Un posible ataque de armas químicas con agentes mutados o desconocidos sería devastador para la humanidad.
Con el paso de los siglos la esperanza de vida en la raza humana ha mejorado gracias a los avances en la ciencia y la llegada de vacunas, medicinas, tratamientos y tecnologías, pero aún no hay cura para todos los males que amenazan nuestra existencia en la Tierra. Debido a esto, cada año la OMS elabora un listado con aquellas enfermedades mortales capaces de ocasionar una epidemia que acabaría con miles de vidas.
Este año, la lista de patógenos peligrosos de la OMS incluye fiebre la hemorrágica de Crimea-Congo, que tiene una mortalidad del 40% y es transmitida a partir de una mordedura de garrapata; el ébola, con una tasa de mortalidad del 90%; la fiebre de Lassa, síndrome respiratorio por coronavirus de Oriente Medio; el síndrome respiratorio agudo grave; el virus Nipah; la fiebre del Valle del Rift; el Zika y la enfermedad X.
Esta lista tiene una particularidad, la última amenaza: la “enfermedad X”, la cual representa una posible enfermedad causada por un ataque químico, por error o mutación, pero que no deja de ser un riesgo latente. Dicha enfermedad se agregó con el objetivo de prepararse ante cualquier amenaza.
Uno de los peligros que se asocian a la enfermedad X es la utilización de armas biológicas similares a las que se usaron en la Guerra Fría. En la actual guerra de Siria, se ha detectado el uso de armas biológicas y se teme que en un futuro próximo haya un ataque contra la sociedad civil. Otro país que está en la mira es Corea del Norte, debido a que el año pasado se encontró a un desertor militar con anticuerpos contra el ántrax en la sangre.
Por otra parte, también se teme que la enfermedad provenga de un animal salvaje o doméstico, como sucedió con el ébola y el SIDA, las cuales han dado muerte a millones de personas en el mundo. Al hablar de una epidemia no solo se habla de algún virus, también las bacterias son peligrosas ya que crean resistencia a los antibióticos con las que se tratan.
Finalmente, no olvidemos las palabras del director del Consejo de Investigación de Noruega John-Arne Rottingen quien dice: “La historia nos dice que es probable que el próximo gran brote sea algo que no hemos visto antes”.
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