¿Mal liderazgo en el trabajo?

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Es nuestro proceso cultural el que genera que estemos de acuerdo con estas actitudes, no solo en el trabajo, también en la educación y la política solemos ser sumisos en muchas de nuestras esferas de vida.

Ciudad de Mèxcio.- Existe actualmente una visión del jefe como un ente poderoso y supremo que manda a los demás, nuestra cultura organizacional se basa en una nueva versión del esclavismo de hace tantos años, y los jefes fungen el papel de los dueños de nuestras almas.

Es así como ellos nos ven, así como nosotros lo hemos aceptado. Muchas de las personas que lideran, sin importar que gesten grandes organizaciones o pequeños negocios locales, tienden a requerir la razón absoluta constantemente, el deseo de probar que son los mejores que existen y esto por lo general los lleva a una falta de respeto absoluta por el resto de los miembros; se pierde el respeto a su tiempo, a su descanso, a su alimentación… se ve al trabajador como una maquina fortuita que debe generarle ingresos, tantos como le sean posible… y si, todavía mas.

Diana Navarro, colaboradora de negocios para imagen radio, cataloga a los jefes actuales como negociadores narcisistas cuyas ambiciones no aceptan derrotas, y es que no todos tienen en cuenta el trabajo en equipo que se requiere para llegar a una meta ni que todas las piezas del engranaje son necesarias para funcionar.

Se tiene el mal concepto de que para ser exitoso es necesario aplicar ciertos criterios de poder, esto esta completamente mal enfocado, sin embargo, mal liderazgo aunado a los malos servidores que no se defienden o critican la conducta incorrecta de su jefe, lleva a un mantenimiento perpetuo de esta estructura. Es necesario recordar que un jefe, es alguien que procura que se cumplan con ciertos objetivos al día pero no genera un plan de intervención ni crea ningún tipo de medio colectivo para alcanzar esto. En cambio un líder, debe ser la persona que realice todo lo anterior y que a su vez impulse al equipo a desear ser parte de este proyecto.

Navarro comenta que las principales razones por la que los empleados no suelen reclamar nada se debe a que temen perder su trabajo o valoran ciertos beneficios como el orden y la cohesión de grupo; también explica que es nuestro proceso cultural el que genera que estemos de acuerdo con estas actitudes, no solo en el trabajo también en la educación y la política, solemos ser sumisos en muchas de nuestras esferas de vida. Además esta cultura nos lleva a pensar en un sistema de transacción en el que uno gana lo que pierde el otro, y esto lleva a generar un ambiente hostil en donde se debe tener dominio sobre alguien más para ganar ventaja.

Pero el trabajo individual resulta sumamente cansado, el equipo de trabajo, con todos sus integrantes esta diseñado para lograr las metas entre varias personas, haciendo de esta labor no solo posible sino rápida; una mala organización radica en no lograr cohesión dentro de la oficina.

Si el empleado no siente confianza en el jefe, no lo hará tampoco por la organización, solo generara que la comunicación falle y el trabajo se vuelva difícil lo que podrá causar su improductividad.  Al parecer estamos trabajando bajo el modelo de “Jefes  que solo tienen en mente como llegar a su meta y no en como trabajar para ayudar a su país”, el reto consiste en satisfacer a ambas partes y generar una relación en la que todo el mundo gane,  debemos tener como objetivo incorporar un nuevo tipo de liderazgo basado en el empoderamiento del empleado y el respeto a su fuerza de trabajo.

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