Derecho a la fama

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El planeta twittero encendió la hoguera para quemar a Kedall Jenner por banalizar la lucha de los Derechos Humanos con un comercial de Pepsi. En el colmo de lo políticamente trendy, claman indignados por algo que se hace desde hace décadas en miles de formas: camisetas con el símbolo de paz y amor, con la cara de Cristo o el Che Guevara, con decenas de mensajes de “protesta”, el performance de John Lennon y la infra artista VIP Yoko Ono, miles de graffitis de Banksi, toneladas de obras de arte VIP, y ya no digamos la explotación que hacen los mismos “luchadores de derechos” con el chantaje que ejercen como grupos de choque. En este país los Derechos Humanos son un botín de partidos políticos, grupos a sueldo como los anarquistas y movimientos inventados, inflados y patrocinados que utilizan desde desaparecidos hasta vendedores ambulantes. La lucha es una marca manipulable a la conveniencia del mejor postor, la credibilidad es prácticamente nula. ¿Qué no les gusta? Que se quita la peluca y se cambia en tres segundos para ponerse su uniforme de manifestante, acá se ponen un huipil y son pro-indígenas, los maestros defienden su Derecho Humano de ganar sueldo sin trabajar y golpean a los estudiantes que quieren clases. Resulta que hoy el puritanismo políticamente trendy se ofende mientras que la dignidad de las mujeres significa nada para el país más poderoso del mundo y un gorro rosa resume la protesta en contra del machismo de su nuevo presidente. ¿Quién está detrás de esta campaña de desprestigio? ¿Coca-Cola? En Estados Unidos la lucha de los Derechos defiende acciones muy peligrosas: el derecho a tener armas, el derecho a la poligamia. En nuestro país se defiende el derecho a fumar mariguana, a decir, horrores en internet porque es libertad de expresión, a cometer infracciones de tránsito eliminando la foto multa, a entrar en las universidades aunque reprueben el examen de admisión, lo que sea que reúna votantes y manifestantes es derecho defendible. ¿Es menos banal un grupo de anarquistas pagados que viven en el auditorio de la UNAM que el anuncio de Pepsi? De ninguna manera, los dos están sacando provecho de lo mismo, los dos están chantajeando a la sociedad. Regalar refrescos, vales de comida y camisetas es parte de las manifestaciones, Pepsi hizo exactamente lo mismo. Lo siguiente es que Kendall demande al planeta twittero por violar su derecho a ganar un montón de dinero con algo que parecía exclusivo de los acarreados y los partidos políticos. Las ONGs han creado una industria para hacer dinero con su misión, se enardecen porque no les alcanza para contratar un comercial tan caro, cursi, con una pauta planetaria y con una modelo con millones de seguidores. Es la oportunidad para que esta modelo perseguida y víctima de la masa que la encumbró sin mérito se haga más rica y demande a Pepsi, a Twitter y los acuse de acabar con su vida por una gran injustica, que imite a los vendedores ambulantes y apele a su derecho a trabajar por su fama.

Mujer y policías
Pepsi Kendell
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