Rusia escudriña consolidar relación con Uzbekistán tras deceso de su presidente

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El presidente ruso Vladimir Putin viaja a Uzbekistán para rendir homenaje al fallecido presidente Islam Karímov.

Taskent, Uzbekistán.– El jefe del Kremlin, Vladimir Putin visitó el mausoleo del mandatario finado el sábado 3 de septiembre, señalando lo mucho que hizo por su pueblo, pese a las críticas internacionales por haber gobernado desde 1989 sin permitir oposición.

El mandatario ruso elogió la figura del fallecido líder de Uzbekistán, Islam Karímov, en una visita fugaz a la ciudad de Samarkanda destinada a afianzar las futuras relaciones con Rusia de esa república estratégica de Asia Central.

Karímov “hizo mucho por su país y por su pueblo, no solo en términos de estabilidad, aunque esta sea la base del florecimiento de cualquier Estado, de cualquier pueblo, y lo hizo en los momentos más difíciles”, señaló Putin, acerca del líder que dirigió con mano de hierro Uzbekistán durante 27 años aplastando a sangre y fuego cualquier oposición, asegura la agencia Reuters.

“Especialmente en los últimos años, Islam Abdugánievich Karímov y yo desarrollamos unas relaciones personales muy entrañables y de confianza. Por eso, para mí también esta es una gran pérdida, un momento muy difícil”, aseguró en la ciudad donde nació y donde fue enterrado el sábado el único mandatario que tuvo el país desde su independencia de la URSS, detalla UKnews.

El jefe del Kremlin se reunió con el primer ministro uzbeko, Shavkat Mirziyóyev -el más probable sucesor de Karímov según los analistas- quien le aseguró que Uzbekistán seguirá siendo un aliado estratégico de Rusia, detalla el Kremlin.

Karimov falleció el viernes pasado a los 78 años tras sufrir un derrame cerebral, dejando al país sumido en la incertidumbre sobre su futuro, consignó la agencia CNN.

Como marca la Constitución, el presidente del Senado, Nigmatilla Yuldashev, asumió la presidencia del país en funciones y deberán celebrarse elecciones en un plazo máximo de tres meses.

La ONG Human Rights Watch afirmó que Karímov “deja un legado de represión política y religiosa” y recordó que “durante los más de 26 años que Karímov gobernó en Uzbekistán fueron detenidas miles de personas por motivos políticos, se torturó rutinariamente a los detenidos y se obligó a millones de ciudadanos, niños incluidos, a cosechar algodón en condiciones abusivas”.

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