Contrario a lo que suelo hacer ante escritos anónimos, en esta ocasión daré puntual contestación a las agudas interrogantes que me hizo un lector que no se quiso identificar, cuyo texto aparece en la sección de comentarios de El Semanario, a las 10:53 a.m. del día de su publicación el pasado 11 de septiembre. Trataré de explicarle por qué no rodaron cabezas de jesuitas ante el engaño perpetrado para cerrar nuestro colegio y cómo fue que un grupo faccioso de ellos se apoderó de un millonario fondo creado por los padres de familia para la educación de sus hijos y del producto de la venta del fabuloso terreno en el que estaba construido, en el lugar donde hoy yace el Palacio de los Palacios en Polanco.
En efecto, mi lector anónimo me pregunta por qué no hubo una revolución entre las filas jesuitas con motivo de los engaños realizados por el entonces Provincial de los Jesuitas en México, Enrique Gutiérrez Martín del Campo y sus seguidores, al Padre General Pedro Arrupe, el famoso Papa Negro con sede en Roma, a quien se le informó falsamente que los directivos y padres de familia del Instituto Patria estaban convencidos de la conveniencia de su cierre.
Me parece que solamente los padres Fernando Suárez (Q.E.P.D.), entonces director de primaria, y Sergio Arturo Gómez Vargas, entonces prefecto de disciplina de primaria, dieron la batalla a fondo y hasta el final en la defensa del Patria. El resto de los jesuitas a final de cuentas terminaron alineándose con la decisión del Padre Provincial en México, en un mal entendido concepto del voto de obediencia. Cuando dos años después de la decisión del cierre se anunció la visita del padre Arrupe a México para otros motivos, el grupo de alrededor de 10 jesuitas entonces disidentes al cierre del Patria, intentó reunirse con él para compartirle la verdadera realidad de la posición de los directivos y padres de familia del Instituto, en ejercicio de su derecho de objetar una decisión del Padre Provincial, siguiendo la tradición del propio San Ignacio de Loyola respecto del voto de obediencia. Desafortunadamente dicha entrevista fue bloqueada y nunca se pudo realizar. Solamente les mandó decir que “estuvieran tranquilos, pues él estaba enterado de todo”. Sin embargo, muchos años después, Arrupe reconoció en Roma a un conocido exalumno del Patria que había sido engañado.
El padre Fernando Suárez, quien luego del cierre se fue algunos años a trabajar en Radio Vaticano, pudo darse cuenta de que, en efecto, se había mal informado al Padre General para provocar el cierre. Por otro lado, se sabe que el padre mexicano Manuel Aceves Araiza, entonces asistente del Padre General para Latinoamérica, tergiversó la información sobre la realidad auténtica del cierre del Patria. Al padre José Ortuño Jaime (Q.E.P.D.), entonces Rector del Instituto Patria, también se le ocultó al invitarlo a ocupar dicho cargo, que en unos años el Colegio se cerraría.
Desde luego los padres de familia del Instituto Patria también dieron la batalla por la defensa de su permanencia. Entre ellos destacó la activa participación del ingeniero Eduardo Cuevas Núñez, hijo de Eduardo Cuevas Lascuráin, quien había donado el terreno de la Avenida Moliere 222 para la construcción del Colegio Patria y de los destacados abogados Iñigo Laviada Arrigunaga y Fernando García Correa, llegándose incluso a considerar entregar su manejo a otra orden religiosa.
La actuación del ingeniero Cuevas Núñez provocó que el 1° de febrero de 1972, la Compañía de Jesús emitiera formalmente una opinión “que en conciencia y después de haber encomendado este asunto a Dios”, les pareció expresar sobre la voluntad del señor Cuevas Lascuráin al hacer la donación del terreno, documento al que me referiré en una nueva colaboración en este mismo espacio.
