Es curioso cómo hay temas que son cíclicos, al menos pasa mucho en materia de capacitación y consultoría. Las empresas “descubren” o encuentran a partir de ciertas investigaciones, que entre sus empleados o ejecutivos hay necesidades que deben atenderse y que supuestamente ya estaban resueltas. Una de ellas, por lo menos entre mis clientes y potenciales clientes este 2019, ha sido el tema de la gestión del tiempo, ¿cómo hacer para que la gente pueda utilizar mejor sus horas de trabajo e inclusive en algunas empresas hay la genuina preocupación de que sus empleados utilicen de mejor manera su tiempo libre?
También está en el aire saber que México es de los países laboralmente hablando más improductivos del mundo, al menos lo somos entre los miembros de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) y en los últimos años, no sólo no hemos mejorado, sino que hemos empeorado.
Somos también de los países donde se laboran más horas al año, algo así como 2,225 horas trabajadas por año en promedio por cada trabajador mexicano que es parte de la Población Económicamente Activa (PEA) según la OIT (Organización Internacional del Trabajo), y uno de los países donde menos vacaciones se dan por año. En realidad, nuestra legislación laboral, con todo y sus recientes reformas, es muy mala en materia de días de vacaciones y festivos obligatorios. Somos uno de los cinco países en el mundo con menos días de descanso al año sumando las dos cosas.
Por cierto, un estudio de UBS (Unión de Bancos Suizos) demostró que la Ciudad de México tiene el poco decoroso segundo lugar, como la ciudad del mundo donde más horas se trabajan (43.5), sólo siendo superada por Hong Kong (50.1).
En este entorno, y para poder hacer un análisis objetivo, yo casi siempre empiezo en mis talleres con un autodiagnóstico muy sencillo, le pido a los participantes que me digan cómo utilizan sus 168 horas de la semana: 24 horas por siete días.
Mi primer hallazgo me lleva a una conclusión inmediata, la gente no tiene la menor idea cómo utiliza su tiempo y aquí radica el principal problema.
En términos generales podemos decir que entre dormir y trabajar ya tenemos ocupadas entre la mitad y dos terceras partes de las 168 horas, es decir, entre el 49% y el 68% del tiempo.
La mayor parte de las personas dormimos entre 6 y 9 horas por día. Esto significa que usamos entre 42 y 63 horas de la semana en dormir, así que ya hemos usado entre el 25% y el 38% de nuestro tiempo en dormir. Aquí estoy considerando que compensamos algunas horas el sábado y domingo.
Por lo que hace al trabajo, hay muchas más variaciones, porque la gente o no contabiliza las horas que dedica a la semana en trabajar fuera de sus horas de trabajo –desde su celular, tableta o laptop, e inclusive su teléfono para atender llamadas de trabajo–, o bien, porque le cuesta trabajo identificar con “exactitud” cuántas horas realmente trabaja a la semana. Si considero que la mayor parte de las empresas en la Ciudad de México ya sólo trabajan de lunes a viernes sus respectivas ocho horas, diríamos que la gente únicamente trabaja 40 horas, pero todos sabemos que, si tienes una posición media y peor un alta en una empresa en México, estás trabajando entre 45 y 50 horas semanales, como mínimo, esto es entre el 24% y el 30% de las horas disponibles de la semana.
Ahora vamos a identificar otros grandes usuarios de nuestro tiempo semanal:
Transporte: Independientemente de cómo nos movemos, los traslados son un significativo consumidor de nuestro tiempo. Distintos estudios de instancias de la Ciudad de México señalan que, el viaje promedio de los que habitamos esta zona metropolitana es de 1 hora con 16 minutos por traslado, es decir, 12.7 horas por semana de lunes a viernes, a esto habría que sumarle las horas que usamos para movernos los fines de semana, unas cuatro más. Así que usamos unas 16/17 horas de traslados por semana o casi el 10% de nuestro tiempo disponible semanal. En otras ciudades del país y en muchas otras latitudes en el mundo este porcentaje puede variar mucho; yo que hago un alto porcentaje de “home office” utilizo menos de 6/7 horas a la semana en transporte y una buena parte de él es en bici o caminando, lo que demás me suma como ejercicio.
Aquí, siempre le sugiero a los participantes a los talleres que aprovechen de mucho mejor manera sus horas de traslado, aprendiendo un idioma, leyendo libros o escuchando audio libros, avanzar en la lectura de correos, hacer llamadas que tomarán poco tiempo, y actividades de esa índole, o bien, ver películas, series, tomarse tiempo para meditar, reflexionar, hacer ejercicios de introspección, aprovechar un espacio que dediquemos a nuestro espíritu o temas religiosos. Hacer llamadas a familiares o a amigos. Si tomamos en cuenta que de los más de 34.5 millones de viajes que se dan en la CDMX, entre semana,15.6 millones son en transporte público (aunque sean peseras y combis), hay una buena área de oportunidad en esta materia.
Comidas: es el otro lógico gran consumidor de nuestro tiempo. Estimo que una persona “normal” se toma entre 15 a 30 minutos en su desayuno diario, toma otros 45 a 60 minutos en su comida y otros 30/45 en su cena, así que, entre semana, nos tomamos alrededor de 8 a 10 horas para hacer las tres comidas y le podemos agregar unas 5 a 8 horas más para las comidas del fin de semana. Con ello, consumimos entre el 8 y el 11% del tiempo de la semana en comer.
Siempre tengo los asistentes que me dicen, ¿cómo sumo las horas de working lunch? Y la respuesta siempre es ponle mitad y mitad. Es decir, mitad a trabajo y mitad a comida.
Sumados estos cuatro elementos, ya llevamos utilizados entre el 67% y el 89% del tiempo de la semana. Así pues, tenemos alrededor de 30 horas disponibles para hacer “lo demás”. En el mejor escenario tendríamos unas pocas más de 40 horas, y en el peor de los casos sólo unas 20 horas.
¿Ya vieron qué alarmante es el poco tiempo que nos queda disponible para todas las demás cosas importantes que queremos y tenemos que hacer?
Enlisto, de manera enunciativa, más no limitativa, todo lo que deberíamos considerar: Ejercicio, yoga, o equivalentes; tiempo para el espíritu y/o tiempo para temas religiosos (habrá gente que aprovecha las misas por televisión para hacer ejercicio… jaja); tiempo para estar con uno mismo (esto es MUY importante, todos deberíamos darnos mínimo 15 minutos al día para estar con nosotros), aseo personal (es tan variable el tiempo que utilizamos, que mejor lo dejo en esta categoría de varios); tiempo con la pareja; tiempo con los hijos, que no necesariamente es el mismo; tiempo con los amigos; tiempo con la familia; tiempo para leer, ver televisión, noticieros, series, películas, ir al cine, teatro, museos, etc.; tiempo para nuestros pasatiempos; tiempo para los quehaceres del hogar (lavar y planchar ropa, el aseo de la casa, cocinar, etc. Aquí hay números escandalosamente diferentes para la mujer que trabaja y que está casada, mientras ella utiliza más de 20 horas a la semana en estos temas, las parejas sólo trabajan en cosas del hogar menos de 6 horas); tiempo en las redes sociales; aunque obvio, ¿cuánto tiempo dedicamos para ir al baño?; tiempo para tener sexo; llenar formularios; hacer compras, aunque sea por Internet; hacer colas o filas; y muchos etcéteras.
Pensemos en todo lo que hay que hacer en estas horas, qué estamos haciendo mucho o estamos haciendo poco y queremos hacer más, ¿tenemos que redistribuir mejor nuestras horas en lo que las estamos invirtiendo?