El carnicero que buscaba la verdad

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En el pueblito, un señor en la calle grita al carnicero mientras huye asustado:

―¡¡Corre!! ¡¡Ahí vienen!!

El carnicero se desabotona la camisa, entra corriendo a su local y toma un machete.

― ¿Quién viene?

―No sé, pero ahí viene…

El carnicero, machete en mano, avista el problema y corre tras el señor que le dio el aviso. Lo detiene y le grita:

―No sabes de qué o quién corres. ¿Y así sigues corriendo?

Recobrando el aliento, explicó: ―Es que el de la peluquería salió corriendo, cerró su local y nos gritó a todos los que esperábamos el camión para ir a trabajar. Unos se regresaron, otros, como yo… empezamos a gritar… Le grité a mucha gente. Perdóneme…

Dicho esto, levantó más la mirada. Unas dos calles atrás venían cuatro señoras llorando, Las cuatro gritaban:

―¡¡Ahí vienen, ahí vienen!! Mientras les hacían con señas a todos que cerraran las puertas y ventanas de todos los que se asomaban a ver quién venía.

En un minuto, las calles se volvieron desiertas. El carnicero, más enojado que nunca tomó el machete y le dijo al señor que lo había alertado desde el principio:

―Tú detén a las señoras. Yo voy más allá.

Vio de frente a las mujeres, quienes buscaban llamar la atención: ―Son muchos camiones de pandilleros. No podrá contra ellos ‒le decían‒ no se vaya, mejor enciérrese ahí en la carnicería.  Haciendo caso omiso, no tardó en llegar al centro del caos. Más allá de la peluquería, justo en la parada de transporte, estaban aparcados dos camiones de turistas que venían de una peregrinación. Escuchó cómo los choferes platicaban entre ellos. Se detuvieron por insistencia de los clientes, quienes habían escuchado hablar del pueblo más inocente del país: ese.

En eso, cuando todos en el pueblo se escondían, un reportero cubre la nota, observa a alguien que va rumbo a la parada del camión.  Toma una foto y esa noche envía la nota que, al día siguiente, aparece en primera plana: “Carnicero loco, machete en mano, busca venganza”.

¿Cómo se llamaba el pueblo? ¿Y el carnicero? ¿Sabes las respuestas? (…)

Futuro

Esta mini ficción es una de las tantas historias de miedo y caos que nos han contado. La gente, en conjunto cumple con la función de ser portadora de malas noticias, porque irremediablemente, siempre son más fácil de esparcirse. Sin fuentes, ni un portavoz que sea capaz de detener las teorías, especulaciones y posibles malas interpretaciones de la gente, es sencillo llegar a este momento de total desinformación. Noam Chomsky habla del verdadero propósito de los medios masivos de comunicación cuando dice: El objetivo no es tanto informar o reportear lo que ocurre, es dar forma a la opinión pública de acuerdo a las agendas del poder corporativo dominante.

Así se alinean los argumentos y las personas susceptibles o desinformadas, se crean la historia en sus cabezas. El resultado es del todo conocido: versiones sin sustento, información sesgada por aquí y allá. Al final, la gente que corre a dar malas noticias no se detiene a pensar sobre lo que pasará. En una ocasión, leí el cuento de Gabriel García Márquez de la señora que decía que “tenía un mal presentimiento”. ¿Lo han leído? Empieza por un rumor y termina con un pueblo entero. La información es una de las armas más poderosas que tenemos y es nuestra responsabilidad dar a conocerla sólo si sabemos de lo que estamos hablando. De lo contrario, la pólvora se esparce y creamos caos, o como dicen por ahí “esparciendo pánico, terror y miedo”.

¿El TLC se firma o no? ¿Perdemos o ganamos? ¿Saben de verdad qué ocurrirá en cualquier caso? Habrá que esperar, porque de lo contrario, no podemos decir si será la mejor opción mantenernos dentro, o bien, si será mejor salir de él para encontrar otras oportunidades. ¿Qué color ganará las elecciones del 2018? Aún no llegamos a ese día, por lo cual, por favor, no hay que difundir especulaciones. Aún tenemos que esperar, porque lo que ha de ser… será.

Eduardo Galeano concluiría este orden de ideas diciendo que: Habitamos un mundo al revés por la sencilla razón de que es un mundo que recompensa la especulación y castiga el trabajo. Entonces es un mundo al revés porque recompensa al revés, recompensa lo que debería castigar y castiga lo que debería recompensar.

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