogo añada que así fue como se dió cuenta que se arriesgó con acciones poco confiables para ir en contra de las creencias familiares.

La crisis de 2008 disparó el interés en la psicología de las inversiones y fue “quizá la primera vez en la historia en que hubo un reconocimiento colectivo de que los factores psicológicos tienen tanto o más impacto en el mercado accionario que cualquier análisis técnico sobre el valor del capital o la deuda”, añade Klontz.

“Las explicaciones tradicionales de la crisis financiera tienen implicaciones más allá de simplemente mejorar las regulaciones y la transparencia. Las medidas serán ineficientes si no incluyen una re-evaluación colectiva de aspectos importantes de los modos en que los productos financieros se gestionan en las sociedades y, sobre todo, un conocimiento más profundo de la naturaleza emocional de la situación”, explica el Instituto de Investigaciones de Políticas Públicas (IPPR) del Reino Unido.

La asesora financiera Deborah Price se daba cuenta de que sus clientes tenían conductas autodestructivas en sus negocios. Sus entonces jefes y colegas le decían que le dejara el tema a los psicólogos, a los cuales ella acudió sólo pare recibir nulas respuestas. “El dinero es el mayor tabú”, le decían. Price decidió capacitarse en psicología de Jung y entrena a terapeutas y ejecutivos de planeación financiera para identificar comportamientos destructivos entorno al dinero, también da terapia financiera a particulares.

Ella considera, además, que mucha gente sabotea su situación financiera porque se siente incómoda con la idea de la riqueza. Lo anterior es confirmado por la Dra. Jamie Traeger-Muney, originaria de los Estados Unidos, quien se especializa en herederos de todo el mundo. El rechazo hacia los ricos se ha incrementado. Los medios se encargan de poner a gente acaudalada en una mala posición. Puede ser entretenido verlos como villanos pero no sirve para mejorar al mundo”.

La Dra. Traeger-Muney insiste en que no espera generar simpatía hacia clientes como los que asesora pero subraya que culpar a los ricos no beneficia a la sociadad. “Si la gente no carga con culpa entonces pueden tener claro lo que quieren hacer en el mundo y hacer la diferencia”.

Los herederos tienen problemas porque “sienten que no merecen el dinero, sienten vergüenza y culpa. Se sienten aislados”. Esta situación la vivió Traeger-Muney en carne propia cuando era una niña, pues se sentía avergonzada de que su casa fuera más grande que la de sus amigos. Al crecer se dio cuenta que la vergüenza es contraproducente.

A pesar de los beneficios, acudir a un psicólogo financiero no es barato, pues llegan a cobrar entre 2,300 y 7,000 pesos la hora, o un porcentaje de los activos de sus clientes.

 

Focos rojos

Estas son algunas recomendaciones para evitar el autosabotaje financiero que cualquier emprendedor o inversionista puede tomar en cuenta:

  • Si su inversión no es buena, es mejor salir rápido de ella y focalizarse en algo más prometedor. Es mucho mejor no aferrarse, ya que el compromiso emocional en las malas inversiones sólo empeora las cosas.
  • Asegúrese de obtener asesoramiento de fuentes actualizadas en lugar de llamar a la persona que le dio un mal consejo en primer lugar. Es normal que busque consuelo en algún otro desafortunado en la misma situación. Pueden consolarse mutuamente en el corto plazo, pero es sólo un autoengaño.
  • Si sabe en el fondo que hay un problema con su modelo de negocio, enfréntelo. No deje de leer las páginas de finanzas, negocios e indicadores sólo para evitar lidiar con el problema.
  • Invierta por sí mismo y sólo en su propio contexto. Otros pueden tener tanto dinero como para asumir un riesgo alto en un negocio, pero si sus ingresos son modestos y es una persona nerviosa, esa oportunidad no es para usted.
  • Haber tenido una buena educación o ser inteligente no es motivo para rechazar un buen asesoramiento.

Fuente: Financial Times.

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