Por otro lado, según expliqué en mi artículo anterior, el padre José Luis Estrada, en 1966, cuando era todavía Rector del Instituto Patria, creó un importante fondo denominado “Fomento Cultural, A.C.” con el propósito de reducir el precio de las colegiaturas de los alumnos, que facilitara la mezcla social efectiva de su alumnado. Dicho fondo fue integrado por donativos personales y con recursos provenientes de eventos sociales y musicales que incluyeron zarzuelas en las que participaron artistas de la talla de Plácido Domingo y sus padres, en cuyos programas expresamente se señalaba que el donativo “pasará íntegro para esta sublime empresa de dar la mejor educación a nuestros hijos”.
Según una carta fechada en Guadalajara el 28 de marzo de 1976, dirigida por el propio padre Estrada a algunos miembros del órgano de dirección del mencionado fondo, las actividades del mismo deberían ser “tanto en su función administrativa como en sus propósitos, completamente independiente de la Compañía de Jesús y del propio Instituto Patria”.
Cuando el padre Estrada fue removido de su cargo de Rector del Instituto Patria, para dar entrada al padre Ortuño, aquél solicitó quedarse a cargo del mencionado fondo, pero su petición no fue atendida y fue enviado al Seminario de Montezuma. Entonces quedó como Presidente del Comité Directivo de dicho fondo Guillermo Lombera, quien en palabras del propio José Luis Estrada “fue el contribuyente más constante y más leal… Labor digna de encomio, de reconocimiento…”.
Lo que estaba en juego según la propia carta de 1976, eran las entregas forzadas que el señor Lombera tuvo que realizar por 1’175,000.00 pesos de entonces. En adición al reconocimiento expreso de Estrada respecto de la actitud del señor Lombera “de defender el remanente del fondo de Fomento Cultural”, los padres Suárez y Gómez Vargas también le reconocieron su enorme fortaleza y valentía, las cuales para infortunio de todos los donantes, no fue suficiente y el fondo quedó despojado de hasta el último de sus recursos, para destinarlos, tal como en el caso del producto de la venta del terreno de la Avenida Moliere, esquina con Horacio, para fines completamente distintos a los expresados por sus donantes.
En mi próxima colaboración me referiré a la “opinión, que en conciencia y después de haber encomendado este asunto a Dios” emitió la comisión ad-hoc creada por los jesuitas, “con la anuencia del R.P. Provincial de la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús, Enrique Gutiérrez Martín del Campo, previa consulta hecha al M.R.P. General Pedro Arrupe”, la cual fue desatendida por aquél.
Como es mi costumbre, quedaré atento a los comentarios e informaciones que me quieran compartir quienes participaron en estos hechos, o quienes cuenten con informaciones complementarias para compartirlos con mis lectores.
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Qué buena investigación., este tema seguro da para varios artículos mas, ya que entre otras cosas no termina de quedar claro el destino de todos estos recursos
Muy importante que salga a la luz a dónde pararon esos recursos que ni el monto exacto conocemos, pero fueron cuantiosos en su momento.
Trataremos de responder esas dos interrogantes clave.
Una triste historia de un magnífico centro de Educación en donde todos sabíamos había una alternancia social para los alumnos de pocos recursos q tenían la misma calidad académica y locales q los alumnos regulares Cosa de un mérito no frecuente en las Instituciones de Educación Privada
Gracias Toño. En la foto que pones (unas de ellas aparece un chavo que me acuerdo se llamaba algo así como Marcos Dosal y Daniel Kuri Breña no? Saludos.
Ambos hallazgos son correctos.
Por cierto, estás también tú en esa foto que se tomó en la entrada de la Iglesia de San Ignacio. Saludos Toño.
Creo firmemente que el cierre del Instituto Patria NO fue por motivos económicos, creo que fue una reflexión de un grupo de sacerdotes jesuitas, en donde concluyeron que el objetivo por el que habían fundado el Instituto Patria NO se había cumplido.
Es importante el destacar que estábamos en los finales de los 60’s e inicio de los 70’s donde había una gran conciencia social en el mundo.
Estoy cierto que habían grupos de padres de familia, interesados en seguir con el proyecto educativo, lo intentaron pero finalmente fracasaron.
El espíritu jesuita, continúa hasta la fecha en la Universidad Iberoamericana.
