Superar la oscura sombre de su padre, es el principal objetivo de Keiko Fujimori quien está en la lucha por convertirse en la primera mujer presidenta de Perú luego de un intento fallido.
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Los jóvenes peruanos fueron los protagonistas de las elecciones generales, tanto en su calidad de electores como de vocales de mesa en los más de cinco mil receptores de sufragios en todo el país.
De las boletas escrutadas que corresponden al 66.82 por ciento, la candidata de la derechista Fuerza Popular, Keiko Fujimori, obtiene el 39.46 por ciento de los votos.
[box type=”shadow” ]En su más reciente reporte, la Oficina Nacional de Procesos Electorales (Onpe) precisó que tras Fujimori están el abanderado de la centro-derechista Peruanos Por el Kambio, Pedro Pablo Kuczynski, con 23.73 por ciento, y la candidata del izquierdista Frente Amplio, Verónika Mendoza, con 17.12 por ciento.[/box]
En este contexto, pareciera que la sombra de su padre ya no es problema, y que la juventud de aquel país ha olvidado o perdonado lo que su misma sangre sufrió en el mandato del padre de Keiko, Alberto Fujimori quien actualmente está preso por corrupción y abusos a los derechos humanos.
Los expertos coinciden que esto responde a que la popularidad de Keiko está basada en la popularidad de su padre, quien gobernando de 1990 a 2000 acabó con la hiperinflación y con la guerrilla de Sendero Luminoso, por otro lado, sepultó la decisión de miles de mujeres indígenas para procrear.
Defender el legado positivo y tomar distancia con los hechos que llevaron a su padre a la cárcel o la disolución del Congreso que el entonces presidente decretó en 1992, es sin duda alguna, un balance difícil para la candidata.
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Un discurso diferente
Keiko Fujimori fue educada en Estados Unidos, está casada, es madre de dos niñas y ya ha experimentado esta lucha por el mandato de Perú en 2011, cuando perdió en segunda vuelta y por muy poco ante el actual presidente Ollama Humala.
En ese entonces, su gran error de campaña fue abrir la posibilidad de darla un indulto a su padre, quien cumple una condena de 25 años.
Ahora, el discurso tendrá que ser diferente. A principios de mes, Keiko presentó un documento firmado por ella misma en que prometió respeto a la democracia y los derechos humanos, descartando que vaya a dar un ‘autogolpe’ como su padre al cambiar la Constitución para mantenerse en el poder.
¿Los peruanos confiarán en ella?
