Angeles de pies descalzos

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El fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) alertó hace más de un año que en México persisten importantes rezagos de atención y protección a la población infantil, que al menos 20 millones de niños subsisten en condiciones de pobreza. El acceso a lo más básico, educación y alimento está negado a millones de niños mexicanos, el drama rebasa y por mucho al Estado, debe ser mirado por la sociedad entera.

 

En el año de 1996 Christel DeHann, una empresaria exitosa, decidió dedicar su tiempo y recursos para promover el cambio de vida de los niños, niñas y jóvenes más necesitados en el mundo. La historia es fascinante,  gracias a la decisión y generosidad de una persona más de 3.000 niños y  1.500 padres han mejorado su vida.

Se trata de Christel House una institución con presencia en India, Sud África, Estados Unidos, Venezuela, Serbia y desde luego México que está transformando la vida de los niños y niñas a través de la Educación, con la intención de formar seres independientes y autosuficientes, responsables de su persona y su entorno.

En México Christel House tiene presencia desde 1998, aportando un esfuerzo bien profesional, para ayudar a resolver el problema educativo y nutricional de la niñez mexicana, niñez de la cual más de 3.5 millones trabaja y más del 20% sufre desnutrición.

Bajo el lema de “escapar de la pobreza no es fácil… a menos que te enseñen cómo hacerlo” Christel House opera en México su primera escuela modelo en la que, con un horario de medio internado educa y alimenta a niños sin recursos y facilitándoles sus estudios profesionales.

Se trata de un programa de Vanguardia con desarrollo de habilidades de pensamiento, enseñanza del idioma inglés por dos horas diarias, tecnología educativa, habilidades empresariales y alimentación balanceada bajo un concepto de beca.

El novedoso modelo educativo no mira solamente la academia y la competencia laborar, atiende salud y nutrición, actividades recreativas y becas para ex alumnos y hasta una escuela para padres pensando, como alguna vez dijo Blaustone: “nunca se siente más seguro el niño que cuando sus padres se respetan”

Los gastos administrativos de Chistel House serán cubiertos a perpetuidad por su Fundadora, las donaciones se invierten en su totalidad a programas de beneficio directo a niños y jóvenes. “ser pobre es mi realidad hoy, pero no mi destino”, decía hace días un alumno Christel House.

Alguna vez escribió Kevin Willians:

Es inmensa mi tristeza/Cuando salgo a caminar/Y veo con impotencia/A los niños trabajar.
Mientras unos limpian vidrios/Otros hacen malabares/Es el triste destino/De los niños de la calle.
Algunos lustran zapatos/Otros desarrollan oficios/Mientras que otros buscan refugio/En los más funestos vicios.

 

Apoyar la educación de un niño es tan sencillo como visitar www.christelhouse.org.mx

 

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