Piden prestado a familiares y no pagan

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En México pedir prestado a un familiar es una práctica económica que vulnera a quienes se ofrecen a hacerlo, ya que tienen un 50% de posibilidades o más, de no volver a ver su préstamo.

Ciudad de México.- Las emociones que envuelven a los mexicanos cuando se ven en la necesidad de pedir prestado a un familiar, no son las mismas cuando es la hora de pagar.

Y es que ante una eventualidad, el furor del suceso hace que en México las personas que se ven en la necesidad de pedir prestado una cantidad económica a sus familiares, no tengan la misma iniciativa a la hora de devolverlo.

De acuerdo a una encuesta realizada por Provident, 43% de sus clientes apuntaron que han tenido que prestar a sus familiares o amigos y de ellos, el 50% de los hombres entrevistados, asegura que no ha visto su préstamo entregado de vuelta.

La cifra recrudece para las mujeres, pues de ellas, el 60% no ha visto su préstamo de nuevo.

Si bien realizar un préstamo a un familiar es recomendado por muchos especialistas en finanzas personales, como la primera opción que se debe de tomar en cuenta ante cualquier eventualidad, donde requieran de un monto económico, antes de tener que acudir a un banco, se trata de una medida muy recomendada porque se puede entregar en pagos a modo, no se cobra interés y hay facilidades en la entrega de los montos para liquidar la deuda.

A decir de Alejandro Martí Bolaños Cacho, director de Asuntos Corporativos de Provident México, es necesario “contar con información suficiente para tomar adecuadas decisiones financieras”.

Esto nos permitirá planificar mejor lo que podemos hacer con nuestros recursos y sobre todo, conocer cuándo y cómo podemos endeudarnos, ya sea con una institución o con nuestros amigos y familiares, y así realizar nuestros pagos en tiempo y forma”, explica.

A decir de la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), ya sea un préstamo bancario o a un familiar, la primer pregunta a realizarse es ¿lo necesito?

La segunda pregunta que la Comisión pide plantearse es “¿para qué lo quiero?”. “Puede que lo necesites para una emergencia, cubrir deudas, adquirir bienes, poner o hacer crecer un negocio, etcétera. No importa cuál sea el motivo, debes saber que hay deudas buenas y mala“.

La deuda buena, explica la Condusef, se trata de aquella que te permite hacer crecer tu patrimonio, ya que los beneficios del crédito se reflejan a mayor plazo y duración, siendo más productivo (al iniciar o hacer crecer un negocio), creando un patrimonio (comprando una casa o haciendo mejoras en la misma) o adquiriendo bienes duraderos (refrigerador, estufa, auto, etc.).

Mientras que una deuda mala, es la que sólo sirve para adquirir bienes y servicios que no se necesitan, no son duraderos y se deprecian rápidamente (despensa, ropa, calzado, etcétera).

La tercer pregunta es: ¿puedes pagarlo? “Es un gran error es que pidas un préstamo y no tengas la certeza de que podrás pagarlo, para esto te recomendamos conocer cuánto dinero puedes destinar a deudas y con base en ello solicites un crédito que se ajuste a tu capacidad financiera“.

Para ello, una regla básica que plantea la Comisión es que sobre el ingreso mensual, restar el gasto (incluyendo lo que se destina a pagar deudas), la cantidad restante se convierte en la capacidad de pago, por lo que es recomendable no destinar más del 30% de los ingresos al pago de deudas.

Por Octavio N. Cervantes.

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