¿AMLO convertirá a México en Venezuela? los mercados reaccionan a tres semanas de su victoria

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A pesar de los pronósticos de sus detractores, en la recta final de julio, ni los mercados ni el peso parecen sacudidos por el triunfo del político tabasqueño.

Ha pasado casi un mes desde la aplastante victoria de Andrés Manuel López Obrador en las urnas el primero de julio, y aunque aún faltan casi cuatro meses para que asuma oficialmente la presidencia de México, lo cierto es que los mercados internacionales parecen no haberse descontrolado por el triunfo del líder izquierdista.

Y es que durante el tiempo de campañas, uno de los ataques recurrentes hacia el candidato de Morena fue que su llegada al poder desencadenaría una crisis económica, financiera e inflacionaria parecida a la que se vive actualmente en Venezuela.

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A pesar de los pronósticos, en la recta final de julio, ni los mercados ni el peso parecen sacudidos por el triunfo del político tabasqueño. Una semana antes de su victoria, directivos de alto rango del Banco de México ya auguraban que el inminente triunfo de AMLO no generaría ajustes “bruscos” en la economía.

Analistas financieros también señalaron, durante los días previos a las elecciones, que los inversionistas se encontraban más preocupados por las posibles (e inesperadas) acciones del presidente estadounidense Donald Trump.

“Los participantes en los mercados, en cierto modo ya han asimilado esa variable política, y no creemos que otros factores resulten afectados, como por ejemplo el tipo de cambio del peso frente al dólar, no prevemos que se vaya a registrar pérdidas ni que vaya a caer más la bolsa de valores”, dijo entonces Gabriella Siller, directora de análisis económico financiero de Banco Base, a Sputnik.

Unos días después, la victoria de AMLO se cristalizó y los mercados no se vinieron abajo.

Tras la elección

Lo que más preocupaba a analistas, a detractores y a los mexicanos era el futuro del peso. El viernes 29 de junio, dos día antes de la jornada electoral, el peso mexicano perdió 0.77% de su valor y en ventanillas el dólar se ubicaba a más de 20.15 pesos.

Tras los anuncios del masivo voto en favor de Obrador, muchos esperaban un lunes negro en la economía y las finanzas de México. Eso nunca ocurrió. El 2 de julio, muy temprano, Carlos Urzúa, propuesto por Obrador como el próximo titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), indicó en conferencia de prensa que el gobierno entrante tendría una política macroeconómica, fiscal y monetaria responsables.

También aseguró que se respetaría la autonomía del Banco de México (Banxico) y que se mantendría una libre paridad cambiaria, un mensaje de tranquilidad para los mercados que pareció lograr su objetivo.

Ese mismo lunes, la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) mostró una sorpresa positiva: el Índice de Precios y Cotizaciones cerró junio con una ganancia de 7.73%, en términos de dólares.

Una tendencia que se mantuvo

A pesar de estos primeros indicadores, existían personas que aseguraban que la hecatombe estaba por ocurrir. Ese pronóstico tampoco se cumplió, de hecho, el peso no sólo se mantuvo estable, sino que incluso se apreció en 4.3% frente al dólar.

Para los expertos, este favorable efecto fue producto de una primera jornada de trabajo intensa tras su triunfo en las urnas. En los días posteriores a la elección, López Obrador se reunió con el presidente Enrique Peña Nieto y con la cúpula empresarial de México, que ofreció colaborar estrechamente con el virtual presidente electo en la reconstrucción del país.

Todavía falta mucho para saber si el gobierno de AMLO logrará mantener su promesa de estabilidad económica. Para muchos, la idea de ese monstruo populista dispuesto a destruir el neoliberalismo en México se ha, por lo menos, diluido.

Las políticas y estrategias delineadas por el equipo del próximo presidente parecen mostrar que, en realidad, al menos en materia económica, el nuevo gobierno mantendrá directrices que no se alejan por completo de lo planteado por la administración anterior.

Sin embargo, quedan todavía 6 años por delante para evaluar el desempeño de la nueva administración. Un periodo largo y sinuoso en el que cualquier cosa, incluso la posibilidad ominosa de una nueva devaluación es algo que no se puede descartar.

Con información de Sputnik y Nación 321

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