La Secretaría de Salud (Ssa) no se cansa de mostrar pruebas de ineficiencia en la contención y vacunación ante la COVID-19. Todo lo contrario, las fallas a tres días de que comenzó el registro para que adultos mayores reciban el remedio, dejan mucho que desear a la población.
Luego de que Hugo López-Gatell Ramírez, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, anunció el establecimiento de la plataforma “mi vacuna” dirigida a personas mayores de 60 años, algunos habitantes han tenido dificultades para acceder y concretar el proceso. La situación se torna más complicada si se toma en cuenta que la edad ha sido un factor de riesgo muy importante a lo largo de la contingencia sanitaria.
Y es que desde su lanzamiento el pasado 2 de febrero, “mi vacuna” tuvo diversas complicaciones. En este sentido, los internautas comenzaron a difundir en Twitter la falta de acceso o la interrupción de resultados que tuvieron al intentar el llenado del formulario.
Aunque López-Gatell advirtió que las insuficiencias de la página se deben a una saturación de usuarios y que el orden de registro no determina la aplicación, existen otros factores que debilitan el sistema de vacunas. Dos de las más importantes se encuentran en un atraso en la distribución de dosis y la falta de control de las personas beneficiadas.
Falta de control en médicos vacunados
Durante la conferencia matutina del 14 de enero, el subsecretario de Salud aseguró que en la etapa uno de vacunación se tiene contemplado inmunizar al “personal de primera línea” de la COVID-19. No obstante, él mismo admitió que a lo largo del proceso se han presentado dificultades con relación al control de las listas de personas que requieren recibir las dosis.
Asimismo, el funcionario señaló que distribuir el remedio contra el virus SARS-CoV-2 en las instituciones privadas de salud será todavía una dificultad mayor. Esto, sobre todo debido a los mecanismos que se requieren para definir quiénes deberán ser vacunados por estar en la “acción clínica”.
López-Gatell explicó que para la actual administración ha sido difícil acceder a las listas de las Secretarías estatales de Salud. Pese a ello, resulta extraño que la actual administración se haya negado a recibir el apoyo de los gobiernos de las distintas entidades de la República.
Con una estrategia centralista, la autollamada Cuarta Transformación optó por repartir la cura desde las instancias federales. Incluso, contempló más a los “servidores de la nación” que a las instituciones sanitarias de cada demarcación.
A pesar de que ha negado el uso político de la vacuna, lo cierto es que con cada inyección parece que está esperando a cambio un voto para el próximo 6 de junio.
Se atrasa vacunación de personas mayores
El presidente Andrés Manuel López Obrador prometió que a finales del primer mes del año o a principios de febrero se comenzaría la distribución de dosis para adultos mayores. Sin embargo, hasta el momento todavía no cesa la aplicación en el personal médico del país.
“Esperemos que esto inicie ya la vacunación de adultos mayores a finales del mes, a principios de febrero a más tardar, pero ya vamos a ocuparnos de vacunar a todos los adultos mayores”, advirtió el funcionario el 14 de enero.
Según las cifras de la misma Secretaría de Salud, al 3 de febrero del 2021, el Gobierno de México aplicó 686 mil 601 dosis de la vacuna contra la COVID-19. Dicha cifra es casi la mitad del 1.1 millón de personas contempladas para la fase 1 de la Política Nacional de Vacunación.
Sobre el tema, la Asociación Mexicana de Farmacovigilancia explicó que al paso que van las autoridades del país, es probable que la primera fase de aplicación culmine a finales de abril o mayo. Josué Bautista Arteaga y Cinthya Galicia, presidente y vicepresidenta del organismo, comentaron que para concluir este mes la inmunización del personal médico, se tendrían que aplicar alrededor de 36 mil 400 dosis por día.
Ahora queda imaginar cuántos meses requiere la autollamada Cuarta Transformación para desarrollar su segunda etapa. Esa que se conforma por alrededor de 14. 4 millones de personas. Peor aún, causa más incertidumbre contar cuántos años se tendrían que emplear para repartir dosis a los más de 126 millones de mexicanos.