Salud de López Obrador: una situación confusa y opaca

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Tan confusa como poco transparente ha sido la salud del presidente Andrés Manuel López Obrador desde que contrajo la COVID-19. Así, los mexicanos han dependido de los sucintos informes que funcionarios como Olga Sánchez Cordero, titular de la Secretaría de Gobernación (Segob) y Hugo López-Gatell Ramírez, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, se han encargado de dar en sus encuentros con la prensa. 

“El señor presidente se encuentra muy bien, con síntomas ligeros”, dijo la secretaria de Gobernación esta mañana o “ ‘bueno, un poco de dolor de cabeza’ ya que insisten tanto”, aseguró López-Gatell que le comentó.

Desde que el pasado domingo se dio a conocer que el jefe del Ejecutivo es una víctima más de la pandemia, pareció que se lo comió la tierra, o más bien las instalaciones del Palacio Nacional.  Esto, sobre todo cuando José Ramírez Cuevas, vocero de Presidencia, confirmó que el primer mandatario no salió del recinto y mucho menos para ser hospitalizado. 

Pero, ¿por qué no ha dado luz de vida? El asunto no es menor si se toma en cuenta que de López Obrador depende, en gran medida, la política de México —especialmente, con la estrategia centralista que ha impulsado—. Hay que tomar en cuenta que de primera mano se sabe que el funcionario tabasqueño es vulnerable ante el virus SARS-CoV-2 por tres factores: su edad (67 años), la hipertensión y hasta un infarto en el 2013. 

La rareza de su desaparición incrementa al recordar que durante su gestión se ha esforzado por ser el protagonista de varios episodios nacionales. Además de sus mañaneras, nunca faltan sus cápsulas especiales en temas de interés público en aras de “ser transparente”.

Y es que precisamente, es la opacidad la fuente de rumores y especulaciones sobre la enfermedad de López Obrador. Desde su presunta previa vacunación hasta el debate sobre qué tan público debería ser su estado de salud, son asuntos de todos los días.

¿AMLO se vacunó?

A partir de que comenzaron a llegar las vacunas al país, el presidente de la República prometió recibir el remedio hasta que por su edad, le toque. Pese a ello, no faltaron las versiones donde se afirmó que el líder de la Cuarta Transformación presuntamente ya había sido inmunizado. 

El pasado 19 de diciembre, el columnista Dario Celis publicó en El Financiero, que supuestamente, el presidente de la República junto con el canciller Marcelo Ebrard Casaubón y otros cercanos recibieron la vacuna de Cansino desde el 30 de octubre. En este sentido, cuando López Obrador anunció su contagio, volvieron a revivir la duda. 

Incluso, Sánchez Cordero tuvo que volver a desmentir la información. Durante la conferencia del 26 de enero del año en curso, la secretaria negó rotundamente que el jefe del Ejecutivo haya recibido la vacuna antiCOVID-19 antes de su turno. 

De acuerdo con la titular de la Segob, tanto ella como el primer mandatario recibirán el remedio hasta que los adultos mayores comiencen a ser beneficiados. Con base en el sitio del coronavirus de febrero a abril se podrán vacunar las personas mayores de 60 años de edad. 

No obstante a lo anterior, es importante resaltar que la política de vacunación ha sido lenta e ineficaz. Prueba de ello, se encuentra en que a más de un mes de su inicio, ni siquiera el personal médico en la primera línea de la campaña, ha quedado completado.

¿La salud de AMLO es asunto público?

Bajo el argumento de que además de ser funcionario, López Obrador es un ser humano, tanto López-Gatell como Sánchez Cordero advirtieron que el estado de salud del primer mandatario resulta ser “asunto privado”. Con ello, sumaron otro argumento para demostrar que la Cuarta Transformación no es ejemplo de transparencia. 

Tras ser cuestionados por la falta de información al respecto —porque la actual administración sí saca a la luz expedientes elaborados por la DEA, pero no la prueba diagnóstico de su presidente— los funcionarios decidieron brindar pequeños avances de la evolución de la COVID-19 en el jefe del Ejecutivo. 

Por medio de mensajes cortos como “está bien, estable y optimista”, el Gabinete simula que mantiene informada a la población. Algo muy parecido a lo que está haciendo Sánchez Cordero en las conferencias matutinas, cuando además de negarse a responder preguntas en el tema de salud, aparenta cumplir con el derecho de acceso a la información, pero desconoce muchos de los asuntos que se le cuestionan. 

Y es que si bien como todo mexicano, López Obrador  tiene derecho a la privacidad, él mismo se ha vendido como “un gobernador del pueblo”. Tan es así que en uno de sus mítines masivos expresó la frase “yo no me pertenezco, yo soy de ustedes”.

Finalmente, es importante apuntar que si llegase a faltar el presidente de México, sería la secretaria de Gobernación quien asuma temporalmente el cargo. Esto, mientras el Congreso de la Unión, según mandato constitucional, nombre a una persona sustituta. 

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