Ni las reuniones diarias con el Gabinete de Seguridad ni la creación de la Guardia Nacional han sido suficientes para contener la ola de violencia en México. Tan es así que el sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) se está convirtiendo en el escenario con mayor número de homicidios de los últimos 20 años.
Según el conteo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) de diciembre del 2018 a junio del 2020, el país registró 56 mil 875 muertes violentas. En este sentido, todavía falta contabilizar los resultados del segundo trimestre del año pasado y los meses que ya comenzaron a correr del 2021.
Hasta el momento las cifras no son alentadoras. Pero vayamos por partes:
En diciembre del 2018 —con la autollamada Cuarta Transformación en el poder— se registraron 3 mil 0 91 homicidios en el país. Dicho periodo ocupó el lugar siete en asesinatos de todo el año.
Luego, el 2019 se convirtió en el segundo año con mayor fallecimientos provocados desde 1990 —sólo por debajo del 2018—. Con 36 mil 661 homicidios, rebasó hasta el promedio anual de pérdidas humanas registradas en el sexenio de la “Guerra contra el narcotráfico” de Felipe Calderón Hinojosa.
Ahora bien, de enero a junio del 2020, el INEGI apuntó 17 mil 123 asesinatos. No obstante —con todo y el confinamiento provocado por COVID-19— es la tercera mitad del año con mayor incidencia en el delito. Esto, sólo por debajo del 2019 (17 mil 776) y 2018 (17 mil 772).
Cabe señalar que el mismo AMLO reconoció en su informe del 1 de diciembre que la tasa de homicidios dolosos creció en un 3.8 por ciento con relación al 2018. Incluso, confirmó que los feminicidios aumentaron en 8.9 puntos porcentuales y las extorsiones en 29 por ciento.
4T tiene estrategia de seguridad fallida
La autollamada Cuarta Transformación no ha logrado materializar una estrategia constructora de paz, como tanto lo presume AMLO. Esto, en gran medida por su falta de planificación y decisiones sin meditación como la salida de Alfonso Durazo Montaño a la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana.
En primer lugar, sobre materia de seguridad, el jefe del Ejecutivo únicamente dedicó dos de sus 100 compromisos que hizo al arranque de su gestión: la creación de la Guardia Nacional y sus reuniones diarias con el Gabinete de Seguridad.
Sin embargo, si nos vamos más a fondo, el “Plan Nacional de Paz y Seguridad 2018-2021” tiene muchos vacíos. De esta manera, aunque maneja el objetivo romántico de trabajar en las causas de la violencia, no dice acciones específicas para hacerlo.
Si bien la política en materia toma puntos importantes como el combate a la corrupción en las instituciones, la generación de empleos y la garantía de Derechos Humanos, no expresa objetivos claros, métricas o tiempos. ¿Cuáles han sido las consecuencias? alta incidencia de delitos y un vaivén de las acciones a tomar.
Sumado a lo anterior, al presidente López Obrador no se le ha perdonado la liberación de Ovidio Guzmán Loera, hijo del narcotraficante Joaquín ‘el Chapo’ Guzmán. Tal situación especialmente, porque mostró la sumisión de las autoridades ante el crimen organizado.
Asimismo, quedó de manifiesto que en la actual administración valen más los intereses políticos que la seguridad de toda una nación. Prueba máxima de ello es la renuncia de Durazo para ir en busca de la gubernatura del estado de Sonora.
4T con decesos al por mayor
Por si la crisis de seguridad no fuese suficiente, la pandemia de COVID-19 marcará el sexenio de la autollamada Cuarta Transformación. Según los datos brindados por la Secretaría de Salud (Ssa), hasta la actualización del 11 de febrero, 171 mil 234 personas han perdido la vida por el virus SARS-CoV-2.
Aunque la contingencia sanitaria es un problema a nivel internacional no es fortuito que México sea el tercer país en defunciones por la enfermedad en el mundo. Todo lo contrario, se trata del resultado de una estrategia ineficaz y contradictoria.
Para empezar, es lamentable que en el territorio no exista una medicina preventiva que fortalezca la buena alimentación y el ejercicio. Precisamente por ello, alrededor del 45. 47 por ciento de los fallecimientos ha ocurrido en personas hipertensas y 37. 72 por ciento en pacientes con diabetes.
A lo anterior se le suman todos los mensajes contradictorios de las autoridades sanitarias. Hasta el momento no ha habido por parte del Gobierno Federal un consenso sobre el uso del cubrebocas o un confinamiento que brinde reales resultados.¡ Y de la vacunación ni hablar!
Finalmente, es importante señalar que el gobierno de AMLO apenas va a la mitad del camino. En este sentido, bien podría enderezar sus acciones con base en las necesidades que se apeguen a la realidad mexicana. Sin embargo, pese a que parece fácil de decir, en realidad es todo lo contrario dado el encierro en el que vive nuestro presidente.