La máquina de escribir es un pequeño objeto que revolucionó la forma de comunicación. Su tamaño, forma y materiales variaron al paso de los siglos para, finalmente, alcanzar su estandarización y luego subvertir su uso.
Muchos han sido los inventos que han cambiado drásticamente la forma en la que funciona el mundo. Por ejemplo, la máquina de escribir, a pesar de ser un objeto pequeño, vino a revolucionar el trabajo que se hacía en las oficinas de todo el mundo. Redactar todo tipo de documentos era un oficio muy solicitado, sin embargo, puesto que todo era escrito a mano, este trabajo requería un tiempo considerable para su ejecución.
Muchos fueron los esfuerzos por encontrar un sistema que optimizara los tiempos de la escritura. El primero fue hecho por Henry Mill, un inglés que un día como hoy pero de 1714 patentó la primer máquina de escribir gracias al favor de la reina Ana de Estuardo. Aunque no se conocen muchos detalles sobre el funcionamiento de este invento, por la descripción del objeto se le considera la primer máquina de escribir de la historia.
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— Centro Multimedia (@cmm_cenart) 7 de enero de 2019
Posteriormente, ya entrados en el Siglo XIX, otros personajes también intentaron crear su propia máquina de escribir, tales como Pellegrino Turri (1808), William Austin Burnt (1829), Xavier Progin (1833), Charles Grover Thurber (1846), Giuseppe Ravizza (1856), Francisco João de Azevedo (1861), Peter Mitterhofer (1864) y Rasmus Malling-Hansen (1865), entre otros.
A pesar de todos estos esfuerzos, fue hasta 1870 que la máquina de Rasmus Malling-Hansen logró por primera vez tener éxito comercial. Sin embargo, tres años más tarde llegaría una máquina de escribir que superaría el éxito de esta, se trataba del invento de Christopher Sholes, Carlos Glidden y Samuel W. Soulé. La patente de este invento fue vendida a E. Remington and Sons, quienes en realidad fabricaban máquinas de coser.
Para los inicios del Siglo XX, el diseño de las máquinas de escribir ya estaba más o menos estandarizado, y para los años cincuenta su diseño era mucho más ergonómico y práctico. El uso de la máquina de escribir tuvo un impacto directo en el comercio y la política, pues de alguna manera agilizó y clarificó la comunicación escrita.
Por otro lado, si bien la máquina de escribir fue pensada como un objeto que a través de la mecanización unificara la forma de escribir, en finales del siglo XX, algunos escritores y artistas, encontraron la forma de subvertir esta idea. Para ellos, la máquina de escribir se volvió una herramienta para explorar el lenguaje desde una perspectiva visual.
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