Estudié en el Patria de Io de primaria hasta 6o de Prepa, después hice mi licenciatura en la Ibero donde actualmente continúo dando clases con un sello 100% jesuita.
Estoy orgulloso de la formación que me dieron y la que he dado por más de 25 años.
Gracias, Alfredo. Mi crítica se centra en que independientemente de la legitimidad de haber enfocado su misión con la opción preferencial por los pobres, no es legítimo haber dispuesto del terreno y del fondo para un fin distinto al señalado expresamente por los donantes. Eso aquí en China es delito.
Exacto !.
Por cierto E. Gonzalez Torres tuvo alguna participación ó influencia ?.
Estuve con el Padre Ortuño despues de una conferencia de prensa, convocada por el P. Martín del Campo, y quien se disculpó a última hora, y ordenó (es la palabra correcta), que asistiera en su representación. Nunca olvidaré el dolor con el que regresó el P. Ortuño. Para él, el cierre del Patria y el tener que dar la cara en esta conferencia de prensa, sobre un hecho con el que él no estaba de acuerdo. Fue una pena enorme que nunca olvidaré
Gran, gran gusto saber de tí, querida Mary. Te recuerdo perfectamente y con mucho cariño, lo mismo que nuestro entrañable Checo quien te manda saludar y quiere que lo llames. Qué sabes de Paty Ballina? Fuerte abrazo.
Estimado Antonio:
Muchas gracias por tu dedicación e información relacionada al cierre del glorioso Instituto Patria.
En lo personal, no hay forma de agradecer lo recibido de parte de los jesuitas (muy especialmente del Padre Gómez y del Padre Ortuño) así como de nuestros maestros y profesores… lo que dejó en nuestra formación y que ha quedado indeleble en prácticamente todos los alumnos que conozco y con algunos de los que a la fecha, tengo el orgullo y honor de contar entre mis mejores amigos, y que lo testifican y enaltecen día a día.
Mi Padre me inscribió en el Patria en Mayo de 1970, y a los 2 meses de haber iniciado (aún en el plantel de Moliere), avisaron del cierre del Instituto, razón por la cual fui inscrito en el Colegio Cristóbal Colón de Lomas Verdes (que ese año iniciaba operaciones y de hecho tardías por la misma construcción) por lo que reinicie mi primaria en el CCC en diciembre del mismo año. Al incorporarme, mi rendimiento en aquella escuela bajó de manera drástica pues en escasos 3 meses de educación en el Patria ya sabía sumar, restar y multiplicar, siendo que mis compañeros apenas entendían los principios de aritmética por lo que me costaba trabajo acoplarme al desfase con ellos, tanto por el tiempo como en la calidad educativa. Fue así que mi Padre (a quien le seguiré eternamente agradecido por su determinación de que más valían 6 años de buena educación aún se truncara para la secundaria…) decidió reincorporarme al Patria, gracias a su insistencia y a la calidad humana del Padre Ortuño, regresando nuevamente para “Mayor Gloria De Dios”.
Es así, que me toca pertenecer a la generación que oficialmente “cerró) el Instituto en 1976 de la mano de un pequeño, pero a la vez, “gran grupo” de ex-compañeros (curiosamente el mismo número de alumnos fundadores en 1931, como lo marca el escrito y el diploma que me acompaña desde entonces como “miembro de la última generación del Instituto Patria”) y que cerramos oficialmente en la casa de los Padres ubicada en Calderon de la Barca.
Ese mismo grupo que hoy y después de 50 años de haber iniciado nuestra primaria, nos mantienes unidos (pese a diferencias naturales y heredades de nuestra conciencia ignaciana) y marcados para el resto de nuestro vida en un “QUO MELLIUS ILLAC”.
Como un gran consuelo y ante la imposibilidad de haberlo hecho en el Instituto, tengo 2 hijas y un varón egresados y titulados de la IBERO, que a mi esposa y a mi, nos dan la gran satisfacción de haber sembrado la semilla jesuita en complemento a la educación recibida de nuestra parte.
Un abrazo para ti y para cualquier ex alumno del Patria. Hoy y siempre.
Muchas gracias, querido Rafael, por compartirnos tus gratas experiencias.
