Al pasar de los años sigue el sueño de una mayoría que cree que llegará alguien a salvarnos o a proporcionarnos la fórmula mágica para ser felices en esta vida. Esos héroes que nunca llegan son como los amigos imaginarios, existen sólo en nuestra mente. ¿Por qué esperar a que alguien nos salve en nuestro propio juego?
Hemos creado un sistema que nos hace creer que, para disfrutar del juego, debemos estudiar una carrera para obtener un empleo y trabajar para recibir un salario. Debemos formar y mantener a una familia y hacer que nuestros hijos estudien para obtener un trabajo y, por lo tanto, un salario y formar una familia. Así sucesivamente es como nos encontramos ciclados en el nivel más bajo de este juego llamado “experiencia terrenal”. No cabe duda de que estamos siendo el “personaje” del juego en vez de ser quien tiene el control del mismo.
Estamos pasando por un momento clave del juego en el que si no despertamos seguiremos viciados en el nivel más bajo, en el cual se experimentan las emociones de pena, culpa, dolor, apatía, deseo, miedo y orgullo, entre otras. Éstas nos mantienen estancados en un mismo sitio, aunque pensemos que estamos avanzando, sin darnos cuenta que todo es una mera ilusión.
Estamos enmarañados en una “matrix” que no entendemos y que nosotros mismos alimentamos. No nos damos cuenta de que todo está conectado de alguna forma y que cualquier cosa que nosotros pensamos, sentimos y hacemos, crea la realidad que experimentamos. Inclusive hemos creado un sistema lineal para medir el tiempo que no entendemos del todo, y por eso nos mantiene conectados al pasado, con miedo al futuro y sin disfrutar el presente. ¿Dónde está la clave para jugar este nivel?
Tenemos un contexto histórico lleno de contenidos donde se habla de que vivimos en una ilusión terrenal. Lo han mencionado desde corrientes espirituales como el cristianismo, el budismo y el taoísmo, los más grandes filósofos de la Antigüedad, chamanes del mundo, científicos de MIT y Harvard, así como Elon Musk, por mencionar a un líder visionario actual. Aun y que existe toda esta información y fórmulas de cómo funciona el juego, la humanidad sigue buscando y creando experiencias físicas que la mantengan de alguna forma “segura” en este nivel más básico sin poder avanzar.
La primera regla para entender el juego es aceptar que el juego existe. Eso abre la puerta al observador consciente que todos tenemos, para empezar a entender cómo funciona. Hay reglas que hemos creado que nos mantienen distraídos en este primer nivel y otras que son universales que nos permitan avanzar al siguiente. El reto es damos cuenta de cuáles son las que nos ayudan y de cómo funcionan. Inclusive hay quienes han entendido mal las reglas del juego y han decidido tomar el control de la experiencia de los demás para jugar el suyo.
Por todos los medios conocidos de la historia nos ha llegado la información de cómo avanzar en este primer nivel, pero no lo hemos querido ver. Nos han insistido en hacernos saber que no estamos separados y sucede que cada vez nos vemos más alejados de los demás. Nos han compartido que el sufrimiento es un aprendizaje para avanzar y lo rechazamos volviéndonos ciegos a descubrirlo. Hemos confundido la plenitud con la felicidad y, por lo tanto, intentamos encontrarla constantemente en las cosas materiales y en las experiencias emocionales. Hemos decidido buscar la clave para avanzar en el exterior cuando nos han compartido por siglos que ésta se encuentra en nuestro interior. Hemos recibido todas las señales posibles mediante la evolución de los mismos medios que hoy tenemos a la mano a través de la tecnología. No hemos querido creer que podemos tener el control del juego si nos conectamos con nosotros mismos en vez de buscarlo en experiencias externas.
No se trata de enjuiciarnos y pensar que no es bueno estar en el nivel más básico, sino de entender que a eso venimos y que podemos transitarlo de forma distinta. La finalidad del juego consiste en vivirlo al máximo y disfrutarlo para que con este aprendizaje podamos avanzar. Es claro que si seguimos pensando que los demás son los culpables de lo que experimentamos en este nivel, estamos siendo controlados por el juego. ¿Quieres seguir atrapado en el “personaje” o vas a tomar el control?
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