Yo estudié en los colegios maristas de la CDMX pero conocí bien al Patria porque mis primos estudiaban allí. Nunca comprendí por qué los jesuítas cerraron esa magnífica institución educativa. Me interesó mucho su artículo, y espero el próximo para al menos entender lo que para mí fue una tremenda equivocación. La salida de los jesuítas facilitó la entrada de los legionarios de Cristo, encabezados por el hoy desprestigiado Marcel Maciel.
emilio.capital@gmail.com
26 de septiembre de 2020
Muy apreciado Toño.
Admiro en cada uno de tus artículos la capacidad de redactar transparente y abiertamente temas de especial relevancia, sobre todo pata quienes tuvimos el privilegio de vivir, aunque por pocos años debido al lamentable error de cerrar nuestro querido “Patria”
Y tu apertura a recibir y valorar comentarios contrarios a tus artículos, muestra que mantienes vivo el espíritu de apertura al debate, inculcado desde pequeños por tan noble y querido Instituto.
Mi querido Toño yo me pregunto qué podemos sacar al destapar esta tragedia.
De Ambición, avaricia , poder, mentira.
Que trajo como resultado muchos jóvenes y niños sin escuela. Una reducción importante en las vocaciones sacerdotales de la compañía de Jesús en México .
La desaparición del escuela vespertina .
Y muchos sacerdotes sin rumbo.
Una verdadera tragedia .
Pero más allá de todo esto que podemos sacar, a qué reflexión nos invita .
Muy querido Francisco: Aprecio mucho tus reflexiones, con las cuales coincido. Espero que mis artículos sigan provocando polémica para que la verdad sea ventilada y al final todos nos reconciliemos. Que no quede rencor.
Mi mamá Amada Basaguren fue quien organizó las zarzuelas mencionadas y su testimonio coincide con lo narrado.
Ella peleó por respetar el destino de los recursos generados, junto con su gran aliado el padre Enrique Gonzales Torres (de toda mi estima y confianza).
Atte. Juan Ignacio Basaguren.
Estimado Juan Ignacio: Gracias por tu comentario. Me hace notar el padre Sergio Arturo Gómez Vargas que tu madre era muy cercana al padre José Luis Estrada, el fundador del fondo finalmente saqueado.
Estimado Toño. Excelente serie de artículos. Muchos de los niños de entonces nos quedamos con la duda por que nunca fué claro el motivo por el que se cerró el colegio. Creo que es un capítulo que debería de ser transparentado, por el bien de la comunidad Patria y todos los que somos parte de alumnos con espíritu Ignaciano. Sea como fuere, creo que se trató de una mala decisión que ha tenido malas consecuencias para el país hasta nuestros días. Abrazo y felicidades por el interesante trabajo que estás llevando a cabo.
Querido Toño:
Te felicito por la investigación y por compartírnosla a muchos que, como yo, se opusieron en su momento a la decisión y no conocíamos la historia.
Solamente añadiría en tu relato de hechos y en la gran obra que hacía el fondo alguna mención a la “Vespertina”.
Te mando un abrazo,
FOM
El cierre del Patria fue un golpe terrible para mi familia, la cual junto con Pepita Embil hacían las Zarzuelas para ayudar al colegio.
Familia Basaguren
Muchas gracias Antonio y gracias a tu lector anónimo, toda esta información es realmente importante e interesante. Yo no fuí alumno del Patria, pero se lo importante que fue esa escuela y las grandes batallas campales en el mundo deportivo que tuvimos contra el Patria.
Gracias por compartir toda esta barbara información.
Tuve gran amistad con el padre Fernando Suárez, quien un par de meses antes de fallecer me contó en confidencia que Gutiérrez Martín del Campo tenía en su poder una carta de Pedro Arrupe ordenándole que no cerrara el Patria. Suárez y Eugenio Páramo sabían de la carta. Gutiérrez desobedeció abiertamente. Otros jesuitas se opusieron al cierre (entre ellos Schafler Amézaga, profesor de la Ibero). Al final, como buenos soldados, se alinearon.
PD: el teléfono que agregué es erroneo